Revista mensual de publicación en Internet
Número 53º - Junio 2.004


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Boda de tango y fados

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

La pena golfa. Tangos y fados. Intérpretes: María Lavalle, voz; Jorge Lema, bandoneón; Víctor Gil, violonchelo; Gabriel Szternsztejin, guitarra; Salvador Soteldo, contrabajo; Carlos Gonçalves, guitarra portuguesa. Colaboración especial de Juan Diego. Dirección artística: Rafael Flores. Puesta en escena: Carlos Aladro. Teatro de La Abadía. Madrid, 19 y 20 de mayo de 2004.

Tangos y fados constituyen dos bellísimos repertorios vinculados por un secreto sentimiento que María Lavalle desvela en su precioso espectáculo titulado La pena golfa. La idea de unir en matrimonio estas músicas es magnífica y el resultado exhala una extraordinaria coherencia. Lavilla transita con toda naturalidad por distintos géneros y lenguas, alterna aires de uno y otro lado del mar, viaja de Buenos Aires hasta Lisboa, pasando por París, propone fusiones sugerentes, interpreta tangos con aires de fado y viceversa. Su sensibilidad acoge una voz preciosa, una gran presencia escénica y una sobriedad interpretativa. Estas virtudes se conjugan en unas versiones llenas de rigor y hondura. Hubo una discreta amplificación, totalmente innecesaria para una voz como la de María Lavalle y una sala tan recoleta e íntima con la del Teatro de La Abadía de Madrid. El quinteto instrumental que acompañó el recital fue excelente. Estuvo liderado por el bandoneista y sutil arreglista Jorge Lema y contó con la colaboración excepcional de Carlos Gonçalves, legendario compositor e intérprete de guitarra portuguesa, compañero de Amália Rodrigues en durante muchos años y autor de fados inolvidables como Lágrima. Completaron la orquesta Víctor Gil al violonchelo, Salvador Soteldo al contrabajo, y el magnífico guitarrista Gabriel Sztersztejin. Toda la música fue excelente. Se efectuó una puesta en escena con más buenas intenciones que resultados, bella en su plástica pero algo baladí en sus propósitos. Juan Diego hizo varias apariciones recitando poemas muy bien, pero con algún exceso por falta de dirección. Reforzaron el carácter teatral del espectáculo un cuidado espacio escénico y una elaborada iluminación, más propia de un gran escenario que de esta sala recoleta. Se ofrecieron tan solo dos funciones patrocinadas por Repsol. El día del estreno asistieron muchos invitados de compromiso, personalidades de la política y la empresa, que compusieron un público más frío de lo que esta velada hubiera merecido.