Revista mensual de publicación en Internet
Número 53º - Junio 2.004


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CANCIONERO DE PALACIO

 Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.

 
 

Alojado en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid, el Cancionero de Palacio (1474-1516) reúne más de cuatrocientas composiciones de diversos autores amén de un buen número de otros innominados. Juan de la Encina (1468-c.1529) –poeta, dramaturgo y músico salmantino- destaca por encima de los demás con unas sesenta obras. El Cancionero de Palacio constituye una antología de la canción polifónica que se pudo escuchar durante el reinado de los Reyes Católicos*. De hecho, la corte de Isabel y Fernando se convirtió en centro de la actividad musical y atrajo a muchos instrumentistas y compositores en su mayoría españoles. No hay que pensar por ello que estas canciones se escuchaban exclusivamente en la corte. Diversidad de escenarios e instrumentación, según disponibilidad y contexto, estaban probablemente a la orden del día. 

Recopilado durante al menos un periodo de cuarenta años, evidencia cambios en estilo y forma y acoge gran cantidad de temas (histórico-político, caballeresco, amoroso, religioso, etc) así como diversas formas musicales desde elaboradas piezas hasta sencillas composiciones de marcado carácter popular. (Sólo hay una pieza instrumental atribuida a Francisco de La Torre). Aunque la mayoría de las canciones están en castellano también encontramos algunas en francés o portugués y lo que es más gracioso, otras que mezclan idiomas como el estrambote “Fata la parte” sobre la infidelidad de una esposa combina un texto en italiano con algunas palabras en castellano. Sin abandonar la época, aunque algo anterior, encontramos el Cancionero de la Colombina (1451-1506) llamado así por Fernando Colón, hijo ilegítimo del descubridor español. 

No faltan las grabaciones dedicadas al Cancionero de Palacio o a selecciones de la época. Desde las pioneras -y hoy envejecidas- versiones de Musica Reservata (Philips, 1968) seguidas por las amplias antologías de Jordi Savall y Hespèrion XX (EMI, 1976-83) hasta otras más cercanas en el tiempo a cargo de Philpot/Wilson (Hyperion, 1991), Philip Pickett (L’Oiseau, 1992), varias del propio Savall (Astrée, 1992), La Romanesca (Glossa, 1995) o el Ensemble Gilles Binchois (Virgin, 2000), la variedad de enfoques y la disparidad de criterios interpretativos no han hecho sino enriquecer nuestra visión de algunas de las obras más importantes de la época. 

La nueva grabación parece tener como base e inspiración el espectáculo “Cancionero de Palacio” estrenado en el Festival de Peralada el pasado verano bajo la dirección escénica de Alex Rigola (Teatre Lliure) y la musical de Carles Magraner**. Motivados también por la conmemoración este año de la muerte de la Reina Isabel (“mujer temida y amada”) acaecida en noviembre de 1504, la Capella de Ministrers nos presenta ahora en disco su selección particular del Cancionero de Palacio con un inequívoco protagonismo de Juan de la Encina que acapara once de las diecinueve piezas que lo conforman.

La primera cosa que llama la atención en esta grabación es la deliberada visualidad que Magraner imprime a algunas de estas canciones y esa aparente necesidad de rodear a la melodía de una escenificación musical que la vista y adorne. Muchas de las canciones son sencillas y directas y así, pensamos, debe ser su tratamiento. Texto y melodía se bastan para transmitir un estado de ánimo o contar una historia. Magraner, sin embargo, favorece largas introducciones y un acompañamiento instrumental en exceso recargado. “Si d’amor penas sentís”, canción de una sencillez manifiesta, se resiente de este churrigueresco proceso. La canción habla de resignación y tristeza y éstas como mejor se transmiten, en nuestra opinión, es mediante la simple compañía de una vihuela sin necesidad de cambiar de instrumentación en cada estrofa. A pesar de que Pilar Esteban sea mejor cantante que, por ejemplo, Montserrat Figueras (EMI, 1976), el sentido y fluido acompañamiento de Hopkinson Smith sienta a esta canción mucho mejor que la complejidad instrumental propuesta aquí. 

Lo mismo se podría decir de la encantadora “Al alva venid, buen amigo”, otra de esas joyas musicales del Cancionero, que sufre nuevamente de una excesiva dramatización (pajarillos y percusión incluidos). A lo largo del disco se echa en falta una mayor naturalidad o espontaneidad en el enfoque especialmente aparente en la primera parte del programa. Todo sea dicho: también hay lugar para interpretaciones equilibradas y con lo estrictamente necesario como en “Ay, que non se remediarme” de Juan de León.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Magraner es especialista en crear atmósferas a través del uso de voces e instrumentos en particular. Con buen criterio tenemos reminiscencias de lo judío y árabe pero esta vez tales atmósferas parecen demasiado cargantes como también ocurre con algunos de los tempi adoptados, por ejemplo, en el comienzo de “Ay triste, que vengo”. En general, uno se queda con la sensación de que tanta sofisticación y aparato se aleja bastante del Cancionero de Palacio y su contexto y nos acercan demasiado al nuestro.

Dicho esto no podemos dejar de alabar el esfuerzo creativo de Magraner que no se contenta con hacer lo que otros han hecho antes. Magraner demuestra su conocimiento del Cancionero en la selección hecha así como en la forma de agrupar las canciones. En esta línea es muy interesante la trabazón realizada en las dos últimas composiciones. También sabe combinar músicas frecuentemente grabadas con otras menos conocidas pero igual de bellas y dotar a estas partituras de un carácter improvisatorio nada desdeñable aunque quizás excesivo. El director valenciano tiene a su disposición unos cantantes de primera fila como Pilar Esteban, de bella voz, naturalidad y riqueza expresiva o el siempre gratificante Josep Hernández, un cantante que no necesita de escenificaciones musicales para transportar al oyente a otro mundo como hace en el famoso “Ay triste, que vengo”. 

Aunque individualmente algunas versiones sean excelentes (“Fata la parte”, “Dindirín”, “Rodrigo Martínez”, etc) en conjunto no podemos recomendar este disco a quienes busquen una primera selección del Cancionero. Éstos deberán acudir primero a las varias versiones de Jordi Savall y su Hespèrion XX. La lectura de la Capella de Ministrers tendrá su lugar, sin embargo, en aquellas discotecas bien provistas ya de músicas del Cancionero u otras de la época.
 

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* Tess Knighton firma uno de los mejores estudios musicales de la época: Música y músicos en la corte de Fernando el Católico, 1474-1516 (Zaragoza, 2001). Vid. aquí.

**A continuación una sucinta explicación que puede situar al lector en el contexto de esta versión: El proyecto pretende transportar al público al cambio de siglo XV al XVI, desde una visión actualizada. Por ello, la acción se desarrolla dentro de un hospital psiquiátrico. Todos los intérpretes forman parte del hospital, unos como profesionales sanitarios y otros como residentes, cuya dolencia radica en creer que viven en el 1500, incluso llegan a identificarse con personalidades de la época como Cristóbal Colón. “Personajes únicos, locos únicos cantando canciones únicas acompañadas por el Dr. Magraner y su equipo médico habitual a base de una terapia tonal capaz de motivar a cualquier trovador que se tercie. Bienvenidos al Cancionero de Palacio” (Álex Rigola).

Contenido del disco:

1. Si amor pone las escalas (Juan del Encina)
2. Al alva venid, buen amigo (anónimo)
3. Ay triste, que vengo (Juan del Encina)
4. Amor con fortuna (Juan del Encina)
5. Fata la parte (Juan del Encina)
6. Los sospiros no sosiegan (Juan del Encina)
7. Pedro, i bien te quiero (Juan del Encina)
8. Ay, que non se remediarme (Juan de León)
9. Daca, bailemos, carillo (Juan del Encina)
10. Qu´es de ti, desconsolado (Juan del Encina)
11. Si habrá en este baldrés (Juan del Encina)
12. Si d´amor pena sentís (anónimo)
13. La bella malmaridada (Gabriel Mena)
14. Callen todas las galanas (Pedro de Lagarto)
15. Señora de hermosura (Juan del Encina)
16. Dindirín (anónimo)
17. Rodrigo Martínez (anónimo)
18. Tir´allá, que non quiero (Alonso)
19. Oy comamos y bebamos (Juan del Encina)

REFERENCIAS:

CANCIONERO DE PALACIO: Música en la corte de Isabel la Católica. Pilar Esteban, mezzosoprano. Josep Hernández, contratenor. Josep Benet, tenor. Pedro Castro, tenor. José Antonio López, barítono. Capella de Ministrers. Carles Magraner, director. LICANUS CDM 0409.

Distribuidor en España: DIVERDI 
E-mail: diverdi@diverdi.com 
Página web: www.diverdi.com