Revista mensual de publicación en Internet
Número 53º - Junio 2.004


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INTERESANTE VIAJE
 

Por Rubén Flórez Bande

          

Matthias Goerne vuelve a grabar uno de sus caballos de batalla, que lleva cantando asiduamente durante los últimos años, una prueba de fuego para cualquier liederista: el Winterreise de Franz Schubert. Ya lo tenía grabado anteriormente para el ciclo completo de lieder del compositor austríaco, a cargo de diferentes cantantes para el sello Hyperion, en aquella ocasión con el pianista Graham Johnson.

La voz de Goerne ha madurado desde que se dio a conocer en sus primeras grabaciones: en aquellos años, Goerne nos parecía un imitador más de su mentor Dietrich Fisher-Dieskau, tanto en el timbre, como en la matización, en la retórica, etc. Estos defectos, o virtudes según se miren, los han tenido otros alumnos del maestro alemán como Olaf Bär o Andreas Schmidt.

Pues bien, Goerne, se ha soltado de la mano de Dieskau, y va creando y afianzando su propia personalidad y capacidad expresiva, eso sí, sin desmerecer ni dejar de lado sus principios. El timbre se ha oscurecido, es menos brillante, pero dentro de esa "limitación" Goerne ha intentado matizar todo un registro de recursos técnicos a tener en cuenta: la media voz, los legatos, los portamentos... todos ellos de gran escuela. Un defecto característico de su voz, quizás por esa oscuridad antes mencionada, son los agudos, que en muchas ocasiones no los emite con limpieza, y otras se le quiebran, aunque recurra al falsete, haciéndolos algo estridentes. Donde mejor y más cómodo se encuentra, claro está, es en el registro medio. La expresividad gana en humanidad, pero una humanidad algo "anciana" (y eso que Goerne tiene 38 años) debida quizás, otra vez, a su oscuridad característica. Pierde, eso sí, cierta retórica, y la elegancia principesca está algo diluida, suena más "campechano".

Muchas de estas características, y otras más, se dan en esta nueva interpretación del "Winterreise", una realización muy "pensada", pero sin perder cierta frescura. Desde el primer lied ya se nota algo "ominoso", que algo malo va a suceder, Goerne con cada lied se va "encorvando" más, como una persona mayor, hasta llegar a los cuatro últimos lieder -21) El Albergue, 22) ¡Valor!, 23) Los tres soles y 24) El tocador de zanfoña- donde parece que ya está cantando un muerto, con ese patetismo característico de este ciclo, recordando (claro está, salvando las distancias) a Hans Hotter. La vitalidad que hay, por ejemplo, en los lieder rápidos aquí no aparece, es un "vaivén" con resignación. En los lieder "estático-intimistas" como por ejemplo el 8) Mirada retrospectiva o el 11) Fuego de primavera, nos muestra un Schubert, muy pensativo, demasiado, recordando aquí en cierta medida a Dieskau, pero sin nada de la "ensoñación" y cierto optimismo esperanzador que conseguía este.

Tanta oscuridad podría inducirnos a pesadez, pero seguramente en eso ya había "caído" Goerne, cuando se permite alguna licencia dramática, como retardandos en frases elegíacas, sobre todo las indicadas en modo menor, respiraciones algo exageradas a modo de cansancio... Todo un recital de recursos técnicos y expresivos de gran valor interpretativo.

Brendel, que es el pianista que le acompaña en esta grabación -en lugar de su colaborador habitual, Eric Schneider- también se conoce la obra al dedillo, por ejemplo ya la había interpretado y grabado con Dieskau; cuentan que en aquellas interpretaciones, cuando acabó el recital, Brendel salió llorando del escenario, por la emoción que allí sintió.

La labor que aquí realiza Brendel es de discreción, sin ningún alarde virtuosístico, atento a todas las respiraciones, a los cambios de tonalidad y de expresividad en cada lied, al fraseo delicioso, sin brusquedades, a la elegancia del lenguaje, pero sin sobrepasar el forte, todo sutilmente tocado, cantado al oído, como si fuese el camino por el que caminara el viajero. Esta discreción se agradece.

Dentro de los Winterreise modernos, este sería uno de los recomendables, quizás junto a Quasthoff y algún otro pero, claro está, para conocer la obra, para deleitarse y sufrir de verdad, hay que recurrir a los "maestros" Prey, Dieskau (en especial, de sus siete grabaciones oficiales la que tiene en EMI en 1961 con Gerald Moore) y Hans Hotter.



REFERENCIAS:

SCHUBERT: Winterreise (Viaje de Invierno) D 911
Matthias Goerne, barítono. Alfred Brendel, piano.
Grabación en vivo en los días 8 y 10 de Noviembre de 2003 en el Wigmore Hall londinense.
DECCA 467 092-2