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       El retorno de Carmen Por
      Víctor Pliego de Andrés.
      Lee su curriculum.  
 Carmen.
      Opéra comique en cuatro actos. Música
      de Georges Bizet. Libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy basado en la
      novela homónima de Prosper Mérimée. Denyce Graves (Carmen); Isabel Rey
      (Micaëla);  Sergej Larin (Don
      José); Jorge Lagunes (Escamillo). Director
      de escena: Emilio Sagi. Director musical: Alain Lombardi. Escenógrafo:
      Gerardo Trotti. Coregógrafo: Antonio Márquez. Figurinista: Jesús del
      Pozo. Iluminador: Guido Levi. Coro y Orquesta
      Titular del Teatro Real (Orquesta
      Sinfónica de Madrid). Compañía de Antonio Márquez. Teatro Real de
      Madrid, 5 a 21 de noviembre de 2002. Producción del Teatro Real. El
      Teatro Real ha recuperado la producción propia estrenada en la segunda
      temporada de su reapertura. La puesta en escena de Emilio Sagi ofrece una
      visión bulliciosa y animada, con personajes que pueblan los cuadros como
      en Brueghel el Viejo,  a modo
      de decorado humano y viviente. Es una solución divertida y dinamizadora,
      sobre todo en el último acto ante la plaza de toros de Sevilla. En otros
      momentos más líricos, las andanzas de los figurantes se vuelven un poco
      impertinentes, como ocurre en el dúo de Don José y Micaëla (o en los
      azares a que está sujeta la vida misma). El coro está estupendo como
      colaborador activo y necesario de Sagi en sus picardías. Los decorados de
      Trotti, grandilocuentes y toscos, no aportan nada pero tampoco estorban
      demasiado, obedeciendo a la tradición operística más rancia. Las luces,
      algo sofocadas, tampoco sacan partido de las estampas ni del vestuario
      concebido por Jesús del Pozo en la que fue su primera incursión en el
      mundo de la ópera. Llamó la atención en el estreno hace unos años. Es
      una creación desigual: los atrevidos figurines del acto final están
      llenos de originalidad y fantasía mientras que casi todos los precedentes
      son convencionales y parecen haber sido ideados por una persona distinta.
      La mezzosoprano norteamericana Denyce Graves nos presenta una Carmen
      caprichosa, con una pronunciación francesa imposible y unos cambios de
      color inverosímiles, aunque su voz tiene algunos destellos enormemente
      sugestivos. Su braceo pseudo-flamenco resulta innecesario, así como el
      toque de castañuelas. Más aún si tenemos en cuenta que en esta producción
      comparte el escenario con un figura de la talla de Antonio Márquez, cuya
      intervención se lleva de calle al respetable. En lo vocal destaca
      especialmente la interpretación sensible, ortodoxa y con una línea
      impecable de Isabel Rey como Micaëla. Sergej Larin crea un don José
      poderoso pero no arrebatado y Jorge Lagunes dota a Escamillo de la
      arrogancia que conviene al personaje. La dirección musical a cargo del
      maestro francés Alain Lombard, titular de la Real Orquesta Sinfónica de
      Sevilla, es inusual y tan vertiginosa como la partitura de Bizet. Está
      llena de garbo y autoridad pero no consigue arrancar de la orquesta la
      necesaria colaboración.  (Fotografía
      de Javier del Real) 
 
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