Revista mensual de publicación en Internet
Número 85º - Octubre 2.007


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Bailarines olímpicos

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Nederlands Dans Theater. Silent Screen. Coreografía de Paul Lightfoot y Sol León. Música de Philip Glass. Bella Figura. Coreografía de Jiří Kylián. Música de Foss, Pergolesi, Marcello, Vivaldi y Torelli. Director Artístico: Anders Hellström. Director musical: Christof Escher. Mandolinas: Araceli Yustas y Miguel Iniesta. Oboe: Cayetano Castaño. Soprano: Beatriz Díaz. Contratenor: David DQ Lee. Orquesta titular del Teatro Real. Teatro Real de Madrid, 5 al 8 de septiembre de 2007.

 La compañía del Nederlands Dans Theater es extraordinaria. Hay en su trabajo una calidad excepcional que se manifiesta con envidiable naturalidad. Sus bailarines habitan confiados en su propio Olimpo artístico. Han inaugurado la presente temporada del Teatro Real de Madrid con dos monumentales coreografías, grandes en su envergadura y en su ambición; manjar apropiado para estos dioses de la danza, que estrenaron ambas previamente. Paul Lightfoot y Sol León firman Silent Screen, pieza del año 2005. Es un trabajo coreográfico exquisito, realizado sobre una película en blanco y negro que sustituye al decorado y que nos traslada al mar, al bosque y al cielo. La integración del recurso audiovisual en escena resulta hoy habitual, pero todavía novedosa, y presenta algunas dificultades técnicas que en este caso se han resuelto con mano maestra, haciendo de las luces y de las inevitables sombras todo un recurso expresivo. La danza y las imágenes se hermanan en un hermoso y delicado poema visual. La música de Philip Glass no me resulta personalmente atractiva para una pieza tan sutil a la par que larga (dura 45 minutos), y esta música terminó por fatigarme un poco. La otra pieza presentada en el programa empleaba una bellísima música barroca en alternancia con otras modernas. La interpretó en directo una pequeña representación de la Orquesta Titular del Teatro Real, que estuvo desconcertada y desafinada como pocas veces he visto. La presencia de voces añadió un elemento de calidad, suavizando la mala impresión. La coreografía de Jiří Kylián, Bella Figura, es de 1995 y ha envejecido con dignidad. Su trabajo es bien conocido en Madrid y su lenguaje personal ya no sorprende en esta plaza, pero la obra es tan extraordinaria como los bailarines que la interpretaron. Por encima de cualquier otra apreciación, constato que fue en su conjunto un espectáculo de lujo.