Revista mensual de publicación en Internet
Número 84º - Julio, agosto y septiembre de 2.007


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FRANCESCA PATANÈ EN TORROELLA DE MONTGRÍ

Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).  

  • Obras de Verdi, Bizet, Mascagni, Giordano, Cilèa, Borondin i Txaikovki. Francesca Patanè (soprano), Gintaras Rinkevicius (dirección musical), Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania. Festival de Músiques de Torroella de Montgrí, Plaça de la Vila, 14 de agosto de 2007.

 Uno de los recitales líricos más esperados de la temporada musical veraniega de la costa catalana fue el que protagonizó la soprano Francesca Patanè el pasado 14 de agosto, dentro del Festival de Músicas de Torroella de Montgrí. Con un programa que integraba algunas de las arias más célebres del repertorio verista y de sus precedentes dramáticos del romanticismo (Verdi y Bizet), la soprano italiana, hija del ilustre director Giuseppe Patanè, demostró ser una de las voces lírico-dramáticas más consolidadas del actual panorama europeo.  

Con un estado físico envidiable y a pesar de llevar trescientos Turandots en las espaldas, la ya veterana soprano demostró poseer aún unas sólidas condiciones vocales, de amplia tesitura, riqueza tímbrica y poderosa proyección. Conmovedora fue su interpretación de las páginas verdianas de Macbeth (“La luce langue”) y de la Cavalleria de Mascagni (“Voi lo sapete, Oh mamma”), de gran fuerza expresiva e intención dramática. La herencia de la mítica Callas se hizo manifiesta en su versión de “La mamma morta” de Giordano, y aunque algo parca en la ductilidad del fraseo y la regulación de dinámicas, su interpretación de la deliciosa “Io son l’umile ancella” de Cilèa y de la Habanera de Carmen fueron todo una muestra de savoir-faire.  

La nutrida Orquesta Nacional de Lituania, con más de setenta efectivos, demostró ser una sólida y eficaz formación en su ejecución de páginas como la Obertura de La Forza del destino, La bella durmiente de Chaikovki y las danzas polonesas de Borondin. Su director, Gintaras Rinkevicius, optó por una lectura quizás algo más efectista que matizada, pero siempre impecable en los tempi y la actitud discursiva.  

Referente a la audición celebrada al aire libre, cabe subrayar satisfactoriamente el soporte de la pantalla acústica situada detrás del escenario, aunque la excesiva proyección sonora de las secciones de viento, particularmente la de los metales, pide algún reajuste de cara a futuras ediciones.