Revista mensual de publicación en Internet
Número 71º - Diciembre 2.005


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UN GRAN 'VIAJE DE INVIERNO'

Por Rubén Flórez Bande

          

Era inevitable que Quasthoff, que a pasos agigantados se está haciendo un hueco en lo más alto de los intérpretes liederísticos, volviese ahora, con una voz más pulida, y un timbre más adecuado, a grabar el Winterreise. Lejana parece quedar ya la grabación que de este mismo ciclo tiene el barítono alemán en RCA junto con Charles Spencer, y eso que sólo han pasado siete años.

El nuevo registro, esta vez en formato DVD, cuenta con la colaboración al piano de Daniel Barenboim, en el que asimismo es su segundo registro, veinticinco años después que lo grabara con Fischer-Dieskau también para la Deutsche Grammophon. En esta ocasión, la grabación está realizada en la Philharmonie berlinesa el 22 de Marzo de 2005.

Quasthoff, barítono lírico, se distancia de la escuela "dieskauiana" que ha predominado largamente, no sigue el modelo del legendario barítono, como sí hicieron en su día Andreas Schmidt, Olaf Bär, Matthias Goerne... parecía difícil decir algo diferente en este ciclo, con la sombra de Dieskau tan fresca. Quasthoff se muestra más humano y menos retórico. Y eso ya se nota desde el primer lied.

Quasthoff mantiene un timbre "joven" durante todo el registro; un timbre, sí, oscurecido, sobre todo ese gran registro grave, pero no intenta "avejentar" al protagonista y eso se nota sobre todo en los lieder nºs 10 (Descanso), 12 (Soledad), 14 (La cabeza cana) y muy especialmente los cuatro últimos lieder desde El Albergue, hasta El tocador de zanfoña. Pese a la elección del tempo, no es una voz cansanda de la vida la que canta, sino que parece haber un hilo de esperanza, como si le costase creerse lo que está cantando. La cabeza cana es sin duda, uno de los lieder más conseguidos de este registro, ese cambio anímico es sorprendente en la voz de Quasthoff.

También hay cabida para el vitalismo, como en los nºs 2 (La veleta), 19 (El espejismo), y la arrogancia, junto con cierto canto expresionista, en ocasiones, con un grado grotesco que yo no recordaba como en los nºs 13 (El correo), 15 (El cuervo), y muy sorprendente es también el juego, entre el piano, y la voz en el 16 (Última esperanza), que consigue dar la sensación que es una hoja la que está cayendo de un árbol.

No pueden faltar las partes más líricas como en el 8 (Mirada retrospectiva) y 11 (Fuego de primavera). El agudo de Quasthoff, sobre todo en las partes más fuertes, y a lo largo del ciclo, no sólo en estos lieder, parece que no consigue mantenerse estable, y se desboca, es lo único criticable, parece que rompe ese oscurantismo de su registro medio-bajo.

Quasthoff es puramente un cantante liederista, no juega con los recursos operísticos; quizá juegue con la media voz en alguna que otra ocasión, casi como un suspiro, al igual que en muchos finales de frase, en los que sólo le falta suspirar. El falsete, por lo que recuerdo, sólo lo utiliza en dos ocasiones. No necesita "teatralizar", exprime al máximo el texto, lo gira, lo moldea, lo matiza, casi como un puntillista, juega con las sílabas (esto sí, como Dieskau), consiguiendo en una misma sílaba efectos bien distintos. Y lo vive, su cara sí que parece un poema, desde la vitalidad y la esperanza, hasta la emoción en el último lied, que lo termina con los ojos cerrados y la cabeza gacha. Control absoluto de los giros armónicos de un mismo lied, que conlleva a interpretaciones diferentes dentro de cada uno. No es un cantante academicista, no intenta dar una lección de canto, él parece estar viviendo lo que está pasando. Qué gran Amfortas, si es capaz de cantar así el dolor.

La parte pianística también es claramente "positiva", la compenetración es mutua; últimamente, y dada su capacidad de figura "mediática", de estar en todos lados y haciendo de todo, para escucharle una noche buena a Barenboim hay que aguantarle ochenta malas. Pero aquí, me imagino que pensaría, la ocasión se lo merecía. Ya no es el pianista "abierto" con cierta luminosidad que se mostraba en el vetusto registro con Dieskau; aquí, al igual que el timbre de voz del barítono, se oscurece, se moldea, incluso parece en ocasiones ser demasiado rotundo, no es criticable, es seguridad ¡¡por fin!! Se adapta muy bien al tempo lento que imprime la voz, incluso se permite el juego ya mencionado, de hacer tocar el piano "expresionista" en el nº 16, Última esperanza. Un piano sereno, un gran camino sobre el que pisa el canto, también sereno del ya, sin dudarlo, gran cantante.

En formato visual, sin duda es un registro a poseer. Una de las grandes recreaciones de los últimos tiempos.

El DVD se complementa con una selección de ensayos y entrevistas a los intérpretes sobre sus experiencias en el mundo del lied, y la colaboración entre los dos.




REFERENCIAS:

SCHUBERT: Winterreise (Viaje de Invierno) D.911
Thomas Quasthoff, barítono
Daniel Barenboim, piano
DG 073 4049 (DVD)

Sonido PCM STEREO DTS 5.1-DOLBY DIGITAL 5.1
Subtítulos: Inglés, francés, alemán, chino y español.