Revista mensual de publicación en Internet
Número 65º - Junio 2.005


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Fiesta para la Zarzuela

Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

La Parranda. Zarzuela en tres actos. Música de Francisco Alonso. Libro de Luís Fernández Ardavín. Reparto: Ruth Rosique (Aurora); Mar Abascal (Carmela); Carlos Bergasa (Miguel); Vicenç Esteve Madrid (Retrasao); Rafael Castejón (Don Cuco); Paco Torres (Padre Vicente); Mario Martín (Manuel). Director de escena: Emilio Sagi. Escenografía: Ricardo Sánchez-Cuerda. Figurines: Miguel Crespí. Iluminación: Eduardo Bravo. Director del coro: Antonio Fauró. Director musical: Miguel Roa. Nueva producción. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 10 de junio a 17 de julio de 2005.

Emilio Sagi, director del Teatro de la Zarzuela durante muchos años de grata memoria, firma la nueva producción de La Parranda presentada como excelente remate de temporada. La música graciosa del maestro Alonso arropa un osuro culebrón concebido por Fernández Ardavín. Ambos son la disculpa perfecta para poner en pie un magnífico espectáculo. La puesta en escena de Sagi es divertida, sabia y técnicamente impecable. Aunque sus trabajos se reconocen por el sello de su particular personalidad, siempre aportan nuevas fantasías y soluciones inteligentes. Sagi además sabe rodearse de magníficos equipos, como ha ocurrido en este caso. La escenografía de Sánchez-Cuerda es ingeniosa, el vestuario de Miguel Crespí ligero y convincente y la iluminación de Eduardo Bravo refinada. Hay mucho sentido teatral y magia escénica en este montaje de La Parranda, que muestra cuadros excelentes, movimientos acertados y una secuencia de mutaciones a la vista que resultan absolutamente espectaculares. Hay solistas alternos y en el reparto que pude escuchar destacó Carlos Bergasa, por su estupenda voz mucho más que por su interpretación. Su éxito fue compartido con el joven Esteve, con el veterano e imprescindible Castejón y con los demás solistas. El coro estuvo espléndido; es un coro con muchas tablas y eso se nota, sobre todo en montajes tan estimulantes como éste. La orquesta también sonó bien en conjunto, aunque mostró alguna debilidad en los solos. Un amigo, profesional y aficionado al género, me señalaba lo excepcional que lamentablemente resulta poder oír una zarzuela con todos los instrumentos de la orquesta y no con las reducciones que circulan en otras producciones menos rigurosas. El Teatro de la Zarzuela ratifica de nuevo el mérito de su título con esta excelente función que gusta mucho y por igual a niños y a mayores, a expertos y a neófitos, a indígenas y a forasteros.

 

Fotografía: Jesús Alcántara