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Número 54º - Julio 2.004


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RECITAL DE CARLOS ÁLVAREZ EN GIJÓN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

Gijón, Teatro Jovellanos. 3 de julio de 2004. Carlos Alvarez, barítono. Rocío Ignacio Girón, soprano. Orquesta Sinfónica de Córdoba. Director: Mariano Rivas.

Medio año después de su resonante éxito como Rigoletto, volvía Carlos Alvarez a tierras asturianas, en esta ocasión en un recital en el Teatro Jovellanos de Gijón. Como suele ocurrir en estos casos, la "estrella" no acaparaba para sí todo el protagonismo, sino que lo compartía con la soprano sevillana Rocío Ignacio Girón, y con la propia orquesta, pues varios de los números eran instrumentales. El conjunto fue en esta ocasión la Sinfónica de Córdoba y dirigía el gijónes Mariano Rivas.

El programa tenía dos partes bien diferenciadas: la primera podría considerarse dedicada a Andalucía, incluyendo una obra sinfónica de Tomás Bretón, En la Alhambra; cuatro canciones sobre textos de García Lorca compuestas por Miguel Ortega (colaborador habitual de Álvarez como director de orquesta) en un estilo muy conservador, que no se apartaba del folklorismo tópico; y varios fragmentos de zarzuela: el Intermedio de La Boda de Luis Alonso, "Me llaman la primorosa" del Barbero de Sevilla (ambas de de Gerónimo Giménez), y "Jerez, este vinillo de la tierra mía" de Don Gil de Alcalá de Manuel Penella.

La segunda parte ya era puramente belcantista, con fragmentos del Barbero de Sevilla de Rossini (la Obertura y el "Largo al factotum"; al menos en parte seguía la dedicación a Andalucía), Verdi (el "Caro nome" de Rigoletto) y Donizetti (Obertura de Don Pasquale, Escena de la locura de Lucia, el aria "Jardins de L'Alcazar" de La Favorite -en francés- y el dúo "Pronta io son" también de Don Pasquale).

Qué podemos decir a estas alturas de Carlos Alvarez, uno de los cantantes españoles más internacionales del momento... Volvió a mostrar ante todo su dominio escénico, su seguridad en la emisión de voz y en la matización de cada situación que le convierten en un maestro. Su "Largo al factotum" fue toda una lección de canto, diferenciando cada matiz de las intervenciones de Fígaro ("Son quà", "Son là"), y lo mismo puede decirse del dúo de Don Pasquale que fue la única pieza donde se les escuchó a ambos cantar juntos. En las canciones de Ortega (de relativo interés, todo hay que decirlo) y la Romanza de Don Gil de Alcalá, el acento andaluz que les daba pareció un poco exagerado. Como propina ofreció el aria del "Toreador" de la Carmen de Bizet y la canción Granada de Agustín Lara.

La soprano Rocío Ignacio, que (salvo error) se presentaba ante el público asturiano, demostró tener una voz con muchas virtudes que la hacen ser un nombre muy prometedor: tiene un gran volumen de voz, facilidad para la coloratura, sabe ser dulce en los momentos "piano", canta en general con buen gusto... sólo le podríamos reprochar que emite los agudos con excesiva dureza, quedándole algo estridentes. Su "Caro nome", siendo muy correcto, no llegó a la altura del que le escuchamos a María José Moreno en el Campoamor de Oviedo, el mes de enero (Rocío Ignacio ha interpretado también a Gilda en los escenarios con Carlos Alvarez). Algo parecido puede decirse de su Escena de la locura de Lucia, posiblemente lo mejor de su actuación (como bis interpretó otra escena de locura, la del Hamlet de Ambroise Thomas). En el fragmento zarzuelero, a pesar de ser música menos difícil, fue menos convincente, tal vez porque su mundo estilístico es el "bel canto".

La orquesta acompañó en general con corrección, aunque a veces el volumen sonoro pudiera pecar de demasiado alto. Los fragmentos orquestales estuvieron dirigidos con brío, casi "a paso de carga", con lo fue imposible aburrirse, aunque para haber estado ante una buena interpretación se hubiera requerido algo más de gracia o, ya que de Andalucía hablamos, algo más de "salero".