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Número 52º - Mayo 2.004


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COMPLETO SAUL  

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


 

Saul se estrenó en 1739 -el mismo año que Israel en Egipto- y supuso la primera colaboración entre Handel y Charles Jennens. Hombre de gran fortuna y gran admirador de Handel, Jennens fue el más importante libretista de Handel antes de Thomas Morell. Su labor no era sólo facilitarle el texto sino que trabajaba estrechamente con el compositor en la concepción de las obras. Discutían sobre aspectos del libreto y, por ejemplo, le sugería cambios en el orden de los números para conseguir un mejor efecto dramático. Saul, Belshazzar y El Mesías son tres grandes obras handelianas fruto de esta colaboración. 

Saul, uno de los grandes oratorios de Handel, es un drama sacro con mucho de ópera como corresponde a un Handel con más treinta años de escenarios a sus espaldas. La obra plantea la historia bíblica entre “Saul” y “David” aunque ligeramente modificada*. Saúl fue el primer rey de Israel y en su vejez atormentado por la locura y creciente popularidad de David tras su victoria ante Goliat ordenó en vano su muerte. Acosado finalmente por los filisteos, Saúl se precipitó sobre su propia espada. En la versión de Jennens presenciamos también el conflicto de “Jonathan” entre el deber de obedecer a su padre, que le ordena matar a “David”, y mantenerse fiel a la amistad prometida a su virtuoso amigo. 

No sólo hay progresión teatral y escenas de gran calibre sino que el papel de “Saul” recibe un tratamiento dramático que recuerda -vagamente eso sí- a algunos de los grandes personajes shakesperianos como “Macbeth”, “Ricardo III”, “Rey Lear” u “Otelo”. Cierto es que sus arias son escasas y cortas pero unidas a los sensacionales accompagnati como los del Acto III, consiguen componer un acabado personaje que se revela desolado, celoso, intrigante e iracundo con una inmediatez asombrosa. 

Los personajes de “Jonathan” y “David” también están bien caracterizados. Especialmente interesante resulta la ambigua relación entre ambos que sugiere ecos de homosexualidad prácticamente confirmados en la elegía de “David” al final de la obra. Las mujeres tienen menor relevancia en la obra aunque “Merab”, una de las dos hijas del rey, goza de un desarrollo psicológico del que carece su hermana, “Michal”. 

Todo ello se convierte en el escenario ideal para que Handel nos atrape con una partitura colosal, sin apenas recitativos ni da capos en las arias, sabiamente dosificada en acontecimientos, con escenas sólidamente concebidas, sin concesiones vocales a la galería y que combina su respeto por el pasado (uso de trombones en la intensa marcha fúnebre, el breve papel de la “Bruja de Endor” que nos remite a Purcell, etc) con el futuro que suponía la consolidación musical del oratorio frente a la ópera italiana en la Inglaterra del siglo dieciocho.

Tras finalizar una gira por Europa, Paul McCreesh grabó la obra en Octubre de 2002. Llegó con ella a los Proms londinenses el pasado verano donde la interpretó ante un Royal Albert Hall con casi seis mil personas. A pesar de que no hubo unanimidad en las críticas la respuesta por lo general fue positiva. No nos sorprende. McCreesh es un director que despierta la más ferviente admiración en ciertos círculos mientras que en otros, sus versiones de obras barrocas son recibidas con la mayor frialdad. Obviamente su posición privilegiada en Archiv/DG le han proporcionado una enorme popularidad y prestigio así como notables envidias. Bajo nuestro punto de vista es un magnífico director coral, especialmente en polifonía renacentista, no tanto en Handel, menos en Bach, algo aburrido en directo pero que en disco obtiene resultados de nivel. 

Empezaremos el comentario a esta nueva versión por el reparto. Hablar a estas alturas de las bondades de Andreas Scholl parece innecesario pero es, sin duda, el gran protagonista de la grabación. Convertido aquí en un “David” noble y virtuoso, su caracterización del papel hace aún más creíble el desprecio que siente el rey por él. Su fraseo, su elegancia vocal y su uniformidad en la línea de canto dejan al oyente embelesado. Su “O Lord, whose mercies numberless” es una de esas interpretaciones que uno tiene que escuchar una y otra vez. Qué delicadeza y categoría en el final de “O King, your favours with delight”. Aunque siga siendo frío como el mármol, su David pasa a convertirse en el mejor en disco hasta la fecha (a la espera de que lo registre David Daniels). 

A su lado encontramos al solvente Neal Davies, cantante que nunca nos ha parecido gran cosa pero al que McCreesh recurre con frecuencia. Aquí, sin embargo, canta con determinación y buen gusto. Sirva como ejemplo su magnífica “A serpent in my bosom warm’d” ayudado por una batuta efervescente. Más importante para la composición del personaje es que muestra penetración psicológica en los recitativos y accompagnati. De ahí que su lectura gane muchos enteros a pesar de que su voz no tenga la entidad necesaria para destacar en una parte de bajo handeliano. Mark Padmore se mantiene en su línea habitual, estiloso aunque algo blandengue y afectado lo cual no sienta mal al hijo del rey e íntimo amigo de su hijo. 

Pasaremos a las dos féminas que componen el reparto. Ha sido una gran suerte la indisposición de la insulsa Deborah York, prevista originalmente para la grabación, que nos ha permitido gozar de la veterana Nancy Argenta. La canadiense sigue con esa voz pura y cristalina que la distinguió en su día coloreada ahora de expresividad y delicadeza como en su sentida “Fell rage and black despair”, ajustándose bien al tierno y femenino papel de “Michal”. Susan Gritton consigue describir bien la progresión psicológica de su personaje a través de sus tres arias, “What abject thoughts”, “Capricious man” y “Author of peace”, todas ellas servidas con robustez y seguridad. Su amplitud de registro, su expresividad y su habilidad para las agilidades la convierten en uno de los puntos fuertes de la versión. Cierra su contribución con un canto emocionante en el intenso “In sweetest harmony”. 

El resto de papeles con cantantes como Paul Agnew, Angus Smith o Jonathan Lemalu refuerzan un reparto, como hemos visto, bastante consistente. Diremos que la forma de ornamentar de Agnew en algún momento resulta afrancesada; mal menor en todo caso pero, según para que oídos, algo molesto.

Paul McCreesh, que en vivo dirige la extensa partitura de memoria, sabe que tiene entre manos una obra maestra y hace aflorar toda su carga emocional, lo mismo en los grandes y brillantes números corales (en cuyo tratamiento nos recuerda a Mackerras) como en aquellos de mayor recogimiento o intensidad dramática. A veces adopta tempi algo rápidos, quizás demasiado para nuestro gusto, pero sin romper nunca la línea de la frase handeliana. Su dirección es sólida e inspirada a lo largo de toda la obra y, en particular, en todo el tercer acto, con un gran sentido de la estructura musical y buenas dosis de expresividad. Solemne y emotiva, la impresionante “Marcha Fúnebre”, una de las tres famosas secuencias orquestales de la partitura. 

La orquesta suena de cine, muy en particular cuerda y metales, y el coro en la mejor tradición inglesa responde a las expectativas (¡qué “Hallelujah” final nos entregan en el coro del Acto I!). También destacaremos el bello sonido del órgano inglés, elegido especialmente para la grabación, e interpretado por Timothy Roberts así como la música para arpa a cargo de Frances Kelly. 

Partitura sin cortes, toma de sonido y presentación ejemplares (aunque se hayan escapado algunas erratas menores) redondean una muy completa versión de Saul en todos los sentidos.

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* El magnífico artículo de Ruth Smith que acompaña al disco describe con claridad y profusión diversos aspectos del libreto y de la relación entre Handel y su libretista. Entre otras, dedica una sección a las variaciones entre el texto bíblico y el libreto de Jennens.
 


REFERENCIAS:

G. F. HANDEL: Saul HWV 53. Oratorio en tres actos. Neal Davis (Saul), Andreas Scholl, (David), Mark Padmore (Jonathan), Susan Gritton (Merab), Nancy Argenta (Michal), Paul Agnew (Sumo Sacerdote y Bruja de Endor), Jonathan Lemalu (Espíritu de Samuel). Gabrieli Consort & Players. Paul McCreesh, director. ARCHIV 474 510-2. 3 CDs.

www.deutschegrammophon.com