Revista mensual de publicación en Internet
Número 43º - Agosto 2.003


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 Music is sound, that is, movement…

Por Justino Losada Gómez.

 

 

Así, con estas palabras daba Xenakis una cualidad fundamental del carácter general de uno de sus ballets,  Kraanerg,  compuesto entre 1968 y 1969 por encargo del coreógrafo Roland Petit para la inauguración del National Arts Centre de la capital candiense, Ottawa.  Estrenado en junio de 1969 por el ballet nacional canadiense con una coreografía, según la critica de entonces bastante menos original que la obra, Kraanerg es una partitura para orquesta y banda magnética de 4 pistas, donde la música surge en torno a una serie de bloques estructurados entre las maderas, metales y cuerda en diálogo con la grabación de la cinta magnética, la cual consta de fragmentos orquestales grabados que colocados a una velocidad de reproducción más lenta de lo normal suenan distorsionados pero ricos en frecuencias graves.

 Los puentes de unión entre el diálogo entre estos bloques quedan conformados por el desfase entre la cinta y las secciones temáticas apoyadas por una motivo de notas repetidas que aparece una y otra vez en todo el transcurso de la obra (0.0) o (50, 48) por ejemplo. Este motivo se deja oír claramente desde el frenético comienzo de la obra cuando las maderas y los metales repiten esa serie de notas, pero rápidamente el oído es consciente del desdoble espacial de la grabación al centrarse en la aparición de los fragmentos grabados en la cinta magnética. (0,42). Como en otras obras del compositor grecofrancés no hay uso ninguno de melodías definidas, ritmos marcados y señalados o estructuras clásicas,  en cambio si se definen claras superposiciones de notas en grandes masas, lo cual le confiere una idea expresiva.

La cuestión es que esa expresividad no es nada clara, ya que el propio compositor nunca definió un “programa” sobre la temática de este ballet, simplemente trata la música como mero desarrollo sonoro en movimiento, pero aún así esta música parece encerrar algo. Ciertos estudiosos afirman que Xenakis se apoyó en las manifestaciones de París del 68 y en la incertidumbre ante un futuro político que evolucionaba sin rumbo fijo, para escribir las notas al programa previo al estreno de la obra. Otros en cambio van mas allá y le buscan cualidades “cuasiapocalípticas”  a una obra que ni apoya ni desmiente esta tesis. La verdad es que bajo el punto de vista de un servidor, creo que la opinión en este caso más válida es la del propio compositor. Es Xenakis  quien se sirve de su música para hacer dar vida al sonido de manera independiente en sus múltiples manifestaciones, sean estas violentas, apagadas o misteriosas al igual que hace en muchas otras obras suyas tales como las clásicas Metastasis, Pithoprakta o Jonchaies.

Por otro lado, el silencio es fundamental en esta obra y parece ser el único “consejero del futuro”, al menos en el desarrollo de la obra, si bien casi todas las partes de explosión sonora son posteriores a zonas de silencio llegadas sin previo aviso, (8, 52) o (9,15) solapando fragmentos col legno en la cuerda, o en la segunda parte donde la cuerda conforma una base prominente(49,15). Hacia el final de la obra se busca una mayor convivencia entre las partes orquestales y las grabadas, siendo estas ultimas las cuales lleguen a un final que sobrevienen como los silencios; sin avisar.

Respecto a la versión, hay que decir que ante obras de este calibre que o son difíciles de conseguir, al menos en las grabaciones existentes, tanto la histórica de Marius Constant como en las más modernas a cargo de Roger Woodward dirigiendo al Ensamble Alfa Centauri o la del STX dirigido por Charles Bornstein, o se descatalogan con una prisa inusitada, por lo que no hay mejor opción que comprarse este nuevo acierto de Col Legno.

La versión de Alexander Winterson y la Sinfonieorchester Basel está llena de detalles tales como la espacializacion de la electroacustica, la claridad de matices y un sentido correcto de las dinámicas lo cual en obras como esta, de extrema complejidad estructural sirve como ejemplo del elevado virtuosismo de los profesores de la susodicha orquesta.

 Cabe comentar a modo de epílogo que esta obra no es un ballet habitual entre las compañías de danza por lo que cabe esperarse que con el tiempo haya una mayor cantidad de representaciones, siempre y cuando se dé paso al arte y no al falso conservadurismo de la pasividad y la ignorancia, capaz de abuchear una manifestación artística incomprendida y de aplaudir hasta sangrar cualquier versión aburrida de obras clásicas de renombre. Son obras como esta las que nunca dejan al público de manera indiferente, si contamos con un público que sabe diferenciar entre arte y entretenimiento, por lo que es necesario un público no solo educado en modales sino también en pluralidad.

 

 Referencias:

Iannis Xenakis – Kraanerg

Musique de ballet pour orchestre et bande magnetique 4 pistes

Sinfonieorchester Basel, Alexander  Winterson, conductor

Col Legno DDD

Ref: WWE 1CD 20217

www.col-legno.de

Distribuido en España por: Diverdi

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