Revista mensual de publicación en Internet
Número 43º - Agosto 2.003


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Huracán Wagneriano

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.

El holandés errante. Música y libreto de Richard Wagner. Alexander Vinogradov (Daland), Susan Anthony (Senta), Stephan Rügamer (Erik), Mette Ejsing (Mary), Pavol Breslik (Timonel), Wolfgang Brendel (El holandés). Director de escena: Harry Kupfer. Director musical: Daniel Barenboim. Coro de la Deutsche Staatsoper Berlin y Orquesta Staatskapelle de Berlin. Producción invitada de la Deutsche Staatsoper Berlin. Teatro Real, 7 al 15 de julio de 2003.

El Festival de Verano del Teatro Real de Madrid es uno de los puntos fuertes de la temporada gracias a la habitual presencia de la Ópera Estatal de Berlín con Barenboim al frente. Una vez más, el carismático maestro ha renovado su triunfo ante un público entregado, con una propuesta wagneriana más expresiva que precisa. Conforme a los preceptos wagnerianos, la orquesta es en este caso un personaje principal del espectáculo (incluso saludan en el escenario) gracias a la fuerza de la batuta que tiene al frente y a sus propios y grandes méritos: entusiasmo, expresividad, sonido... Los músicos son excelentes, pero no son milimétricamente perfectos ni pretenden serlo, sin que ello reste ni un ápice de fuerza y encanto al resultado final, sino al contrario. Su versión de El holandés errante, recientemente grabada para Teldec, es de un altísimo nivel artístico y está llena de relieve, detalles y nervio. Han optado por recuperar la versión original sin entreactos, tal como fue originalmente concebida por su autor, lo cual contribuye significativamente a realzar la fuerza musical y dramática de esta monumental obra con gran acierto. No se hace nada larga y recobra su unidad primigenia. Los solistas estuvieron magníficos, especialmente la soprano norteamericana Susan Anthony que cosechó emocionada una inmensa ovación. Su aparición en escena fue suave, y su presencia se fue intensificando progresivamente hasta terminar como un huracán, siguiendo perfectamente el proceso psicológico de su atormentado personaje. Wolfgang Brendel construyó, con su cálido y potente timbre, un holandés serio y poderoso. Sufrió en la primera función algún altibajo inexplicable del que se recuperó a la perfección, pero que le resto aplausos sin quitarle el merecido triunfo. Stephan Rügamer abordó el papel de Erik con un éxito sonado a pesar de sustituir al artista que estaba anunciado en el cartel. El resto del elenco y el coro actuaron también excelentemente en todas sus intervenciones, tanto desde el punto de vista musical, como vocal y dramático. La puesta en escena de Harry Kupfer, colaborador habitual de la Ópera de Berlin y conocido en Madrid  por trabajos anteriores, fue original y espectacular. Desde la obertura, el escenario cobró vida propia aportando movimientos y sorpresas oportunamente fantasmales. La atmósfera fue barroca y opresiva, con acciones de los personajes rebuscadas, a veces en exceso, pero siempre coherentes. El éxito fue clamoroso, especialmente para Daniel Barenboim que en esta plaza siempre triunfa haga lo que haga. El Teatro Real dedicó la función al crítico wagneriano Ángel Fernando Mayo, recientemente fallecido.

 (Fotografía de Javier del Real)

Próximos espectáculos del Teatro Real

 

1 al 15 de octubre              La traviata. Nueva producción de la Asociación

                                        Bilbaina de Amigos de la Ópera,

                                        del Liceo de Barcelona y del Teatro Real.

 

1 al 19 de noviembre          Osud (El destino) de Janácek.

                                        Nueva producción del Teatro Nacional de Praga

                                        y del Teatro Real

www.teatro-real.com