Revista mensual de publicación en Internet
Número 83º - Abril, mayo y junio 2.007
 


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CONEXIONES Y DIVERGENCIAS ENTRE EL PENSAMIENTO DE CLAUDE DEBUSSY
Y LA ESTÉTICA IMPRESIONISTA Y SIMBOLISTA
 

Por Gabriel Bulancea (desde Rumanía). 

El punto central del pensamiento de Claude Debussy se basa en la idea de que el arte tiene que ser modernizado por la restauración de los sentimientos, que podrían encontrarse recursos por la contemplación de la naturaleza, por la profunda filiación que se encuentra entre el alma del hombre y el alma de la naturaleza.  

Cuando exprime sus convicciones estéticas por escrito, Debussy revela más bien una orientación de esencia simbolista, aunque se nota en todo su admiración infinita por la naturaleza. Nunca estuvo preocupado por el virtuosismo artificial de la técnica compositiva; por la rapidez de transferir, en plan musical, las impresiones sentidas en un cierto cuadro. Se sabe que apuntaba con gran minuciosidad cada detalle que pensaba, reflexionando sobre su grado de éxito artístico, reanudando y volviendo a corregir la partitura musical si era necesario. Así pasó con la partitura de la ópera Pelléas y Mélisande, que terminó en 1895, pero que retocó hasta 1902, cuando fue estrenada, en varias formas revisadas. "Recoge impresiones -solía decir Debussy a su alumno Raúl Bardac- pero no te des prisa en apuntarlas".

Debussy nunca vio el mundo como una suma de sensaciones sin significados, sino como un inventario de formas más allá del cual puede existir cualquier cosa. Así es como postula el impresionismo. Creo que nunca podríamos transferir el título de uno de sus preludios a otro sin modificar la significación simbólica, pero no la significación musical. Él sigue siendo solidario al impresionismo por su esfuerzo de encontrar el más adecuado equivalente musical de los estímulos sensoriales; no obstante, nunca se resignó al hecho de que éstos existen. La Naturaleza nunca está registrada como una suma de accidentes auditivos, como una acumulación de fenómenos, sin otro misterio que su propia aparición. Se sabe que rechazaba cualquier alusión onomatopéyica en la obra musical, diciendo que su utilización podría aburrir y disipar el encanto de la audición. Para Debussy, el bosque exhala cierto misterio y su profundidad exuberante entusiasma la imaginación; el anochecer provoca un estado de contemplación y quietud. Él está más preocupado musicalmente por "evocar a su gusto las tierras irreales, la gente de certidumbres y quimeras, que afana ocultamente por crear la poesía misteriosa de las noches, los miles de cuchicheos anónimos de las hojas acariciadas por los rayos de la luna". Según él, la Naturaleza es espacio mirado y no visto.  

Al mismo tiempo, Debussy no desmiente, cuando revela su pensamiento simbólico, su facultad de simbolizar y de invertir hechos, acciones, ideas, personajes con razones nuevas, debatiendo el muy discutido argumento del drama lírico con su ex profesor Ernest Guiraud. Nada impide poner a cuenta del destino la acción de Pelléas y Mélisande o de reproducir a Jesús, del oratorio El martirio de San Sebastián, más como un Adonis de la mitología griega. Así es como se lo va a imaginar también Salvador Dalí más tarde.  

Los detalles con carácter informativo restringen el área de manifestación de la imaginación humana; la restringen para perseguir un itinerario impuesto por el autor. Debussy armoniza con la estética simbolista si el autor elegido, por el carácter del argumento, le permite injertar su sueño sobre el suyo, "imaginará personajes cuyos relato y hogar no pertenezcan a ningún tiempo, ni espacio; no le impondrá de un modo despótico la escena que tiene que pintar y lo dejará libre de hacer más arte que él y de perfeccionarle la obra". Por esto preferirá un autor simbolista, Maeterlinck, cuando se va a decidir a componer su única ópera.  

Por lo tanto, nos ponemos categóricamente la pregunta de si Debussy es o no compositor impresionista o si lo podemos encuadrar mejor en el movimiento simbolista, con el cual simpatizó mucho. La conclusión es una de carácter simbólico. Cada uno lo puede encuadrar donde quiera. Podemos hablar de modernismo, debussysmo, de romanticismo y realismo, impresionismo, fovismo y simbolismo, parnasianismo y wagnerianismo, exotismo, españolismo y muchos otros –ismos en el marco de su arte.  

Si Claude Debussy pertenece a una de estas corrientes tiene poca importancia mientras esté respetado el espíritu del maestro, que nunca habría deseado probablemente ser fijado para siempre en los límites de una cierta orientación artística. Y así, la finalidad de esta intervención cognitiva ha sido aclarar mejor algunas concordancias que la creación y el pensamiento de Claude Debussy revelan con aquéllas, especialmente con el impresionismo y el simbolismo. Eso no significa que podamos atribuir a su obra cualquier cualidad estética si ésta no está argumentada por el ejemplo vivo del autor. Probablemente, lo más difícil es hacer sobrevivir la imagen desmenuzada del ser Debussy en nuestra conciencia, sin tener la duda de que acaso la desnaturalizamos.  

Aunque nuestra intervención se ha basado en la desencriptación de su obra, de vez en cuando hay que recurrir a las mismas palabras de Debussy, que decía que "la disciplina debe ser buscada en la libertad y no en las fórmulas de una filosofía antigua y buena para los débiles. No escuches los consejos de los demás, sino del viento que pasa y nos narra la cuenta del mundo".

 

Traducido por Luminita Bulancea