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Número 78º - Noviembre 2.006


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ESPECTACULAR DOÑA FRANCISQUITA

Por Fernando López Vargas-Machuca.  

Jerez, Teatro Villamarta. Vives: Doña Francisquita. Yolanda Auyanet, Jorge de León, Carlos Durán, Beatriz Lanza, Guadalupe Sánchez, Alfonso Echeverría, Mario Rodrigo, Julia Arellano. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta de Plectro de Córdoba. Orquesta Manuel de Falla. Luis Remartínez, director musical. Francisco López, director escénico. Nueva producción del Teatro Villamarta.

La producción propia de Doña Francisquita que abría la décima temporada del Villamarta es el primer fruto de la por largo tiempo deseada colaboración entre el teatro jerezano y la Junta Andalucía, que al alcanzar finalmente el PSOE la alcaldía -ganó las últimas elecciones pero el PP ha estado ocupando el consistorio durante dos años mediante un pacto contra natura- ha decidido comprometerse de una vez por todas con el teatro jerezano. Llega tarde el compromiso tras varios años de penuria en la programación, aunque en realidad lo haga justo a tiempo para las próximas municipales. En todo caso se agradece la intención y nos congratulamos de que el resultado haya sido en esta bellísima obra maestra de Amadeo Vives francamente positivo, al menos en la vertiente escénica.

Y es que ha sido ante todo una Francisquita muy vistosa. Se ha notado la inyección económica de la Junta en ello, pero sin duda la mayor responsabilidad del éxito recae en el cordobés Jesús Ruiz, que ha firmado su más alegre, imaginativo y colorista trabajo en lo que a los figurines se refiere, ofreciéndonos también una escenografía francamente atractiva, siempre dentro de una línea tradicional y -eso sí- apreciablemente constreñida por las irremediables limitaciones de espacio. La dirección de Francisco López, mucho antes “popular” y “folclórica” que elegante pero en todo caso de buen gusto, estuvo por su parte llena de lucidez y creatividad, aunque alguna de sus propuestas (sobre todo la eliminación del breve coro final para ubicar en su lugar el celebérrimo fandango) se nos antoje muy discutible. La dirección de masas fue como siempre en él fenomenal, y la incorporación de numerosos pasajes de ballet español con coreografías a cargo del prestigioso Javier Latorre añadió espectacularidad extra a una producción muy bien hecha, apta para todos los públicos pero no por ello menos inteligente. Sin duda todo un orgullo a la hora de ser exportada por nuestra geografía.

Musicalmente la cosa no despertó especial entusiasmo, y eso que el otras veces pedestre Luis Remartínez firmó uno de sus más dignos y correctos trabajos: casi todo estuvo en su sitio y hasta hubo vuelo lírico y cierta chispa. Claro que a este señor no se le puede pedir mucho más, y menos aún que haga sonar bien a la Orquesta Manuel de Falla. El coro por su parte se mostró muy voluntarioso y cantó con calidez y manifiesto entusiasmo, aunque a veces resultara un tanto tosco y su dicción fuera ininteligible; formidables todos sus miembros, eso sí, en la complicadísima labor escénica exigida por Francisco López, y en general muy dignos los partiquinos, con especial mención al Lañador de Pedro Miguel Calvo.

Muy digna pero algo decepcionante para nuestras elevadas expectativas Yolanda Auyanet: su voz es capaz de ofrecer a veces -no siempre- agudos sólidos y muy bien colocados, y su línea de canto es hermosa y muy elegante, pero hoy por hoy presenta serios problemas para la coloratura, por lo que en la canción del ruiseñor lo pasó realmente mal. Tampoco estuvo especialmente expresiva en su labor canora, resultando algo sosa y falta de intención. En todo caso se mueve bien en escena y hay que agradecerle que no nos ofrezca la Francisquita cursi y redicha que hacen otras. Globalmente correcto Jorge de León, muy calido y entregado en su celebérrima romanza Por el humo…, pero por lo demás un tanto impersonal y con la voz algo atrás; como actor no es bueno y Francisco López no logró hacer nada para remediarlo. Sea como fuere, si trabaja duro con el tiempo este chico podrá convertirse en un tenor muy a tener en cuenta.

Discutible decisión la de incorporar en el elenco a Beatriz Lanza, una buena soprano que por fuerza había de chocar con la vocalidad -los graves le cambiaban de color o sencillamente no se le oían- de un papel tan para mezzo como el de Aurora La Beltrana, cuya picardía, desparpajo, sensualidad y socarronería le son ajenos a la cantante santanderina. Sí que estuvo francamente bien el Cardona de Carlos Durán, mientras que el veterano Alfonso Echevarría cumplió sin problemas en la parte canora e hizo un Don Matías muy desenvuelto y gracioso sobre las tablas. En resumidas cuentas: si musicalmente la cosa no fue sino para pasar un rato agradable, en lo escénico se trató de una Francisquita divertida y espectacular, un verdadero disfrute para la vista que sin duda va a dar mucho juego cuando se pasee por ahí. Y a ser posible que lo haga con buena orquesta, buena batuta y cantantes bien escogidos.

 

Fotografías: Francisco Valenzuela

 

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