Revista mensual de publicación en Internet
Número 72º - Enero 2.006


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Prodigiosa y emotiva Arteta

Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).  

 

  • HOMENAJE A VICTORIA DE LOS ÁNGELES: Ainhoa Arteta (soprano), Luís Dámaso (tenor), Rubén Fernández Aguirre (pianista). Obras de Sarti, Vivaldi, Bellini, Tosti, Cilea, Sorozabal y Chapí, entre otros. Teatre Auditori de Sant Cugat, 20 – I – 2006.

      En el Auditorio de la localidad catalana de Sant Cugat, ciudad donde vivió los últimos años de su vida Victoria de los Ángeles, se celebró un recital en homenaje a esta insigne soprano catalana desaparecida el pasado año. Un homenaje contó con una de las voces femeninas más admiradas del panorama español, Ainhoa Arteta, acompañada por el tenor Luis Dámaso, que vino a sustituir al anunciado Jaume Aragall. 

Después de un breve y nostálgico documental, compuesto de material fotográfico y sonoro acerca de la homenajeada, se dio paso a un recital en el que Arteta brilló des del primer momento como auténtica protagonista de la velada, exhibiendo una suerte de recursos, medios y estilo canoro realmente magistral. Poseedora de un timbre cálido y bello, la soprano guipuzcoana  lució una exquisitez en el fraseo, el matiz y el absoluto control de las dinámicas ( Fiato, messa di voce, etc ) capaz de apurar y exprimir al máximo el lirismo de cada una de las piezas, estirando “in extremis” la línea melódica. En la primera parte, después de la deliciosa “Lungi dal caro bene” de Giulio Sabino de Sarti, arrancó los vehementes aplausos del auditorio con una emotiva interpretación del aria de Bajazet de Vivaldi “Sposa son disprezzata”, más atenta en realzar los acentos líricos – logrados con sabiduría y gran maestría - que en la veracidad estilística.  La segunda parte tuvo nada más empezar su momento culminante en la “Ecco mi in lieta vesta” de I Capuleti e I Montecchi, cantada con una delicadeza y ternura prodigiosa, aunque truncada por el prematuro aplauso del público. Impecable, graciosa y ágil en los dúos, coronó su actuación con unas emotivas palabras dedicadas a Victoria de los Ángeles acompañadas de la interpretación del lied morgen y El cant dels ocells.  

El tenor Luis Dámaso defendió su parte con dignidad y corrección. Con una voz pequeña y algo escasa de potencia, aunque sólida en todos los registros, supo estar a la altura de las circunstancias, brindando un canto seguro y elegante. Su mejor momento lo tuvo en la segunda parte, con una vibrante interpretación del “Lamento di Federico” de L’Arlesiana de Cilea y de La taberna del puerto de Sorozabal. En los dúos, a pesar de imponerse la voz de su excelsa compañera, logró también una notable intervención. Rubén Fernández al piano, redondeó el recital con una entrega absoluta al servicio de las voces y al realce del matiz. Todo ello, en una atmósfera de complicidad, admiración y recuerdo hacia la estimable y sentida figura de Victoria de los Angeles.