El gato rosa

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

El Gato con Botas. Ópera de magia en cinco cuadros. Música: Xavier Montsalvatge. Libreto: Néstor Luján, basado en el cuento de Charles Perrault. Reparto: Marisa Matins (El gato), María Luz Martínez (La princesa), David Menéndez (El molinero), Enric Martínez-Castignani (El rey), Felipe Bou (El ogro). Bailarines: Asunción Quintero, Silvia Martín, Yolanda García, Jesús González. Orquesta-Escuela de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Director musical: Josep Vicent. Director de escena: Emilio Sagi. Escenógrafa y figurinista: Agatha Ruiz de la Prada. Iluminador: José Luis Canales. Asistente del director de escena y coreógrafa: Nuria Castejón. Nueva producción del Teatro Real en colaboración con el Gran Teatro del Liceu de Barcelona, la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera y la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera. Teatro Real de Madrid, 4 al 12 de noviembre de 2005.

No hace mucho pudimos escuchar en el Teatro Real la ópera Babel 46 de Xavier Montalvatge (1912-2002). Ahora se ha presentado, en noviembre y dentro del programa infantil y juvenil del coliseo madrileño, la versión operística que el maestro catalán hizo en 1947 del cuento de El Gato con botas, fábula de Charles Perrault que inspira un libreto, poco fino, de su buen amigo Néstor Luján (1922-1995). El título escogido es todo un acierto. La historia resulta simpática y se apoya en una música amena y efectista, de un tolerable vanguardismo neoclásico con graciosos guiños al siglo XVIII. El Teatro Real se ha vuelto a llenar de niños bien peinados, arregladitos y muy educados, acompañados de sus familiares, aunque es la pieza es un divertimento apto para todas las edades. Con este tipo de iniciativas se promueve la creación de nuevos públicos y la aproximación de los niños al género, pero también la de muchos padres que encuentran la coartada perfecta para asomarse por primera vez a la ópera. La respuesta y la conducta de todos ha sido excelente. Incluso cabe observar la pasión de algunos padres poco avisados que se empeñaron en acudir con algún niño demasiado pequeño como para estar en un teatro. Sus anhelos son disculpables, aunque deberían haber esperado un par de años más. El éxito repite el de otras convocatorias anteriores con el atractivo de entradas económicas. Hubo jóvenes, no tanto entre el público presente, sino en los atriles de la Orquesta Escuela de la Sinfónica de Madrid que actuó con garbo e ilusión. El maestro Josep Vicent condujo a todo el equipo con acierto, si bien no pudo evitar que en algunas ocasiones los instrumentos velaran las voces, también de jóvenes artistas. La producción fue austera pero excelente. La dirección escénica del maestro Emilio Sagi está llena de gracia, ironía e inteligencia. Las debilidades del libreto quedan soslayadas y sus aciertos reforzados. La complicidad con Agatha Ruiz de la Prada, autora de unos vistosos y coloristas figurines, fue completa y el resultado brillante. El gato, que parecía hermano de la Pantera Rosa, se calzó las botas de tacón de aguja y conquistó a todo el público.

(Fotografía de Javier del Real)