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Número 70º - Noviembre 2.005


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THIELEMANN DEBUTA EN MUNICH

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Con su salida de la Ópera Alemana de Berlín, el pasado 2004, y su nuevo contrato como titular de la Filarmónica de Munich, Christian Thielemann ha dado un giro a su carrera. El que hasta ahora era conocido principalmente como director de ópera (y en el que se había querido ver al heredero de la "Gran Tradición" alemana) se compromete, en razón de su nueva titularidad, a dirigir principalmente música sinfónica y, lógicamente, a hacer grabaciones sinfónicas con la que es ahora "su" orquesta.

La diferencia es importante, porque, hasta ahora, por lo que Thielemann se ha hecho famoso ha sido por la dirección de ópera (Wagner, Strauss) e incluso sus mejores discos de música orquestal eran siempre de fragmentos orquestales de óperas (preludios, oberturas, intermedios...) o al menos de obras de fuerte contenido "programático", como los poemas de Strauss. Sin embargo, cuando abordaba obras "sin argumento", de lo que podemos llamar "música pura" (como las sinfonías de Schumann), la acogida de la crítica solía ser más fría.

Para su debut como titular en Munich, que ha sido grabado por la DG y ha servido de "tarjeta de presentación" del director en su nuevo destino, se ha elegido nada menos que una sinfonía de Bruckner, la Quinta. Una elección muy arriesgada, no sólo por la dificultad de una obra tan monumental, sino porque aún en Munich se recuerdan los tiempos de la titularidad de Sergiu Celibidache, quien tenía en Bruckner a su principal "caballo de batalla" y cuyas versiones, de personalidad indudable aunque algo heterodoxas, han sido en general alabadas por la crítica, con muy pocas excepciones.

La comparación era inevitable, y no sólo con Celibidache, sino también con su predecesor Rudolf Kempe, quien tiene una versión muy elegante y matizadísima de la Quinta de Bruckner con esta misma orquesta, reeditada en el extranjero en el sello "Scribendum", de momento aún sin distribuidor en España. Comparado con ellos, Thielemann no tiene su riqueza de ideas, y suena más cuadriculado.

Comenzando la audición por su primer movimiento, lo que observamos es una ejecución en general muy correcta, que muestra delicadeza en los pasajes líricos (a veces extremando la lentitud), mientras que en los momentos "fuertes" parece que el recurso expresivo más usado sea el exceso de decibelios, algo en lo que puede tener su parte de responsabilidad la toma de sonido. La falta de matices se nota especialmente en la coda, pobre en ideas aunque rica en decibelios.

El Adagio también tiene delicadeza, pero no "vuela", no tiene "mística", se queda en una prosaica literalidad; eso sí, con el sonido algo empalagoso "marca de la casa". El Scherzo puede ser lo menos afortunado de la versión, pues es el movimiento que más necesita evitar la idea de "cuadriculado", y Thielemann, aunque tiene personalidad propia (como en toda la interpretación) se queda corto en los matices, Bruckner es mucho más rico en ideas que el mero dar "cuatro brochazos". El Finale es, como toda la sinfonía, muy externo, muy "operístico" y espectacular, contundencia hay la que se quiera, pero mística muy poca, o ninguna.

Estamos por tanto ante una grabación de claro carácter "comercial", de promoción del artista (que aparece en portada con un "look" a lo James Dean), y de la cual lo más resaltable es que hayan podido meter en un solo CD los 82 minutos y medio que dura, pero que no entraría ni de lejos entre las grandes versiones de esta sinfonía, ni siquiera entre las digitales. Thielemann puede seguir ofreciendo grandes interpretaciones operísticas, pero para hacer un gran Bruckner tiene aún que madurar.

Si se desea una grabación digital en la auténtica "tradición alemana", mucho antes que esta recomendaría la de Sawallisch (en el sello Orfeo). Si no hace falta que sea digital, la de Jochum de 1964 para Philips sigue siendo "la mejor".


REFERENCIAS:

BRUCKNER: Sinfonía nº 5
Orquesta Filarmónica de Munich
Director: Christian Thielemann
DG 00289 477 5377