Revista mensual de publicación en Internet
Número 63º - Abril 2.005


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Deliciosa Le nozze di Figaro en Sabadell 

Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).

·        Autor: W.A. Mozart, sobre libreto de Lorenzo Da Ponte.

·        Obra: Le nozze di Figaro

·        Intérpretes: Paul Kong (conde Almaviva); María José Siri (condesa Almaviva); Kyung-Jun Park (Fígaro); María José Martos (Susanna); Inés Moraleda (Cherubino); Anna Tobella (Marcellina); Julio Oviedo (Doctor Bartolo); Jordi Casanova (Don Basilio); Rocío Martínez (Barbarina); Joan Caules (Antonio); Carles Ortiz (Don Curzio); Esperança Vergés y Assumpta Cumí (campesinas). Cor Amics de l’Òpera de Sabadell y Orquestra Simfònica del Vallès.

·        Director musical: Daniel Martínez

·        Director de escena: Pau Monterde

·        Producción: Amics de l’Òpera de Sabadell

·        Lugar y data: Teatre La Faràndula. Sabadell, 22-IV-2005.

Un nuevo éxito puso fin a la temporada operística 2004-2005 organizada por Amics de l’Òpera de Sabadell, de manos nada más ni nada menos que de la célebre ópera mozartiana Le nozze di Figaro. Esta obra, producida ya en anteriores ocasiones por la asociación que dirige Mirna Lacambra, constituye, sin duda alguna, una de las grandes joyas del repertorio operístico, a la vez que exige de un nutrido reparto y un alto nivel en el foso. Más allá de las connotaciones políticas y reivindicativas que contiene su texto prerrevolucionario – fue escrita a partir de la obra de Beaumarchais (1784), que el mismo Napoleón consideraría “la revolución en acción”-, la hábil adaptación dramática realizada por Da Ponte y la gran belleza musical de su partitura hacen de esta obra una de las creaciones más sobresalientes del maestro salzburgués. Todo en ella contiene los elementos que iban a marcar la transformación tanto social como musical de la cultura europea de finales del siglo XVIII. El fin del antiguo régimen y el germen de la revolución francesa está presente en la acción del texto, así como también una radical transformación del lenguaje musical; una música que busca nuevos medios expresivos, a la vez que nos abre las puertas a una transformación del género operístico. En este sentido, Mozart rehusará repetir los esquemas al uso de su tiempo y utilizará la orquestra no solo como elemento de soporte para las voces sino más bien como un medio expresivo más, involucrado directamente en la descripción expresiva de la acción y incidiendo con gran sutiliza en la sugestión dramática y psicológica de los personajes. Así pues, nos encontramos ante una partitura sumergida en la evocación del ambiente de los jardines, el murmullo del agua, el estado anímico y psicológico de los personajes, las situaciones aludidas y derivadas de la acción dramática. La novedad de estos planteamientos y la exuberante riqueza de su contenido musical no pasó desapercibida en el mismo día de su estreno ( 1 de mayo de 1786), aunque el público de la Viena de su época, acostumbrado a las obras italianas mucho más ligeras, no acabara por asimilar plenamente el contenido revolucionario de su aportación artística.

En la presente producción que nos ocupa, se puede afirmar con toda contundencia que tanto el elenco vocal como la Orquestra Simfònica del Vallès hicieron justicia a la obra. El reparto de voces resultó eficiente y equilibrado, tanto en las tesituras femeninas como masculinas. Paul Kong fue un lucido conde Almaviva, tanto en lo vocal como en lo escénico, así como el Fígaro de Kyung-Jun Park, de gran desenvoltura escénica y muy notable ejecución canora en todas sus intervenciones solistas y concertantes. María José Martos sobresalió como Susanna, con un canto generoso y delicado, transmitiendo toda la frescura e ingravidez de este personaje y rubricando una interpretación con gran entrega y pulcritud. Muy elegante y de notable estilo de canto resultó la condesa de María José Siri, representando elocuentemente el drama interno que asola a este personaje y sacando el máximo rendimiento (aunque con un timbre un tanto opaco en el registro agudo) de las magistrales y emotivas páginas que Mozart le dedicó. Espléndida la intervención del Cherubino de Inés Moraleda, con una voz de gran belleza y un canto apasionado, a lo que se sumó una brillante interpretación dramática de este simpático y atormentado personaje, ampliamente aplaudida en sus dos arias y al final de la representación. Anna Tobella tampoco defraudó como Marcellina, teniendo ocasión para lucirse en el aria de este personaje, que acostumbra a suprimirse pero que no se eludió en esta completísima producción. El Bartolo de Julio Oviedo supo imprimir toda la carga cómica de este instigador y luego padre del protagonista, aunque a su aria de la vendetta le faltara algo de contundencia canora y “malignità”. Conmovedora y deliciosa la breve intervención de Rocío Martinez como Barbarina en su bella cavatina que abre el cuarto acto. Tampoco quedó sin su aria bufa el logrado Basilio de Jordi Casanova. Cerrando el competente reparto, la eficaz interpretación de Joan Caules y Carles Ortiz como Antonio y Don Curzio, respectivamente, así como también las dos campesinas de Esperança Vergés y Assumpta Cumí.

La puesta en escena no buscó relecturas en clave contemporánea ni ambiguas, atendiendo estrictamente la descripción y ubicación original del drama –y digo drama aún a pesar de ser anunciada como “Commedia per musica”, pues en realidad toda la vivacidad y alegría que empaña la obra está recorrida por un velo melancólico contenido, por una profunda huella de tristeza serena. Los personajes y el coro (de notables intervenciones) se mueven con agilidad por el escenario y la escenografía se resuelve con eficacia gracias a tres paneles móviles, un mobiliario reducido a la mínima expresión y una iluminación cálida y bien medida. La dirección musical a cargo de Daniel Martínez supo sacar un alto rendimiento de la orquestra, con una lectura ágil, atenta al detalle y muy precisa, con el único pero de dos momentos de desajuste con la escena, en el dueto inicial y un concertante con el coro. La Simfònica del Vallès tuvo su brillo propio con esta agradecida partitura, destacando los comentarios y matices de las maderas y el buen fraseo de las cuerdas, y firmando ya de entrada una notable ejecución de la célebre obertura de la obra. Bravi Tutti!!