Revista mensual de publicación en Internet
Número 55º - Agosto 2.004


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

KNAPPERTSBUSCH EN ESTUDIO
 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Después de haber comentado grabaciones en vivo protagonizadas por Hans Knappertsbusch, llega ahora el turno de comentar grabaciones en estudio de este director, tomadas por Decca en los años 50 y ahora reprocesadas y editadas por el sello Testament; lo cual tiene la desventaja del elevado precio al que se vende este sello pero también la ventaja de poder encontrarnos con los mejores reprocesados sonoros del mercado, al menos los discos valen lo que cuestan.

Knappertsbusch grabó para Decca con la Filarmónica de Viena las sinfonías 3,4 y 5 de Bruckner, las dos primeras en "mono" (1954 y 1955) y la Quinta ya en estéreo, en 1956; esta última ha sido la única de las tres que en su día publicó en CD la propia Decca en su serie "The Classic Sound", y ahora Testament recupera las otras dos, cuya grabación es igualmente soberbia, aunque sea en "mono", haciendo honor a la fama del sonido Decca de la época.

Las grabaciones conocidas de la Tercera de Bruckner por Knappertsbusch eran hasta ahora cuatro (decimos "hasta ahora" porque en Japón ha aparecido una quinta, de un concierto de 1960 con la Filarmónica de Viena, que aún no se ha publicado en Europa). De ellas, las dos de 1954 (la de estudio que ahora se comenta y la de un concierto con la Orquesta de la Ópera de Munich, publicada por Orfeo) son muy distintas a las dos más tardías, la de 1962 con la NDR de Hamburgo y la de 1964 de su último concierto con la Filarmónica de Munich. Las más tempranas son de tempi más urgentes con cierta precipitación en las codas, lo que contrasta con la majestuosa parsimonia de la versión con la NDR o la humanísima interpretación, con sabor a "nostalgia", de su despedida de Munich. A su vez, dentro de las versiones de 1954, la de Orfeo aporta el mayor calor de un concierto en vivo, pero esta de Testament es la de mejor ejecución orquestal de las cuatro (con una Filarmónica de Viena bien aprovechada, que aporta su sonido sedoso y acariciante en el Adagio), también la de mejor toma de sonido, lo que es importante para quienes no gusten especialmente del sonido "histórico", y que podría servir incluso como primera versión para conocer la obra, como sucedió en la época del disco de vinilo, cuando esta grabación Decca se anunciaba como la Sinfonía "Wagner" de Bruckner. Al menos, el uso que hacía "Kna" de las ediciones "espurias" de la partituras debidas a Schalk y Loewe, en lugar de las versiones originales que se impusieron más tarde, no resulta aquí tan molesta como en otras sinfonías del autor austríaco, pues la diferencia con la partitura habitualmente escuchada es menor.

El disco se complementa con el Idilio de Sigfrido de Wagner, que es la misma grabación de 1955 que comentamos cuando apareció en Decca Legends; recordemos que se trataba de una versión de primer orden, más "sinfónica" que "camerística", y donde la Filarmónica de Viena tiene la oportunidad de lucir sus diferentes familias instrumentales. Ahora, el reprocesado de Testament le ha dejado un sonido aún mejor que el de Decca, entendiendo por "mejor" el que la orquesta suena con mucha mayor brillantez aun al precio de filtrar menos el soplido de fondo, que también se oye más.


En el caso de la Cuarta Sinfonía, "Romántica", las grabaciones que se conocen de ella por Knappertsbusch son tres: dos en vivo, de 1944 y 1964 (esta última comentada hace un par de números en esta revista) y la presente en estudio, de 1955. En líneas generales, encontramos aquí un concepto similar al de 1944, una versión llena de energía y poderío sonoro, aquí apoyada por la espectacular (y efectista, por qué no decirlo) grabación Decca; a la que no se parece es a la nostálgica y "otoñal" interpretación de 1964, en su último concierto en Viena. Aparte de algunos reparos (unos metales llegando a lo estridente, un comienzo del Andante más trivial que en 1944), la versión está igualmente muy lograda y la bondad del sonido puede hacer que se le perdone el que esté un poco menos inspirada que las tomas "en vivo". De hecho, también podría servir como primera versión para introducirse en la obra, si no fuera porque aquí la edición de Ferdinand Loewe se aparta más considerablemente de las versiones habitualmente escuchadas; en todo caso, por su interés histórico y sus logros interpretativos, estamos ante un disco que se recomienda solo.


Aparte de los dos discos Bruckner, la edición de Testament nos presenta un tercero con música de Richard Strauss, grabado para Decca en París en 1956 con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de dicha ciudad. En aquella ocasión se registraron dos poemas sinfónicos de Strauss: Don Juan y Muerte y Transfiguración. El primero es toda una rareza en la discografía de Knappertsbusch (no existe más toma que esta), pero en cambio de Muerte y Transfiguración se conocían hasta ahora un total de 4 interpretaciones por "Kna", de la que la más antigua es esta grabación de estudio: el resto eran con las orquestas de Dresde (1959), Filarmónica de Viena (1962) y Filarmónica de Munich (1964, del mismo concierto de "despedida" del que procede la Tercera de Bruckner de la que antes hemos hablado); a pesar de ser todas ellas más modernas, el sonido es nuevamente superior en la toma en estudio. Al igual que ocurría en la Tercera de Bruckner, aquí la expresión "hasta ahora" hay que tomarla en pasado, pues en Japón ha aparecido otra versión vienesa "en vivo" de 1958, acoplada nada menos que con la Sinfonía Alpina.

El Strauss de Knappertsbusch, quien mantuvo una estrecha relación con el compositor durante muchos años hasta un día en que rompieron sus amistades, es bastante distinto (y más "auténtico") de la espectacularidad "hollywoodiense" a la que puede estar acostumbrado en estas obras el que las conozca por las versiones de Karajan u otros intérpretes más modernos. Ni en el arranque del Don Juan, ni en momentos como la llamada "Batalla entre la vida y la muerte" de Muerte y Transfiguración se busca nunca la espectacularidad. Tampoco hay sentimentalismo fácil (otro peligro al tocar la música de Strauss), y los "Sueños del moribundo" de la mencionada Muerte y Transfiguración evitan todo sonido "lacrimógeno".

En su lugar, lo que encontramos en Muerte y Transfiguración es una versión muy "terrenal", todo suena muy próximo, muy inmediato, no hay "metafísica", ya desde la proximidad con que suena el órgano al comienzo se percibe que lo que vamos a escuchar será más "carnal" que espiritual, lo que puede no ser lo más adecuado para la secuencia final (la Transfiguración después de muerto el protagonista) pero que, aun así, nos da una de las mejores versiones disponibles en el mercado de este poema sinfónico; hay que tener en cuenta, además, que otras grandes interpretaciones que podrían hacerle competencia están ahora mismo descatalogadas, como las de Reiner con la Orquesta RCA Victor (quizás la preferida de este comentarista) o la de Celibidache con la Radio de Stuttgart; curiosamente las tres grabadas con orquestas no de primera línea, cuando parece comúnmente admitido el tópico de que Strauss necesita un "orquestón". Dentro de las versiones "en vivo" del propio Knappertsbusch pueden preferirse como interpretaciones la más ardiente de Viena-62 o la nostalgia de su despedida de Munich en 1964, pero para oyentes que le den importancia a la toma de sonido, la presente edición de Testament es la que hay que tener.

El Don Juan es en general de tempo lento y majestuoso, y que resulta especialmente parsimonioso en la escena del baile de máscaras; ya se sabe que para Knappertsbusch, la grandeza requiere no tener prisa. Puede ponerse como ejemplo el tema que tocan las 4 trompas y que es uno de los motivos asociados con Don Juan; si en otras versiones puede sonar a "impetuoso" o "decidido", aquí suena a "lejana grandeza". En conjunto, la dirección consigue transmitir la idea de un concepto de la vida hedonista, si se quiere llamarlo así (todo es muy terrenal, no hay nada después, hay que disfrutar lo que se pueda) pero también con una cierta "resignación filosófica" cuando llega la hora del inevitable final, en este caso la muerte en duelo con un familiar de una de sus víctimas. Este "Don Juan" nos parece que merece un puesto entre las grandes lecturas de todos los tiempos (junto a Szell, Reiner o las "muy especiales" de Klemperer o Celibidache, por citar sólo cuatro ejemplos), y desde luego nos parece mejor que el de otros directores históricos como Furtwängler, de quien Strauss no estaba entre sus mayores especialidades, y también mejor que las diversas grabaciones de Karajan, considerado el straussiano "por excelencia" por muchos críticos.

Al igual que la Tercera de Bruckner, también este disco Strauss se completa con fragmentos wagnerianos, cuatro en total, grabados en 1950 con la Filarmónica de Viena. Dos de ellos eran conocidos por haber sido editados ya en CD por Decca, primero en su serie "Historic" y más tarde en "Eloquence-Dokumente", serie disponible de momento sólo en Alemania: la Obertura de Rienzi y el Preludio del Acto I de Parsifal. Los otros dos son novedad en CD, pues solamente habían sido editados en este formato en Japón: se trata de dos fragmentos más de Parsifal, la "Música de la Transformación" del Acto I y la "Escena de las Muchachas-flor" del Acto II.

La Obertura de Rienzi, con este sonido (que nuevamente supera al de Decca), muy bien puede convertirse en la mejor opción disponible en el mercado para esta obra, pues las anteriores grabaciones de "Kna" (Viena-1940 y Londres-1947) tienen un sonido muy inferior, y la estéreo de 1962 con la Filarmónica de Munich, más lenta y "otoñal", actualmente no está disponible. Es una interpertación grandiosa, que hace a la obra ya digna del Wagner de madurez. Del Preludio de Parsifal, el mejor elogio que le podemos hacer es que no hace añorar las famosas grabaciones "en vivo" del Festival de Bayreuth, lo que sí ocurre con los otros dos fragmentos incluidos que, sin embargo, se agradecen por la novedad.

En resumen, un acierto total de Testament al publicar estas grabaciones pues se trata (sobre todo el de Strauss-Wagner) de discos "de los que hay que tener".




REFERENCIAS:

BRUCKNER: Sinfonía nº 3 + WAGNER: Idilio de Sigfrido
Orquesta Filarmónica de Viena.
Director: Hans Knappertsbusch
TESTAMENT SBT-1339

BRUCKNER: Sinfonía nº 4 "Romántica"
Orquesta Filarmónica de Viena.
Director: Hans Knappertsbusch
TESTAMENT SBT-1340

RICHARD STRAUSS: Muerte y Transfiguración. Don Juan
WAGNER: Obertura de Rienzi; Preludio, Escena de la Transformación y Escena de las Muchachas-Flor de Parsifal.
Günther Treptow, tenor; Coro dela Ópera Estatal de Viena (en la Escena de las Muchachas-Flor)
Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París (en Strauss)
Orquesta Filarmónica de Viena (en Wagner).
Director: Hans Knappertsbusch
TESTAMENT SBT-1338


Distribuidor en España: DIVERDI.
E-mail:
diverdi@diverdi.com
Página web:
www.diverdi.com