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Número 55º - Agosto 2.004


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LA EDUCACIÓN FRENTE A LAS CONSECUENCIAS DE LA AGRESIÓN AUDITIVA

 Por Isabel Francisca Álvarez Nieto.

Según un estudio publicado por el Journal of Personality and Social Psychology, las canciones con contenidos escandalosos y violentos pueden multiplicar los sentimientos agresivos, ya que aumentan los pensamientos relacionados con contenidos bélicos.

Así, frente a los que argumentan que estas manifestaciones pueden ayudar a liberar estados de ánimo violentos, se imponen las investigaciones de los pediatras de la Universidad de Iowa que, en colaboración con los de la de Texas, se valieron de cinco experimentos, a los que se sometieron 500 estudiantes, para demostrar todo lo contrario:

ð      En la primera prueba se seleccionaron composiciones de rock duro y rap. Tras escucharlas, los sujetos eran sometidos a exámenes psicológicos con los que se comprobó que su grado de agresividad en sentimientos y pensamientos había aumentado.

ð      En la segunda, un grupo de jóvenes escuchó canciones violentas mientras el otro atendía a un estilo musical diferente. Tras esto, ambos escucharon las mismas creaciones; pero, sólo el primer grupo aplicó significados exacerbados a las palabras ambiguas.

ð      El tercer experimento demostró que aquellos chicos que habían escuchado canciones duras, leían con mayor facilidad palabras relacionadas con la agresividad que aquellas que no lo eran.

ð      En el cuarto análisis se trató de demostrar el grado de excitabilidad que produce este tipo de música, comprobándose que es independiente del formato, jocoso o serio, que se le dé.

ð      Por último, partiendo de un análisis de la personalidad de cada uno de los individuos participantes, se verificó que las canciones violentas ejercían control sobre el carácter, tornándolo más hostil. Señalar que el sexo femenino fue más susceptible a este cambio.

          Naturalmente, no todo el que escucha canciones roqueras o raperas, va a comenzar a agredir a sus congéneres, la formación de la persona juega un papel fundamental. En ello, la labor de padres, educadores y tutores es elemental, pues como afirma Craig A. Anderson, coordinador del proyecto, “los pensamientos agresivos tienen influencia en la forma en la que se perciben los acontecimientos o en cómo se realizan las interacciones sociales, dándoles tintes violentos”; la comunicación en este proceso es básica, es más, debe existir comunicación y cierto control, pues se han detectado comportamientos infantiles también agresivos ante determinados programas de televisión, películas y videojuegos, situación que se ha ratificado empeora al unirlos a la violencia musical.  

Como medida de prevención de todo esto es preciso que la educación para el consumo esté presente a través de la educación en valores como una asignatura transversal. El desarrollo normativo de la LOGSE entiende que la mejor protección es la que se deriva del conocimiento. Al alumno debe preparársele para que sepa los mecanismos de que puede valerse y pueda defenderse de las agresiones que sufre filtrándolas, separando lo bueno de lo manipulativo.

Se trata de poner freno desde la crítica constructiva de una audición conjunta entre padres e hijos.  En este sentido, uno de los objetivos que debemos proponernos debe ser el de enseñar a percibir e interpretar melodías y letras, desarrollando la sensibilidad necesaria para apreciar sus cualidades estéticas y funcionales, además de saber distinguir los mensajes que llegan.

El funcionamiento de este engranaje no debe descuidarse, sino que debe comenzar desde las faldas mismas del sistemas educativo, desde la Educación Infantil. Es en esta etapa donde se comienza a imprimir la formación, los principios, la responsabilidad, el respeto, la colaboración y la tolerancia de la futura sociedad.

Como escribe Luis Rojas Marcos, “las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de vida, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos perversos en la adolescencia”.

Por ello, debemos centrar nuestros esfuerzos en estos alumnos si deseamos una sociedad cercana más justa, racional y pacífica.

 

Bibliografía:

  • Álvarez Nieto, I. F. (2001) Visión crítica del consumo mediático: educación para el consumo, comunicación presentada en el I Congreso Ibérico de Comunicación. Málaga.
  • Álvarez Nieto, I. F. (2003) El valor de la educación frente a la cultura de la violencia, en Gazeta de Antropología, nº 19, 19-32.
  • Rojas Marcos, L. (1995) Las semillas de la violencia. Espasa, Madrid.