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Número 50º - Marzo 2.004


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ENTREVISTA: EDUARDO ALONSO CRESPO
 

 

Entrevista realizada por Daniel Mateos Moreno.

Daniel: ¿Existía tradición musical en su familia?
Eduardo:
Mi madre es pianista y además existe una tradición artística en mi familia: mi abuelo paterno era escritor y mi abuelo materno artista plástico. Mi padre, sin embargo, era ingeniero civil.

D.-¿Cómo fueron sus principios en la música?
E.-
Un día específico que aún recuerdo, a los 6 aZos, mi madre mientras guardaba libros viejos encontró la teoría musical de Alberto Williams, y mirándola casi por descuido me dijo: ¿No querrías estudiar piano?
El piano ya estaba en casa y ella lo tocaba. De hecho, comencé con ella y con dos seZoritas muy mayores de origen espaZol.

D.- Es curioso porque en mi caso también recibí clases de dos seZoritas mayores a las que aprecio y recuerdo con mucho cariño, que son Dña. Carlota y Elvira Hurtado de Mendoza, quien falleció recientemente y desde aquí le hago este pequeZo homenaje. Volviendo al tema que nos ocupa…
E.-
Posteriormente continué en la universidad de música en Argentina y el Postgrado en Estados Unidos.
En mi formación recibí la extraordinaria influencia e impulso de dos músicos: Elizabeth OcaZa y Julio Lazarte.

D.- Hablando de la Universidad de música en Argentina, ¿Desde cuando está incorporada la música como disciplina universitaria en Argentina?
E.-
Desde que alcanza mi recuerdo.

D.- Después de haber estado en diversos sitios estudiando e impartiendo clases, considera necesario que la música se incorpore a la universidad o piensa que los conservatorios son el lugar ideal para desarrollar la tarea educativa musical.
E.-
Si consideramos a la música como un simple oficio el conservatorio alcanza. Pero si el músico es un intelectual y una fuerza determinante de la vida social de un país, entonces necesita la formación universal que da la Universidad. Es una elección que hace cada país: Si quieren tener intelectuales, o artesanos que toquen un instrumento.
Pienso que el músico tiene que ayudar a señalar el futuro de la comunidad a la que sirve como un intelectual, al igual que lo hace el escritor, historiador, filósofo, etc. Y eso implica una formación universitaria.

D.- ¿Qué motivos le llevaron a decidirse por la música y dejar su carrera de Ingeniería?
E.-
Realicé la carrera de ingeniería porque soy el hijo mayor de mi familia y existía la expectativa de continuar la tradición familiar. Al poco tiempo, dos hermanos míos menores también realizaron la ingeniería, y un tercero arquitectura, y ellos fueron los que tomaron las riendas de la responsabilidad familiar, y así yo pude dedicarme a lo que me gustaba. Por otra parte, siempre he recibido el apoyo de mis padres.

D.- ¿Considera que su faceta de director de orquesta le ha robado tiempo que podría haber empleado en  componer, tal y como Gustav Mahler pensaba?
E.-
Esta pregunta tiene dos respuestas. Por un lado es cierto que la tarea de director y más específicamente la de director musical y administrativo de un organismo sinfónico requiere muchísimo tiempo que se pierde para componer. Por otro lado, el oficio de director de orquesta le pone a uno en contacto con muchísima música y conoce el material orquestal desde adentro y a nivel social y humano genera muchas relaciones profesionales interesantes.

D.- ¿Considera que la profesión de compositor es más complicada que la de director, o viceversa?
E.-
La formación del director de orquesta es más completa porque requiere de un campo muy amplio de conocimientos musicales, mientras que la de compositor si bien requiere formación técnica, es mucho más específica. Por tanto, en lo formativo la dirección de orquesta es más compleja, pero en la práctica profesional, la composición es infinitamente más compleja porque se trata de una tarea totalmente creativa.

D.- Como compositor y director, usted puede comprender a estas dos figuras a veces enfrentadas: ¿Qué opina de la peculiar idiosincrasia del director de orquesta hacia el compositor contemporáneo?
E.-
Esa peculiar idiosincrasia tiene dos culpables: Por un lado muchos compositores son responsables de haber roto el puente comunicacional entre la música y el público, lo cual generó una actitud de recato por parte del director. Por otra parte, muchos directores de orquesta son responsables de su ignorancia por no haberse tomado el tiempo de buscar compositores eficientes entre la enorme oferta estilística que ofrece la actualidad.

D.- ¿Considera entonces que el compositor debe estar comprometido con el público?
E.-
¿Es que hay otra opción?

D.- En mi opinión sí, ya que hay compositores que escriben música totalmente a espaldas del público y sin embargo se les oye más que a otros compositores.
E.-
Se trata de modas, vinculaciones, relaciones poco saludables –de cualquier índole-... relaciones todas éstas también de espaldas al público.

D.- Hablando de su música, está cargada de dramatismo y no rehúye de los elementos tradicionales: armonía, melodía, etc. ¿Ha sentido miedo alguna vez de no estar haciendo algo nuevo?
E.-
Si lo nuevo se entiende por "novedad", la respuesta es no. En el lenguaje es importante no confundir el mensaje con el contenido. Siempre me importó que el concepto estético fuera nuevo, original, interesante, diferente, independientemente del lenguaje que se esté utilizando, que puede de hecho no ser nuevo.
Todo mensaje tiene dos aspectos: El lenguaje, que es el vehículo, y el concepto que es el contenido. No cabe duda que el lenguaje implica un código mínimamente compartido entre emisor y receptor, como dice la semiótica elemental.

D.- ¿Su gusto por la danza y la ópera tiene alguna justificación especial?
E.-
El Ballet me atrae notablemente porque aúna dos fuentes naturales de belleza: la hermosura del cuerpo humano en movimiento, y la música. La ópera por otro lado es lo más cercano que hemos alcanzado en la cultura occidental a la quimera de la obra de arte total.

D.- ¿Por qué quimera?
E.-
Porque el ideal de la obra de arte total como objeto único es inalcanzable. En realidad lo apasionante es la búsqueda histórica de esa conjunción perfecta de todas las artes, de la cual no están ajenas ni la ópera ni el ballet.

D.- ¿Hacia donde cree que evolucionará la música clásica?
E.-
No sé hacer futurología. Sé cómo deseo que la música sea hoy, no sé cómo puede ser maZana.

D.- Es evidente que Estados Unidos se ha convertido en un país de oportunidades para la música, y quizás el resto del mundo viva en estos momentos a remolque. ¿A qué cree que se debe?
E.-
No puedo opinar de la mayoría de los países del mundo que no conozco, pero sí conozco la realidad estadounidense: orquestas muy bien pagadas, un altísimo profesionalismo musical por parte de los intérpretes, una joven tradición -aunque parezca contradictorio- han dado como resultado niveles artísticos muy altos.

D.- ¿Futuros proyectos?
E.-
Mi ópera Putzi se estrena en Argentina en el mes de Julio y Andrés Cárdenes, concertino de la Pittsburgh Symphony, estrenará mi "concierto en tiempo de tango" para violín y orquesta de cuerdas en abril de 2005. Mi sinfonía Op. 18 que se estrenó en julio del aZo pasado está programada en Chile y Venezuela para este aZo.
 

Muchas gracias por habernos concedido esta entrevista.