Revista mensual de publicación en Internet
Número 41º - Junio 2.003


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PREVIN Y SRA.

Por Rubén Flórez Bande

          

DG lanza el primer disco del flamante matrimonio formado por el compositor-pianista-director André Previn y la violinista Anne-Sophie Mutter, si bien ya tenían un disco anterior del año 95 con un fabuloso concierto de Sibelius... pero entonces el amor (o lo intereses) no habían surgido. Es un disco más o menos de los llamados de "Encores" con cosas buenas, y cosas malas.

La primera obra, titulada Tango, song and dance (que lleva el mismo título que el disco) es lo primero que le dedica Previn a su futura Sra. (es de 1997), después vendría el Concierto para violín. Es una obra ecléctica, con un ritmo argentino al principio muy "marcato", una canción, que bien podría ir bien para una de esas películas cómico-románticas hollywoodienses y una danza de gran carácter jazzístico. Si bien Previn, compositor y conocedor de su obra, lo da todo, a la que se ve algo perdida es a su Sra., el Tango le queda muy forzado, aunque tiene "garra", la canción está muy bien cantada, es lo suyo, ese lirismo lo exprime al máximo la partitura pero, claro, los diabéticos a lo mejor no lo soportan (es broma); y la Danza, pues lo peor, el jazz es algo que no le pega mucho a la Mutter y ella es consciente de sus carencias en este terreno, y en vez de limitarse en hacer una lectura correcta, tiende a exagerar ligados, exagerar matizaciones. En fin, una obra que por su valor no creo que pase a la historia de la música, pero que al menos es grata de escuchar.

Lo siguiente son tres Danzas Húngaras (las 1, 6 y 7) en el arreglo que hizo de las mismas el violinista Joseph Joachim. Aquí al piano ya no está Previn, sino el acompañante de siempre de la Mutter, el solvente Lambert Orkis. Pues bien, la Mutter, cuando se pone cursi, lo lleva al máximo, y esta parece ser la tónica del disco. Si bien olvida el título (Danza), se limita a tocar frases exageradamente alargadas, queriendo decir no se qué. Quizás para que veamos que sabe exprimir al máximo el "legato" de su violín... pero eso creo que nos ha quedado ya claro por toda su carrera. Orkis se limita, pues, a acompañar a la diva.

El gran fracaso del disco es la selección que hiciera Jascha Heifetz sobre partes de la ópera de Gershwin Porgy and Bess. Previn, claro está, es uno de los mejores gershwinianos vivos, y "borda" su parte como acompañante, pero la Mutter cae de morros, con un Gershwin ñoño, cursi, amanerado, sin espíritu jazzístico y sin "garra". Mucho más recomendable la versión de Shaham para el mismo sello.

Y del gran fiasco llegamos a los grandes logros del disco. Los primeros son tres piececitas de Fritz Kreisler Schön Rosmarin, Caprice viennois op.2 y el famosísimo Liebesleid. Esta es una música que la Mutter entiende al dedillo, sin grandes complicaciones técnicas, ella se puede expresar a gusto con todos los matices de las obras, perfectamente cantadas, perfectamente tocadas, qué maestría con la que aborda el Liebesleid, de los mejores de la discografía. Orkis, en su línea, solvente.

Y la última obra, la Sonata para violín y piano Nº1 en la mayor, op.13 de Fauré, aquí hay que advertir algo. En el libreto del disco se le pregunta a la Mutter por qué esta sonata la introduce entre algo relacionado con la danza y las canciones, y ella responde (es su forma de ver la obra) que no es una sonata "orgánica" sino que cada movimiento es una canción propia. Partiendo de este concepto, que hasta cierto punto, tiene su peso (Fauré nunca fue un gran compositor de formas), puede valer. Los cuatro movimientos están perfectamente tocados (mejor que tocados, cantados). Pero de ahí no pasa, la música tampoco da mucho más de sí, por mucho que la Mutter se empeñe en exprimirla, que así lo hace. Orkis, a su altura.

Un disco para los fans de la Mutter, o para los que les vaya el morbo de ver cómo se compenetra el matrimonio. Lástima que la Mutter no siga con la repetición de grabar los conciertos y obras de gran repertorio, y pierda el tiempo en estos discos... pero claro, son los caprichos de la vida. ¡Ah! y un aviso para agencias de modelos, si a la Mutter le da por jubilarse, contrátenla: desde su disco de las Cuatro estaciones de Vivaldi, en los libretos ha posado en todas las posiciones, entrando, saliendo, subiendo escaleras, bajándolas... y con un modelito distinto. Chanel estaría orgullosa de ella.



REFERENCIAS:

"TANGO SONG AND DANCE"
Obras de: Previn, Brahms, Gershwin, Kreisler, Fauré. Violín: Anne-Sophie Mutter. Pianos: André Previn y Lambert Orkis.
DG 471 500-2