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Número 79º - Diciembre 2.006


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COSÌ FAN TUTTE EN OVIEDO

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.


Oviedo, Teatro Campoamor. 21 de noviembre de 2006. Mozart: Cosi fan tutte. A. Roocroft, S. Tro Santafé, F. Vas, D. Menéndez, D. Mazzucato, A. Antoniozzi. Coro de la Opera de Oviedo. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Dir. musical: Eric Hull. Dir. escénico: David McVicar.


Volvió a subir al Campoamor, tras ocho años de ausencia, la obra que cierra la inmortal trilogía de Mozart-Da Ponte, un título habitual en el repertorio de cualquier teatro de ópera que se precie, pero cuya anterior reposición en Oviedo coincidió con una época en la cual la programación de las obras de Mozart encontraba una cierta contestación por parte de un sector de público y crítica, época esta ya totalmente superada, como explicamos al hablar de las Bodas de Fígaro del Campoamor del pasado noviembre de 2004.

Para la ocasión se reunió un reparto que mezclaba cantantes nacionales con extranjeros, y en el que lo primero que hay que destacar es la presencia de la soprano Amanda Roocroft como Fiordiligi. La Roocroft, una de las grandes intérpretes de este papel en la década de los 90, presenta hoy un registro agudo con alguna tirantez, perceptible al final de su aria "Come scoglio", aunque muy hábilmente supo disimularla con una sobreactuación donde se hacía la "indignada". Realmente ese es el único reproche, muy pequeño, que se puede hacer a una actuación absolutamente ejemplar, tanto en el resto de lo vocal (como una aria "Per pietà" impecable) como en su encarnación escénica del personaje, todo un modelo a estudiar. El resto de los extranjeros del reparto lo comprendían Alfonso Antoniozzi como su tocayo Alfonso, de voz muy bien, y escénicamente no lo vi mejor, y Daniela Mazzucato como una Despina ya entrada en años (no se comprende que le diga a Alfonso "un viejo como vos" si puede ser hasta más joven que ella), pero su labor vocal y escénica fue ejemplar.

La parte española del reparto estuvo en general más floja, a excepción del asturiano David Menéndez, habitual en las temporadas del Campoamor, que dio un Guglielmo pletórico de voz y bien actuado, quizá se le hubiera podido pedir algo más de refinamiento, pero tuvo el honor de que su aria "Donne mie la fatti a tanti" fuera la única aplaudida aparte de las dos de la Roocroft. Silvia Tro Santafé, pese a tener una buena voz, no llegó a convencer como Dorabella, por darle un carácter demasiado autoritario y faltarle dulzura, mientras que el lunar del reparto fue sin duda Francisco Vas, habitual en papeles de secundario pero al que Ferrando le viene grande, nunca se insistirá lo bastante en que en esta obra ningún personaje es secundario. En el entreacto se comunicó que cantaba indispuesto, lo que a nuestro entender sólo le disculpa en parte.

La dirección de Eric Hull, a una orquesta (la OSPA) con buen rendimiento, fue de tempo extremadamente rápido, similar al habitual hoy en día en las versiones historicistas, aunque se pierde gran parte del encanto, de la "magia" del Mozart tradicional. Bien el coro en sus breves intervenciones. En cuanto a la puesta en escena, tenía interés la traslación de la acción al siglo XIX, a la época victoriana (precisamente cuando el argumento de esta ópera suscitaba más rechazo, y por ello nunca se representaba), lo que permitía presentar a Don Alfonso como un dandy maduro con frac y chistera, a Despina como una "chacha" que marca las diferencias de clase social con sus amas desde su primera aparición (donde aparece fumando un pitillo), o a las dos hermanas con amplios vestidos de polisón. Una propuesta escénica sugerente, que redondeó un Così que parece haber introducido a esta obra por fin en el repertorio del coliseo ovetense, pues cada una de las tres últimas décadas ha tenido su producción.