Revista mensual de publicación en Internet
Número 76º - Mayo 2.006


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Para los amigos

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Fragmento de Orfeo. Música de Jesús Rueda. Libreto de Jesús Rueda a partir de Ovidio y Virgilio. Un parque. Música de Luis de Pablo. Libreto de Luis de Pablo a partir de Yukio Mishima. Intérpretes: Antoni Comas, Pilar Jurado, Luis Calero, Fernando Rubio. Espacio escénico: Ignacio García y Zulima Memba. Vestuario: Zulima Memba. Iluminación: Ignacio García. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Luca Pfaff. Dirección del Coro: Félix Redondo. Dirección escénica: Ignacio García. Producción de Operadhoy. Teatro Albéniz de Madrid, 25 y 26 de abril de 2006.

El estreno de dos piezas de ópera contemporánea es todo un acontecimiento, afortunadamente cada día menos infrecuente que, sin embargo, no tiene entre el público madrileño la resonancia esperada. Solo un pequeño grupo de profesionales vinculados a la música y al teatro acudieron a las funciones ofrecidas por Operadhoy en el Teatro Albéniz de Madrid. Seguramente son muchos y complejos los factores que podrían explicar la escasa acogida dada a esta interesante empresa. El programa doble estaba constituido por sendas obras de compositores tan reconocidos como son Luis de Pablo y Jesús Rueda. Del primero pudimos ver y escuchar El parque, una joya musical llena de maestría, teatralidad e ironía. A pesar de su veteranía y consolidada posición, Luis de Pablo es un inconformista que, sin perder los rasgos que define su personalidad musical, es capaz de investigar nuevos caminos y de sorprender a sus seguidores. Jesús Rueda presentó Fragmento de Orfeo, una escena vertiginosa basada en el descenso de Orfeo a los infiernos. Se trata de un tema clásico en la historia de la ópera, tratado aquí con un lenguaje moderno, pero dentro de un diseño dramático repleto de remotas alusiones. Ambas piezas fueron breves e intensas. Estuvieron impecablemente interpretadas por el tenor y acróbata Antoni Comas, experto en estos menesteres, por la brillante soprano Pilar Jurado, de gran y segura presencia vocal, y por el contratenor Luis Calero. Sus nombres eran garantía de la altísima calidad que pudimos confirmar al disfrutar de sus actuaciones. También estuvo espléndido el reducido Coro de la Comunidad de Madrid en una participación difícil y comprometida, que fue resuelta a la perfección. No se quedaron atrás los instrumentistas reunidos bajo las órdenes del maestro Luca Pfaff. Fue particularmente llamativa, con su integración en escena, la actuación del Julián Elvira tocando en Orfeo la flauta subcontrabajo así como los tubos del andamio por el que trepó. El punto débil de la producción estuvo en la realización escénica, que fue pobre en todos sus aspectos y que, desde luego, no estuvo a la altura de lo musical. En tales condiciones, más valiera haber ofrecido las piezas en concierto. También se echó en falta un programa de mano algo más generoso, con todos los datos mínimos que es costumbre ofrecer, no ya en una ópera, sino en cualquier concierto. A pesar de estas circunstancias, los artistas recogieron en los aplausos el reconocimiento de sus amigos y colegas.