La sombra luminosa

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Die Frau ohne Schatten (La mujer sin sombre). Ópera en tres actos. Música de Richard Strauss. Libreto de Hugo von Hoffmannsthal. Robert Dean Smith (El emperador); Eva Johansson (La emperatriz); Julia Juon (La nodriza); Alan Titus (Barak); Luana DeVol (La mujer de Barak); Eike Wilm Schulte (El mensajero de los espíritus); Susana Cordón (El guardián del templo); Joan Cabero (La aparición de un joven); Ruth Rosique (La voz del halcón); Itxaro Mentxaka (La voz del halcón). Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Director musical: Pinchas Steinberg. Director de escena: Ennosuke Ichikawa. Escenógrafo: Setsu Asakura. Vestuario: Tomio Mohri. Director del coro: Jordi Casas. Director del Coro de Niños: José de Felipe. Producción de la Bayerische Staatsoper de Munich (1992). Teatro Real de Madrid, 15 de abril a 9 de mayo de 2005.

La mujer sin sombra es un ópera difícil, larga, densa. Fue estrenada, tras muchos años de trabajo creativo, en 1919, en Viena, en tiempos duros para Europa, cuando Richard Strauss aún abrazaba el estilo expresionista. El Teatro Real asumía un reto importante al incluirla en su programación. Tomando como punto de partida la excepcional puesta en escena idea por Ennosuke Ichikawa en 1992 para la Ópera de Baviera, se ha obtenido un resultado excelente. La visión orientalista del maestro Ichikawa ofrece una lectura sugerente y clarificadora del enrevesado libreto. El carácter fabuloso y legendario de la historia queda perfectamente realzado, gracias a una profunda sabiduría del director de esceneca, que combina las técnicas más teatrales modernas, con las de la tradición del teatro Kabuki. En esta puesta en escena hay mucha teatralidad, mucha magia, emoción, belleza y aparente sencillez. La escenografía Setsu Asakura se basa casi siempre en magníficas y sorprendentes telas, magníficamente iluminadas por Sumio Yoshii, que crean espacios aparentemente sencillos y etéreos. El vestuario, concebido por Tomio Morí, es todo lo contrario. Tiene toda la fastuosidad que la ópera requiere y se combina con un trabajo de maquillaje y caracterización verdaderamente excepcional. La plástica y teatralidad de este montaje ha sido previsiblemente grandiosa. La parte musical, cuya responsabilidad ha correspondido aquí a nuestro coliseo madrileño, no se ha quedado atrás. El maestro Pinchas Steinberg ha cautivado a la Orquesta Sinfónica de Madrid, titular del teatro, y ha extraído lo mejor de ella, en un trabajo titánico, magnífico, infatigable. Los profesores han demostrado como nunca su alto nivel artístico, y cómo se crecen ante los desafíos más grandes si tienen una buena dirección. La orquesta ha sido protagonista de las funciones y ha cosechado los mayores aplausos. Su constante intervención ha estado repleta de brillo, profundidad y colorido. Igual que todos los otros ingredientes del espectáculo, la orquesta ha dado una especial luminosidad, una luz mediterránea, a esta música sombría, germana y expresionista, potenciando, sin traicionar, los propios valores de la partitura. El equipo de cantantes ha estado a la altura de unos papeles igualmente peliagudos, que han sido resueltos con soltura. El quinteto protagonista estuvo muy equilibrado. Luana de Vol y Alana Titus, que recientemente han la Tetralogía del Teatro Real, han corroborado su talento encarnando a Barak y a su mujer. La emperatriz y el emperador han estado a cargo de Eva Johansson y Robert Dean Smith, que también son grandes wagnerianos, como Julia Juon que hizo de malévola nodriza. Solo voces como las suyas, grandes, timbradas y dramáticas, podían enfrentarse a estos papeles con el éxito que han cosechado. La producción del Teatro Real ha superado en esta ocasión las mejores expectativas, ofreciendo un espectáculo fantástico y de primera línea.

(Fotografía de Javier del Real)