Revista mensual de publicación en Internet
Número 60º - Enero 2.005


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Actividades musicales en Educación Infantil


 
Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum. 

Bien es sabido por todos que “la música es un lenguaje que desde los tiempos más remotos ha servido al hombre para expresarse y comunicarse. Este lenguaje universal, lleno de expresividad, sugerencia, y evocación es eminentemente activo, globalizador e integrador. En el niño la música ejerce un impacto tal que se convierte en fuente de energía, movimiento, alegría y juego” (Bernal Vázquez, J. y Calvo Niño, Mª L. 2000. Didáctica de la Música. Aljibe. Málaga).

Y somos nosotros, los que rodeamos al niño, tanto la familia como los especialistas de Educación Infantil los que debemos saber despertar su interés, su estímulo, su curiosidad y la atención auditiva de éstos hacia el fenómeno sonoro; debemos proponernos como meta sensibilizar su oído y prepararlo para la comprensión y ejecución musical.

La música siempre ha acompañado al hombre, reconociéndose su gran potencial psicofisiológico desde las edades más tempranas. Si a esto le añadimos que esta edad constituye uno de los periodos más fértiles y críticos en el desarrollo intelectual y personal, los que estamos en contacto con la formación del pequeño, necesitamos una fundamentación profunda de las actividades musicales que se deben llevar a cabo para conseguir este propósito.  

Algunos de los principios metodológicos de la Educación Musical en infantil son los siguientes:

v            El entono sonoro como fuente principal de información. Hay que partir de  situaciones familiares próximas a la realidad del alumno.

v            Aprovechar la oferta musical de la sociedad, destacando el folklore propio.

v            Relaciones con el resto de materias artísticas: La expresión plástica y dramática nos ofrecen una gran cantidad de recursos que ayudan a desarrollar una visión más completa de las manifestaciones sonoras.

v            El juego, como base del desarrollo de las actividades: El tratamiento de la educación musical en esta etapa debe ser totalmente lúdico, se debe potenciar el goce y el divertimento en la realización de las actividades musicales.

v            El carácter cíclico de los contenidos. Se debe partir de vivencias y conocimientos propios y de contenidos tratados con anterioridad.

v            Desarrollo del “saber percibir” para “saber hacer” y “saber analizar”: Este principio es la base del tratamiento metodológico y de la realización de actividades musicales.  

Podemos hacer uso de un extenso conjunto de actividades que sirvan para:

q       La discriminación auditiva, localizando los sonidos en el espacio, y reconociendo el silencio e identificando los objetos sonoros.

q       El fomento del desarrollo del sentido rítmico.

q       La desinhibición en el uso de la expresión corporal.

q       ...

 En esta línea algunas de las actividades que utilizamos en este cometido son: 

·         Realizar el ritmo con percusión instrumental: fuerte o piano, rápido o lento.

·         Comparar los distintos sonidos producidos por el agua: vertida con un jarro, echada con la regadera, y el chorro del grifo. Sobre el mismo material, ¿cuál suena más fuerte?.

·         Decir nombres de flores y frutas dando una palmada a cada sílaba.

·         Repetir un esquema rítmico,  primero con palmadas y luego con gestos.

·         Dividir a los niños en tres grupos. Un grupo sopla como el viento; otro produce el sonido de gotas de lluvia al caer (chasqueando la lengua contra la parte interna de los dientes superiores). El tercer grupo marcará el mismo ritmo golpeando con un lápiz sobre la mesa.

·         Trabajar con distintos instrumentos musicales para ver sus características.

·         Juego por  parejas sentados o de pie, uno frente a otro, en espejo, marcando pulsaciones con palmas.

·         Marcha al ritmo de la música, cambiando de sentido en el cambio de frase.

·         Participar con alegría en los juegos, al ritmo de la canción o de la música.

·         Caminar por toda la clase como si estuviéramos paseando por el campo.

·         Instrumentalizar poesías.

·         Marchar siguiendo distintos ritmos.

·         Cantar canciones donde una frase se diga en voz alta y otra interiormente.

·         Palmear palabras atendiendo a su sílaba.

·         Palmear las sílabas del nombre de cada niño.

·         Improvisar ritmos con distintos instrumentos.

·         Buscar y descubrir con la mirada el lugar de donde proviene el sonido.

·         Buscar con los ojos cerrados de donde procede el sonido.

·         Cantar una canción mientras el maestro o un niño está de pie y cuando se siente nos callamos.

·         Imitar sonidos de animales, objetos.

·         Cada niño tiene un objeto o instrumento distinto. El maestro de espaldas a los niños hace sonar uno de ellos y el niño que lo tiene igual, toca el suyo.

·         Todos los niños tienen los mismos objetos que el educador: pandereta, maracas... Cuando el educador toca uno, todos los niños hacen sonar el mismo objeto o instrumento.

·         Formar dos grupos de niños: un niño escoge la forma de hacer determinados ruidos con las manos, los pies, la boca. El otro grupo lo imita.

·         Reconocer diferentes ruidos que pueden hacer los mismos niños: arrugar una hoja de papel, silbar, repiquetear con los dedos en el cristal de la ventana, rasgar una tela.

·         Reconocer sonidos producidos por objetos cotidianos. Ej: el ruido de una puerta el que se produce al ser arrastrada una silla...

·         Reconocer sonidos producidos por agentes naturales: canto de un pájaro, ladrido de un perro, sonido del viento, de la lluvia...

·         Distinguir voces e instrumentos.

·         Aplicar ritmo a una adivinanza.

·         Improvisar una pequeña orquesta: con instrumentos naturales, de percusión u objetos cotidianos; con papeles de distinta textura...

·         Juegos de las estatuas con música...

 

Estas actividades, para que adquieran una lógica coherente, las podemos fundir en canciones. Una canción que podemos trabajar es la siguiente: “En la punta de un manzano”. 

Ø      Para enseñar está canción a los niños habrá que hacerlo muy despacio, es decir, ir frase por frase. De manera que iremos haciendo el acento y el pulso de cada frase y hasta que no se aprenda no pasaremos a la frase siguiente. Lo haremos dando palmadas con las manos, palmadas con los pies, con los pies y el suelo, con las manos y los muslos, etc., ya sean con las dos a la vez o bien alternándolos. Como ya hemos adquirido el ritmo de la canción, ya podemos cantarla. 

Ø      Podemos ahora dividir la clase en dos grupos: unos cantarán la canción y otros la dramatizarán. La dramatización cada uno la realizará como quiera y posteriormente inventaremos una coreografía para todos. Después los niños se intercambiarán los papeles. 

Ø      La coreografía podría ser:

-         Cuando se diga “pajarito” hay que agitar los brazos como si estuviéramos volando.

-         Cuando se diga “chirulirulí” haremos unas ondas con las manos.

-         Cuando se siga “canta” cerramos la mano y nos ponemos el puño delante de la boca y cantamos como si nuestra mano fuera un micrófono. 

Ø      Para aprender las notas de la canción, dibujarán caras poniéndole el nombre de las notas musicales. Así los niños aprenden la escala al relacionarla con nombres que empiezan por el de cada nota.

-         Así, do, se llamaría Dorotea; re, Remigia; mi, Micaela; fa, Faustina; sol, Soledad; la, Laura y si, Silvia.

-         De este modo, hacen la primera asociación de cada nombre con su forma correspondiente; que debe ser invariable.

-         A esas siete señoras hay que darles una vivienda en la Villa del Pentagrama, que así denominamos al conjunto de cinco líneas y cuatro espacios. Resulta que las primeras eran los pisos exteriores y las segundas los interiores. Y al pentagrama se le dibuja su tejado.

-         La clave de sol es la casera, encargada de dar piso a cada una de las señoras que le piden vivir en su casa. A la señora que se llamaba igual que ella, le dio su mismo piso, ya que le hizo mucha gracia, era en la segunda línea donde se colocaba el sol. Y así sucesivamente con todas, procediendo a dibujarlas.

-         Conforme se acepten, se probará con las figuras musicales y los silencios, dándoles también nombre.

Con esta práctica rítmica, que se inicia con fórmulas rítmicas encadenadas con carácter vivo, apropiadas y que se repiten insistentemente, conseguiremos que los niños se impregnen de ellas y tomen conciencia de la pulsación. Estimularemos la imaginación creadora y la expresión gestual a través del movimiento sonoro pretendiendo sobre todo buscar una manera de expresión natural abogando por la educación sensorial como vía para llegar al intelecto.