Revista mensual de publicación en Internet
Número 48º - Enero 2.004


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LARMORE, CON LUZ PROPIA 

Por Paco Bocanegra

          

Si algún peligro han de sortear los recitales grabados en estudio hoy día es el de la indiferencia que produce su monotonía expresiva y una cultura estilística a menudo paradójica, estéril a causa de una ortodoxia cerrada en sí misma y ajena a una tradición secular. Un indiferencia alimentada también por la saturación de registros existentes a los que poco o nada aportan muchos intérpretes actuales cuando no, en el extremo opuesto, inducida por incursiones en territorios inexplorados no siempre dotadas de la suficiente entidad, lugares abonados para disimular una mediocridad que poco a poco parece cobrar carta de naturaleza.

Mas, albricias, este recital que nos presenta la mezzo Jennifer Larmore bajo la cuidada batuta de Bertrand de Billy brilla con luz propia y supone una ráfaga de viento fresco dentro del espinoso repertorio francés, donde el fiasco y el ridículo acechan a cada paso ¡Es tan fácil parecer insustancial o amanerado, cuando no poco idiomático o simplemente superficial! No es que Larmore vaya a resucitar por sí sola la extinta escuela de canto de francesa, pero el trabajo que nos presenta es al menos consciente de esa herencia y su planteamiento, pues, muestra gran solidez.

Mantiene la mezzo en buen estado sus facultades vocales, desde la facilidad para las agilidades a la belleza aterciopelada de un timbre cálido que no carece de tintas sensuales. Como nunca ha carecido de fantasía y ha adquirido con la experiencia una atractiva madurez, a la idoneidad del instrumento aúna cierta elocuencia que hace la fortuna de piezas tan seductoras de Berlioz como "D'amour l'ardente flamme" de La damnation de Faust o la muerte de Dido "Adieu, fiere cité" de Les troyens. En ellas como en el postrero canto "Ô ma lyre immortelle" de la infortunada protagonista de la Sapho de Gounod, la mera densidad del colorido de su voz ancha y rica de armónicos en el centro, así como una sabia economía de acentos, redondean un clímax dramático debidamente calibrado, intenso y convincente.

Similares observaciones merecen su versión de la Dalila concebida por Saint-Saëns, donde Larmore, en un solo fiato, pero deleitándonos en la variabilidad de la intensidad de la emisión y el color, esculpe con gran belleza melódica la frase "Ah! Répons a ma tendresse!" de "Mon coeur s'ouvre a ta voix". Un retrato sensible y reconcentrado se ofrece asimismo de la, a su manera, la segunda femme fatal del disco en la célebre escena de Charlotte en Werther, "Va! Laise couler mes larmes!"

Dentro del capítulo de excelencias, destacar "Ô Palerme! Ô Sicile!" de la Zerline de Auber, papel escrito para la espectacular Marietta Alboni, brinda ocasión a Larmore para lucirse en una de sus especialidades, la coloratura di bravura, con resultados óptimos. Una lectura brillante y ágil que encuentra eco en la massenetiana fosforescencia de Cendrillon con "En fin, je suis ici".

Bertrand de Billy realiza un trabajo excelente con la Radio Symphonieorchester de Viena, en el que la compenetración de voz y orquesta encuentra un equilibrio muy sutil y susceptible de crear atmósferas en las que el refinamiento musical inherente a estas páginas encuentra naturalmente su preciso contenido dramático, sin cargar jamás las tintas ni descender a la ligereza insustancial de otras batutas. Todo un logro, fruto de una labor concienzuda de maestro y cantante, la cual nos brinda con L' heure espagnole de Ravel, Mignon de Thomas y L' etoile de Chabrier una envidiable muestra de versatilidad.




REFERENCIAS:

"FRENCH ARIAS"
Jennifer Larmore, mezzo.
Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Dir.: Bertrand de Billy
TELDEC 8573 87193-2