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Número 48º - Enero 2.004


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ENTREVISTA: AURELIO VIRIBAY
“Todas las palabras se esconden tras las teclas de un piano” - Arthur Rubinstein
 

 

Entrevista realizada por Daniel López Fidalgo (Madrid, Grupo Scialoja-Branca).

             Entender el piano es comprender buena parte de la historia de la música y aun de su evolución. Acercarse a Aurelio Viribay- pianista español de referencia internacional- es llegarse a la erudición de un músico que no se conforma con serlo, porque muestra y enseña su vasto saber a quien quiera escuchar e iluminarse con el fogonazo de la humildad silente del que sabe el lugar que ocupa, y ocupándolo, llena su arte de honestidad.

 

            Aurelio Viribay está en la cumbre de una especialidad silenciosa, imprescindible y bien hermosa: el acompañamiento. Disciplina tortuosa acaso ingrata y arcana, como la propia música, requiere de una especialización muy desconocida, que debe ser valorada como el camino que une la poesía y la música, en un nexo tan lejano como el hombre.

  

Daniel López: Muchas gracias ante todo por recibirnos, vamos si te parece a analizar en lo posible una especialidad muy desconocida como el acompañamiento pianístico, no sin antes abordar tu carrera. Cuéntanos cómo comenzaste en el piano.

 

Aurelio Viribay: Mi padre estudió violín y todos los hermanos, somos cuatro, hemos estudiado piano y solfeo. Estudiábamos en casa con mi padre desde muy pequeños, era más bien un “capricho” de mis padres que quisieron darnos esa formación.

 

DL: ¿Te inculcaron mentalidad de solista?

 

AV: Bueno, cuando eres niño tienes muchos sueños; como en todas las profesiones se tiende al individualismo. Luego descubrí el acompañamiento, y fue lo que me gustó.

 

DL: Me interesa mucho la vocación de acompañante, revela una enorme humildad, más si cabe en un pianista...¿Cómo surge una vocación?

 

AV: Hubo una vacante en el conservatorio de Bilbao. Yo, que aún no había acabado la carrera vi cómo me llamaron a los diecisiete años, y fue así como comencé. Luego empezó a gustarme muchísimo, me sirvió para desarrollar capacidades, como leer a primera vista, y otras cosas para las que yo no estaba preparado en aquel momento. Así creo que se aprende un oficio, esto lo es; la práctica empezó a ser fundamental para mí.

 

DL: El piano de acompañamiento ¿es técnica o especialidad?

 

AV: Es especialidad, pero es una especialidad práctica, es el ejercicio a lo largo del tiempo el que te especializa. Si eres una persona inquieta y con ganas de aprender quizás resulte más fácil reunir ese bagaje. Hoy en día ya hay una especialidad. Cada vez hay más gente que se dedica a esta especialidad que aporta cosas muy distintas al tradicional piano solista.

 

DL: Esa humildad de la que hablábamos, ¿es patrimonio del acompañante?

 

AV: Debería ser patrimonio de todos los músicos. La disciplina del acompañante es un trabajo de escuchar, es aplicar la riqueza del piano al servicio de la voz o de otro instrumento. Utilizar en definitiva, los mil matices que ofrece un instrumento como el piano.

 

DL. Hablemos primero si te parece del acompañamiento vocal. ¿Cómo debe ser la relación del pianista con el texto? ¿Se nota cuándo gusta y cuándo no?

 

AV: Te tiene que gustar, al menos interesar, del texto nace la música ordinariamente y hay que saber qué excitó la imaginación del compositor.

 

DL: ¿Hay cierta vocación literaria en el pianista acompañante?

 

AV: Yo creo que sí, es imprescindible estar interesado en la literatura, sólo así se puede disfrutar de veras esta profesión.

 

DL. ¿Cuáles son los fundamentos técnicos del acompañamiento?

 

AV: En la música vocal, creo que la flexibilidad. Cuando un pianista toca en solitario es dueño de su instrumento y no debe sino adaptarse a él. En cambio, aquí  hay que reaccionar ante cualquier imprevisto, y observar lo que hace el cantante.

 

DL: ¿Hay una gran labor de anticipación?

 

AV: Sí desde luego y también es importante conocer al cantante, su respiración, el modo que tiene de actuar te permite la previsión.

 

DL: ¿Qué papel juegan los ensayos en una disciplina donde la compenetración debe ser exhaustiva?

 

AV: Es fundamental, se da el caso de actuar de manera muy distinta a cómo se ha ensayado, pero para que ese cambio sea positivo el ensayo habrá jugado de igual modo un papel esencial.

 

DL: ¿Cuáles son las dificultades con las que te encuentras de manera más frecuente?

 

AV: Son variadas. Lo más complicado es el factor humano; los cantantes están usando su propio cuerpo y eso nos obliga a adaptarnos a las circunstancias por las que ellos están pasando. También las tonalidades, a veces en tonalidades no editadas, incluso aquí es el pianista el que debe aconsejar al cantante. Aunque se sienta más cómodo en una tonalidad a veces el consejo es importante. El cantante debe confiar en su soporte que va a ser el acompañante.

 

DL: Hablemos si te parece de algo que le gustaba mucho a Claudio Arrau: la interacción entre compositor e intérprete. Del lado de quién se sienta el acompañante. ¿Debe ser un garante de la partitura?

 

AV: Hay que buscar un compromiso entre ambas cosas. Hay que saber qué puede dar de sí el cantante, y en esos parámetros, hacer lo más parecido a lo que el compositor quería.

 

DL: ¿Cómo afecta el contexto espacio temporal en que se movió el compositor para entender después su obra? ¿Qué opinión tienes?

 

AV: Para mí afecta tanto el lugar como la ubicación histórica. Conocer la mayor parte posible de la obra del compositor es fundamental para ubicarle a él y situar al músico y al público en la interpretación.

 

DL: ¿Crees que hay que respetar estrictamente el espíritu de la partitura, o es posible adaptarlas a los nuevos modos de interpretar- es evidente que hoy no se toca igual el violín o el piano que en el XIX? ¿Qué piensas?

 

AV: Siempre que se respete el conjunto del texto, es incluso necesario adaptarse a los nuevos modos. Yo creo que se canta y se toca mejor cada vez. Hay intérpretes clásicos que despertarán admiración siempre, pero fuera de eso, creo que se hacen en general bien las cosas.

 

DL: ¿Qué matiza a qué? ¿El texto a la música, o es la música la que impregna aquí a la literatura?

 

AV: La pareja; es un  ente nuevo en el que no funciona lo uno sin lo otro.

 

DL: ¿Existe cierto “horror vacui” cuando sólo hay piano?

 

AV: No, es precisamente esa falta de otros instrumentos la que da un carácter más íntimo que es lo que yo más aprecio de este género. El piano puede suplirlo todo, los matices son infinitos

 

DL: ¿Cuál es tu forma preferida?

 

AV: La música vocal de cámara en general, es la que más me hace disfrutar.

 

DL: ¿A quién destacas en ese campo?

 

AV:  A Schubert, Schumann, Brahms y Wolf.

 

DL: Destacaré a mí vez, si me permites, el gran estudio que has publicado recientemente sobre el acompañamiento en los lieder de Wolf. ¿Qué ves en Wolf?

 

AV: En Wolf veo la consecución absoluta de la expresión del texto. La relación texto- música es maravillosa en él.

 

DL: Hablemos si te parece del acompañamiento instrumental ahora. ¿Qué diferencias son más ostensibles con el acompañamiento vocal?

 

AV: La música es más pura, el lenguaje es el mismo, el cantante utiliza otro lenguaje. De entre los instrumentos me siento muy cómodo con el violín, su brillantez de sonoridad se complementa muy bien con el piano. Hay que tener mucho cuidado con el cello por ejemplo, para no taparlo. Es muy complicado acompañar a otro piano. El sistema de pulsaciones simultáneas lo hace complejo.

 

DL: De entre todas las figuras de talla mundial a las que has acompañado, y para no hablar de preferencias, vamos a hablar si te parece de admiraciones.

 

AV: Para mí ha sido muy interesante trabajar con todos y cada uno de ellos, pero destacaría a María Bayo y Walter Berry, por sus ideas claras y su criterio bien definido.

 

DL: ¿Qué idioma es más fácil de acompañar? No olvidemos que vuestra formación abarca el conocimiento de los idiomas, sin su conocimiento se hace imposible el estudio del texto.

 

AV: Sí desde luego. Me siento cómodo con alemán y francés, además claro de español e italiano. El ruso por ejemplo al no hablarlo, plantea más dificultades. Los acompañantes no seguimos notas, seguimos palabras; saber el idioma se hace fundamental.

 

DL: Permíteme una pregunta tal vez metafísica. ¿Qué se espera de un concierto y cómo se defrauda uno mismo?

 

AV: Se espera comunicar, y se defrauda al no conseguirlo. La comunicación con el público es un camino de ida y vuelta, y eso se nota siempre cuando existe: se convierte en certeza.

 

DL:¿Cómo notas el reconocimiento, y cómo se sustrae el pianista acompañante de esas ideas que subyacen un poco en el inconsciente colectivo, como que es acompañante el que no vale para solista?

 

AV: Esa idea ha existido; afortunadamente cada vez se entiende mejor las dificultades de esta especialidad, que sobre todo está muy valorada entre los profesionales de la música. Aunque es evidente que el público va a ver a un cantante, no al acompañante. El componente vocacional es grande y el apoyo de los cantantes que se ponen en tus manos es fundamental.

 

DL: ¿El piano puede ser una tabla de Carneades a la que el cantante puede llegar a tener que sujetarse?

 

AV: Sí eso seguro, debes ayudar, y ayudamos. Hay que tratar de diluir el error: un compás que se salta, una mala entrada... En ocasiones debemos hasta apuntar una letra que se olvida.

 

DL: Es imprescindible conocer por tanto la partitura vocal casi como la tuya.

 

AV: Absolutamente, te diré más, es más importante dominar la partitura vocal . Sólo cuando el pianista conoce bien el texto y la parte vocal puede sentarse al piano.

 

DL: Hablemos algo de la docencia. Tú eres profesor de la Escuela Superior de Canto de Madrid, además tienes una dilatada carrera de prestigio, fuiste profesor de Repertorio Vocal en el Conservatorio y la Hochschule für Musik de Viena, además de pianista acompañante de las clases de Thomas Quasthoff-barítono- nada menos que en el mítico Mozarteum de Salzburgo. ¿Por qué la docencia? ¿Coméntame tu etapa en esos centros de saber musical?

 

AV: La docencia es para mí una manera de prolongar mi actividad profesional. Yo preparo cantantes, que es lo que más me gusta. La etapa en Viena fue fundamental, las posibilidades de escuchar allí enriquecen a cualquiera. A mí me sirvió además para curtirme en la especialidad que más me gustaba: el Lied ,que es el tronco común que irradia su influencia a otros géneros como la mèlodie francesa, por ejemplo.

 

DL: ¿Cómo ve el estudiante de canto al pianista: un amigo o el enemigo a vencer?

 

AV: Hay de todo, cuanta más formación tenga el estudiante mayor será su grado de compromiso y por tanto entenderá mejor la función del pianista.

 

DL: ¿Qué tiene el Lied que no tenga la mélodie francesa por ejemplo?

 

AV: A mí me interesa todo, es cierto que el Lied tiene gran calidad como género definido.

 

DL: ¿Qué aporta Schoenberg al Lied?

 

AV: A mí me gusta verlo como qué aportan los Lieder a Schoenberg. Creo que apoyarse en los textos es algo que a él le ayuda tanto para la ruptura armónica como para prescindir de la forma tradicional y, en definitiva, a convertirse en protagonista de ese punto de inflexión en la historia de la música.

 

DL: ¿Cómo crees que ha cambiado el estilo de los pianistas y cuál ha sido tu referente entre solistas?

 

AV: No hay hoy una escuela única, hay una interrelación de todas ellas- la rusa, la francesa..- Los pianistas tienen hoy datos, grabaciones, todos esos medios permiten crear músicos más completos que pueden recibir influencias de todo al tiempo. En cuanto a mi referente te hablaré de Claudio Arrau. Su sobriedad eliminando cualquier efecto. Cada nota tiene un sentido y una profundidad fuera de lo común. Admiro a mucha gente: Pires, Richter, Zacharias...

 

DL: No me perdonaría en una entrevista a una figura del piano no preguntarle por Rubinstein y  Cortot.

 

AV: De Rubistein destacaría su sentido del Legato. Cortot no es un pianista que yo haya seguido del mismo modo que a otros.

 

DL: Y en el terreno que nos ocupa, que no es otro que el de los pianistas acompañantes, ¿cuáles han sido referencia para ti?

 

AV: Dos grandes figuras del acompañamiento como Gerald Moore y Geoffry Parsons constituyen una referencia ineludible para todos aquellos que nos dedicamos a esta especialidad; de una forma más personal mi experiencia como alumno y más tarde como asistente de Dalton Baldwin fue crucial, así como los consejos recibidos de Charles Spencer. En España contamos con dos grandes nombres como Miguel Zanetti y Félix Lavilla que, muy especialmente en el ámbito de la canción española de concierto, son la referencia de las jóvenes generaciones de acompañantes españoles.

 

DL: ¿Cuál es la partitura que más problemas plantea?

 

AV: Hay Lieder tanto de Hugo Wolf como de Richard Strauss de una dificultad extrema, por citar sólo dos compositores.

 

DL: ¿Cuál es tu rincón musical, al que siempre vuelves?

 

AV: Tal vez los Lieder de Schubert, por citar el conjunto de una obra.

 

DL: Te dejamos que te refugies, no sin antes agradecerte este rato, casi compendio de la música.

 

AV: Gracias a vosotros por vuestro interés en nuestra especialidad, esperemos que cada vez más conocida y valorada.

 

 

De entre los ejercicios que hace un pianista para gimnasia de su espíritu, el de la humildad es, por derecho, el que más frecuentemente esconde tras de sí la esencia de la erudición más generosa, pues sus propietarios la regalan a todo el que hace dos cosas fáciles: preguntar y escuchar.

 

Aurelio Viribay guarda la esencia del conocimiento cercano, máximo valor de una especialidad compleja y no siempre entendida, sin la que todo un género se tambalearía hasta desmoronarse si remisión. Mientras existan personas como Viribay que ejerzan su magisterio, las nuevas generaciones deseosas de aprender, podrán beber de fuentes inagotables, y nuestra música estará seguro, a buen recaudo.

 

Nuestro agradecimiento a Aurelio que todo nos lo hizo fácil.

Dedicamos nuestro trabajo a los músicos que sostienen la música.