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Número 48º - Enero 2.004


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EL ÚLTIMO MOZART DE BERNSTEIN 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Dentro de la colaboración que en sus últimos años mantuvo Leonard Bernstein con la Filarmónica de Viena, que se tradujo en una gran cantidad de grabaciones para la Deutsche Grammophon, no podía faltar un programa con obras de Mozart, siendo la de Viena la orquesta mozartiana por excelencia. Entre 1981 y 1988 se grabaron 8 sinfonías, que ahora aparecen por primera vez juntas en un álbum, en la nueva serie "Trío", que como su nombre indica se compone de álbumes de 3 discos. Previamente existió un triple CD que reunía las 6 últimas pero dejaba fuera la 25 y la 29, incluidas también aquí.

Si la Filarmónica de Viena es "a priori" la mejor orquesta para Mozart, no podía decirse, de entrada, lo mismo del director, pues normalmente se relaciona a Bernstein más con la música de los siglos XIX y XX que con el XVIII, y dentro del Clasicismo más con Haydn que con Mozart, pese a que estas sinfonías ya las había grabado en su etapa neoyorkina para CBS, hoy Sony Classical.

El Mozart de Bernstein es sutil, sofisticado (quizá en exceso), y afortunadamente nunca cae en el efectismo o en la contundencia, que esta música soporta mal, pese a lo cual es un defecto frecuente en directores que vengan del campo "romántico", como Karajan. En su debe hay que apuntar que es un Mozart muy sombrío, pesimista, sin esa "chispa" de encanto que se asocia típicamente a lo mozartiano.

Los resultados obtenidos dependen del carácter de cada sinfonía, pues los modos de Bernstein le sientan mejor a unas que a otras, y en parte de la cronología de las grabaciones, pues parece lógico que en sus últimos años de vida el lado sombrío y pesimista se acentuara.

Así, el mayor logro de este ciclo nos ha parecido la nº 38, "Praga" (grabada en octubre de 1985), una de las grandes versiones de la obra, junto a las clásicas de Walter o Klemperer, y posiblemente la mejor grabacióm moderna que haya hecho de ella la Filarmónica de Viena (superior a la de Böhm e infinitamente superior a la de Levine, ambas también para DG): aparte de la proverbial exquisitez de la orquesta y de la elegancia de la dirección de Bernstein, aquí hay brío, sentido teatral (no olvidemos que a esta obra se la considera una sinfonía "operística", llena de reminiscencias del Figaro y del Don Giovanni) y, sin perder la delicadeza propia de Bernstein, el primer movimiento está resuelto "con mucho garbo", en el Andante asoma el dramatismo y el Finale, aunque algo más serio de la cuenta, está matizadísimo y permite corroborar la descripción que decía que este movimiento es un diálogo entre tres personajes reconocibles (lo que ni por asomo ocurre en Levine).

La nº 35 "Haffner" podría haber estado a la misma altura si no fuera por un primer movimiento algo rutinario: al estar grabada en vivo (octubre de 1984), en el "Allegro con spirito" inicial las cosas no acaban de funcionar, parece que orquesta y director se conforman con que todo esté en su sitio. Pero en el resto de la sinfonía, la mejoría es notable: un Andante pleno de delicadeza, un Minueto impecable, donde hay incluso humor, y un Finale arrollador.

Otro de los grandes logros de este ciclo es la nº 41, "Júpiter", obra muy difícil con la que se han estrellado muchos directores, siendo un defecto muy frecuente el hacerla demasiado "expeditiva", sonando a "militar" (como, por ejemplo, la lamentable interpretación que grabara Böhm para su ciclo con la Filarmónica de Berlín). Afortunadamente, nada tiene que ver el sutilísimo Bernstein con esos modos, y nos entrega una versión majestuosa sin ser contundente, que tiene "vuelo" en el Allegro vivace inicial, delicadeza poética en el Andante, un Minueto hecho con mucho "tacto" y un Finale donde consigue un ambiente de misterio que lo emparenta con La Flauta Mágica (recordemos que los finales de sinfonía y ópera son muy parecidos, ambos con un tema de tres notas que se suele relacionar con "lo masónico").

La famosa nº 40, grabada al igual que la "Júpiter" en enero de 1984, es muy original, no se podría tomar como una referencia pero se escucha con gran interés. El primer movimiento es mucho más tranquilo de lo habitual, pero sin necesidad de correr ni de contundencias sonoras vemos aquí anunciada una tragedia. Ese ambiente "sombrío" (que a esta obra no le queda mal) se mantiene en un Andante fino y "mahleriano", casi fantasmagórico, un sutilísimo Minueto y un Finale donde se ve el "conflicto" de la música sin necesidad de una mayor velocidad. Como mínimo, convence, aunque preferiríamos antes otras (la también muy "sui generis" de Furtwängler o las más ortodoxas de Walter, Szell, Böhm con la misma Filarmónica de Viena, etc.).


Convence menos la nº 39 (la primera en grabarse: octubre de 1981), dentro de una atmósfera de "lejanía" que suena casi fantasmagórica, nuevamente nos recuerda a Mahler: dentro de lo sombrío, tiene personalidad y sutileza de matices. Lo más logrado puede ser el Minueto o la repetición del Finale, aun reconociendo que estamos ante una versión "sui generis" que puede no gustar a todo tipo de público. Y tampoco la nº 36 "Linz" (grabada, como la "Haffner", en octubre de 1984) estaría entre las más recomendables: a pesar de la sutileza de Bernstein y de algún hallazgo tímbrico interesante, le falta ese optimismo mozartiano que le sabía dar a esta obra Bruno Walter, uno de los directores de referencia para todas estas sinfonías.

Las dos últimas en grabarse fueron la 29 (en septiembre de 1987) y la 25 (en octubre de 1988), y en su día aparecieron en un CD suelto junto con el Concierto para clarinete del mismo Mozart. La 29 es de nuevo sutil y refinada, aunque se pase un poco de sombría, no obstante tiene un gran interés. La 25 es una versión muy personal y heterodoxa, y aunque en el primer movimiento no aburre en ningún momento, cuando llega el Finale la ausencia del típico humor mozartiano puede llegar a cansar, la sinfonía suena "demasiado seria".

En resumen, tenemos un ciclo con aciertos y errores, que no desplazará a las grabaciones clásicas de las últimas sinfonías de Mozart (en cabeza Bruno Walter y Otto Klemperer, luego Josef Krips...) pero que puede tener su interés para el aficionado que busque una grabación moderna de estas obras, que no hará falta decir que hay que tener en cualquier discoteca en una u otra versión. Su competidor principal entre las grabaciones digitales podrían ser las 6 últimas grabadas por Kubelik con la Radio de Baviera, actualmente difíciles de encontrar.

La grabación digital (aunque el sonido sea menos nítido de lo esperable en un DDD), la presencia de la siempre suntuosa Filarmónica de Viena y el hecho de que se respeten todas las repeticiones (la "Júpiter" llega a durar 38 minutos) pueden ser otros alicientes que atraigan el interés del aficionado por estos discos, cuya duración es muy generosa, superando uno de ellos los 81 minutos.



REFERENCIAS:

MOZART: Sinfonías 25, 29, 35, 36 y 38-41.
Orquesta Filarmónica de Viena.
Dir: Leonard Bernstein
DG Trio 474 349 (3 CDs)