Revista mensual de publicación en Internet
Número 88º - Marzo-mayo 2.008


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Viento de leyenda

Por Josefa Montero García.

Salamanca: Auditorio del Conservatorio Profesional de Música. 15 de Mayo de 2008. Amadeo Sánchez López, Viento de leyenda. Intérpretes: Banda de Grado Profesional del Conservatorio Profesional de Música de Salamanca; Leticia González, soprano; Toño Blázquez, narrador; Amadeo Sánchez López, Director.

Hace unos días, dos jóvenes alumnos del Conservatorio Profesional (violonchelo y saxo respectivamente), me comunicaron que iban a tocar en un estreno absoluto, una obra preciosa, que cada vez les gustaba más y que la había compuesto Amadeo Sánchez, el profesor de trompeta de su Conservatorio. La obra era tan estupenda que merecía la pena escucharla, estaban seguros de que me iba a gustar y me invitaban a ver la actuación. Ante una propuesta tan ilusionada, no podía negarme y allí estuve, puntual, esperando ver el entusiasmo que, estaba segura, pondrían todos los jóvenes músicos al materializar el resultado de un duro trabajo y de un tiempo robado a sus periodos de descanso. Y no me equivoqué, en el espectáculo estaban además implicados casi todos los departamentos didácticos del centro, profesores y alumnos tocaban juntos y el padre de uno de ellos era el narrador. Pocas veces se habrá logrado tanta implicación de toda la comunidad educativa. Aunque estaba previsto que la actuación fuera dirigida por Rosa García Cachán, tomó la batuta el propio compositor de la obra y comenzó el espectáculo. La pieza está estructurada en quince partes, sobre un relato escrito por el propio Amadeo Sánchez en 1997, basado en una leyenda sobre el origen del nombre de Madridejos, su localidad natal. Con el tiempo, el mismo autor puso música a este relato concibiendo una obra que alterna la narración con los correspondientes comentarios musicales, y termina con una breve intervención de la soprano que se centra en la palabra “matritellus”, origen de Madridejos. Durante toda la actuación destacó la magnífica intervención del poeta y rapsoda Toño Blázquez, que estaba allí en condición de padre de un alumno. Blázquez nos hizo sentir toda la poesía del texto y me recordó la maestría de aquellos magníficos locutores-actores de la antigua radio, cuya voz se guarda en las hemerotecas. En cuanto a la dirección, no había nadie mejor para encargarse de esta tarea que el propio compositor y doy fe de que en ella puso toda su alma. Los alumnos realizaron una lectura entusiasmada de los interesantes pasajes musicales que seguían a cada fragmento del relato y expresaban muy bien el ambiente del mismo, con alguna melodía a modo de leitmotiv que parecía corresponderse con personajes de la historia. Fue una interpretación de lo más digna y cautivaron con ella a un público fundamentalmente “de casa”, que también se encontraba implicado en el acto. Para los que acudimos “desde fuera”, sin ser familiares ni amigos de los implicados en la actuación, este concierto fue una agradable sorpresa que nos corrobora que sigue habiendo un importante sector de la juventud interesado en hacer buena música y que, con algunos profesores, está en buenas manos. Tenían razón los jóvenes que me invitaron, me gustaron mucho la obra y el concierto, y espero que profesores y alumnos continúen con todo este entusiasmo.