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Número 87º - Enero-febrero 2.008


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POEMAS SINFÓNICOS 

Sevilla, Teatro de la Maestranza. 10 de enero de 2008. XVIII Temporada de conciertos de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marco: Angelus novus (mahleriana). Mahler: Rückert-Lieder. Strauss: Macbeth. Tchaikovsky: Francesca da Rimini. Nathalie Stutzmann, contralto. Paul Mann, director.

Por Fernando López Vargas-Machuca.   

Al final de su documentada y amena conferencia previa al concierto, Tomás Marco declaró su plena satisfacción por la labor de Paul Mann y la Sinfónica de Sevilla en los ensayos de Angelus novus, añadiendo que “si a alguien no le gusta la obra la culpa no es de ellos, sino mía”. Se aplaudió muy poco tras la ejecución, pero no vamos a echarle la culpa a un compositor cuya importancia en el panorama de la música española resulta indiscutible y cuya presencia en la programación de la ROSS está bien justificada. La culpa bien puede estar en el público. Qué le vamos a  hacer, si a algunos -o a muchos- no nos gustan las obras que le escuchamos. La página ofrecida por la orquesta sevillana, encargo estrenado por la ONE allá por 1971 como preludio a la integral de sinfonías de Mahler, resulta simpática en sus numerosos guiños al autor de La canción de la Tierra, pero no deja de pertenecer a un compositor por entonces joven cuyos estilemas (un gran dominio del color orquestal, como también una recurrencia a los glissandi bastante cansina) resultan perfectamente reconocibles. Y eso es todo: a quienes les interese sus maneras de hacer, la obra les resultará mucho más atractiva que a quienes no encontramos la inspiración -sí el oficio- por ningún lado.

Algo decepcionante esa extraordinaria contralto que es Nathalie Stutzmann en los Rückert-Lieder, y no porque su voz sea más bien pequeña para una sala como la del Maestranza, cosa que ya sabíamos por sus anteriores apariciones, sino porque se mantuvo ajena a la gama expresiva y a la sutileza de matices que exige el mundo mahleriano. Por descontado que la musicalidad, la sensibilidad y la belleza vocal estuvieron garantizadas, pero eso no basta para hacer justicia plena a estas bellísimas canciones que hasta ahora no se habían podido escuchar en el teatro sevillano. También se quedó en lo correcto Paul Mann, en cualquier caso buen concertador y en artista voluntarioso al que aquí sólo se le pudo reprochar algún exceso en “Um Mitternacht”.

Mejoró sensiblemente la segunda parte del programa. Del poco tocado y grabado Macbeth de Richard Strauss, obra ciertamente menor pero aun así de considerable calidad, Mann ofreció una vistosa y encendida lectura que hubiera estado aún mejor de haber sido desgranada con mayor atención al detalle y a la creación de atmósferas, así como con menos afán de conseguir la brillantez a toda costa. Y de la Francesca da Rimini ofreció una -ahora sí- espléndida lectura que, sin poseer del todo el idioma tchaikovskiano, tuvo toda la fuerza, la garra y el dramatismo que exige este atractivo poema sinfónico. A despecho de algunos resbalones puntuales propios del directo pero significativos (trompetas, percusión), la ROSS rindió con el buen nivel al que nos tiene acostumbrados en tiempos recientes, sobresaliendo la compacta sonoridad de la cuerda grave y la magnífica intervención de Juan Ronda Molina a la flauta.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web oficial de Nathalie Stuzmann: http://www.nathaliestutzmann.com/

Web de la ROSS: http://www.rossevilla.com

Web del Teatro de la Maestranza: http://www.teatromaestranza.com/