Revista mensual de publicación en Internet
Número 86º - Diciembre 2.007


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Ópera transgresora

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

TransÓpera Plus. Obras de Haendel, Guridi, Jurado, Jobim / Moraes, Villa-Lobos, Gershwin, Bellini, Puccini y Sáiz. Idea original, dirección musical, realización, producción e interpretación: Pilar Jurado. Músicos: Horacio Icasto (piano), Krishoo Monthieux (batería, percusión y electrónica), Leo Minax (guitarra), Manuel Marcus (bajo eléctrico). PJ Quartet: Jorge Yi Lu Sun (violín), Carolina Iglesias (violín), Alberto Tardajos (viola), Carlos Pérez-Íñigo (violonchelo). Dirección técnica e iluminación: Miguel Ángel Camacho. Ingeniero de sonido: Manuel Camacho. Teatro Albéniz de Madrid, 29 y 30 de noviembre de 2007.  

El nombre con el que Pilar Jurado ha bautizado su espectáculo no podía ser más acertado: TransÓpera Plus. Su objetivo es transgredir la frontera que separa los géneros, sacar a la ópera de su vitrina para popularizarla, enfrentándola con la electrónica, con la música moderna y con la música brasileña. No es la primera vez, ni será la última, que se experimenta con tales mezclas, pero la propuesta de Pilar Jurado tiene aire propio. Ella es una artista excepcional, que conoce en profundidad la música de todos los estilos, como intérprete y como compositora. Además está dotada de una voz y de una sensibilidad excepcional que la ha llevado a actuar en los principales teatros de ópera, abordando los papeles más difíciles y comprometidos. También tiene ya una curiosa y variadísima discografía en el mercado. La voz de Pilar Jurado es brillante, segura y poderosa como pocas. Su magnífica presencia, resaltada por un vestuario y una iluminación espectacular, y su voz imponente llenan y conducen su espectáculo “transoperístico”. La variedad y amplitud del repertorio convierten la actuación en un alarde de virtuosismo, en todo un maratón vocal que en la función a la que asistí se vio alargado con numerosas propinas que eran ¡nada menos! que otras cuántas arias de Mozart y Puccini. Para hacer algo así hay que tener condiciones excepcionales, generosidad y valor por partes iguales. Además Pilar Jurado abordó todo ese esfuerzo con una insólita naturalidad y espontaneidad: fue más humana que diva. Todas las arias y piezas del programa eran más o menos conocidas, pero todas bellísimas. Fueron acompañadas con originales y variados arreglos, resueltos de formar respetuosa, eficaz y musical. La puesta en escena, con la iluminación del maestro Miguel Ángel Camacho, y proyecciones coloristas, crearon una ambiente más cercado al rock que a la lírica, en sintonía con la inspiración transgresora del espectáculo, pero fiel al espíritu integrador de la ópera. El sonido fue bien ajustado y los músicos acompañantes fueron correctos cómplices. Pero el protagonismo absoluto recayó sobre Pilar Jurado, sobre su extraordinaria voz, con la que condujo al público a un especial universo musical. Obtuvo un sonoro éxito.