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Número 86º - Diciembre 2.007


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MÚSICA DE TRADICIÓN ORAL EN LA PROCESIÓN DE NTRO. PADRE
JESÚS NAZARENO DE ESPEJO
 
Parte I

Por Rafael María Yépez Pino. Profesor Superior de Clarinete y Maestro en Educación Musical.

El presente trabajo versa sobre la Procesión de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Espejo por ser por sí sola un populoso acúmulo  de elementos folclóricos. En ella encontramos costumbres, ritos, música, pregones, gastronomía propia... con lo que se puede ver la riqueza cultural de este pueblo de la Campiña cordobesa. 

Si bien en cualquier procesión de Semana Santa andaluza se puede ver una amplia participación de la música en el cortejo, generalmente con bandas de música y de cornetas y tambores, en Espejo se dan además cantos de transmisión oral autóctonos, unidos, algunos de ellos, a representaciones sacro-dramáticas, como son La Sentencia de Pilatos, El Pregón del Ángel y Las Caídas. Los dos primeros, con variantes, se dan en otros pueblos cordobeses, pero no se conoce un canto ni una representación similar de Las Caídas. A estos hay que sumarle el canto del Miserere y el Stabat Mater, cantos que beben tanto de la música culta como de la música popular.  

Se trata del primer estudio musicológico sobre los mismos, no encontrándose en la actualidad una investigación similar en la zona. 

No podemos dejar de hacer un breve acercamiento a la localidad, así como a otras celebraciones y costumbres aparte de la que nos centra. 

SUMARIO

PARTE I: 

1.     Espejo

2.     La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Espejo

3.     La Procesión

4.     La música en Espejo

PARTE II y III (en próximos números de Filomúsica):

5.     La música en la Hermandad del Nazareno

6.     Análisis de las obras musicales

6.1. Miserere

6.2. Stabat Mater

6.3. La Sentencia, El Pregón del Ángel y Las Tres Caídas

7.     Gastronomía

8.     Conclusión

9.     Bibliografía

 

1.     Espejo 

La Muy Leal Villa de Espejo se encuentra situada al sudeste de la provincia de Córdoba, en la comarca de la Campiña, a 418 metros de altitud sobre el nivel del mar. La pueblan cerca de 4000 habitantes. Su distancia a Córdoba es de 33 kilómetros. La superficie del término municipal  es de 56.9 kilómetros cuadrados, y limita con Castro del Río, Montemayor y Córdoba. Espejeños es el gentilicio de sus habitantes. 

Como breve apunte histórico, decir que cuando Fernando III conquistó hacia 1240 Alcalat, como los árabes habían bautizado al actual Espejo, encontró una población deshabitada. En 1304 Fernando IV concede el Señorío de Espejo a Pay Arias de Castro, que repobló el lugar y construyó el castillo. En 1377 Enrique II otorga Espejo y Lucena en mayorazgo a María Alfonso de Argote, que casaría con Martín Fernández de Córdoba, señor de Chinchón.  

Pero las raíces de Espejo son más remotas, pues en el lugar se alzó una ciudad ibero–turdetana, Ucubi, que Julio César elevó a colonia romana como Colonia Claritas Iulia Ucubi, en correspondencia al apoyo que le prestó en su lucha contra Pompeyo.   

Cabe destacar de su patrimonio monumental: 

El Castillo, construido a finales del s. XIII, aunque lo más antiguo que se conserva no es anterior al s. XV. De entre las numerosas casas a las que ha pertenecido cabe destacar la de Medinaceli, así como la de Osuna, ducado al que pertenece hoy día. 

La Parroquia de San Bartolomé, templo gótico – mudéjar levantado en 1483 y ampliado en 1579, hacia los pies. Hacia el segundo tercio del s. XVIII se erige la amplia capilla barroca de Nuestra Señora de la Fuensanta donde se encuentra actualmente la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno.  

La Capilla de San Miguel. Barroca, erigida en 1790 para el desaparecido colegio – beaterio de las Hijas del Patrocinio de María. 

Ermitas. Permanecen las de Santo Domingo, San Sebastián, Santa Rita, Nuestra Señora de la Cabeza. Están cerradas al culto. 

Casas Señoriales. De espléndidas fachadas y portadas en piedra, coronadas de blasones. Entre ellas: la de Antón Gómez, la del Marqués de Lendínez, la Casa de las Cadenas... 

Como fiestas importantes cabe destacar la Semana Santa y la Feria Real. Esta última se celebra en torno al 24 de Agosto, en honor a San Bartolomé. Son afamadas sus noches de baile de las diferentes sociedades. Otras fiestas muy esperadas son el Carnaval, las Cruces de Mayo y la Romería de San Isidro.
 

  

 

2.     La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Espejo 

La celebración que nos ocupa es la procesión de Ntro. Padre Jesús Nazareno, que se lleva a cabo cada año el Viernes Santo de la Semana de Pasión.  

La procesión está organizada por la Centenaria Hermandad y Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. Las imágenes de la Hermandad son el Nazareno, llevando la cruz a cuestas, ayudado por el Cirineo[1], y la Virgen de los Dolores. Además procesionan San Juan y la Santa Mujer Verónica. También lo hacía hasta el primer tercio de siglo la Magdalena. 

Se trata de una centenaria cofradía cuyos comienzos datan de principios del siglo XVII, posiblemente 1633. Su amplia historia se ve dividida por los acontecimientos de la Guerra Civil, donde se destruyen sus imágenes, así como las del resto de cofradías y todo lo concerniente a la Iglesia. Del patrimonio de la Hermandad sólo quedó una túnica de terciopelo granate de fines del siglo XVIII y la cruz de plata que procesionaba Jesús, la cual había sido ocultada tras una pared. 

La devoción a Jesús no pudo ser destruida y el Viernes Santo de  1937 se realiza la estación de penitencia desde el Colegio de las Monjas (Capilla de San Miguel), tras un cuadro con la imagen del Nazareno[2], con las escasas personas que quedan en el pueblo. 

Al año siguiente, 1938, la procesión se realiza con una pequeña imagen de un Nazareno de facciones poco agraciadas de origen desconocido y con una Dolorosa de urna, que había estado vestida de muñeca en los meses de guerra. Ya en 1939 con el regreso de muchas familias de espejeños, es de suponer un incremento de los participantes en la celebración y comienza a gestarse la refundación de la cofradía. 

Se reorganiza la Hermandad en los años cuarenta. La imagen del Nazareno fue reconstruida a partir de restos del primitivo por el imaginero cordobés Martínez Cerrillo. Las demás imágenes son de nueva elaboración, por el mismo autor. 

El culmen de la Hermandad ha llegado en los últimos años con la integración de nuevos pasos más majestuosos, con el consiguiente realce de los conjuntos escultóricos. 

Como hemos podido ver, ni los más crueles acontecimientos han evitado que saliera a la calle la procesión. Tan sólo en 1928 las inclemencias meteorológicas hicieron que no se realizara la estación de penitencia ese Viernes Santo. No obstante, lo hizo la semana siguiente. 

La imagen de Jesús ha salido muy pocas veces  por las calles de Espejo con carácter extraordinario. A saber, en cabildo extraordinario celebrado el día 30 de octubre de 1885 por el que se proyectó una serie de funciones religiosas: 

“… en acción de gracias por haber librado Jesús Nazareno a este Pueblo de la epidemia reinante del Cólera morboasiático...” [...] “... un repique de campanas anunció à estos fieles la funcion que se iba a selebrar... todo el pueblo en masa acudio a la Parroquial à dar gracias al Ser Supremo que tan gran fabor nos habia dispensado por mediacion de N. P. Jesus... la procesion salió a las sinco (con diferentes imágenes, entre ellas, el Nazareno) ...seguido de banda de musica Municipal ... iba un coro de niños cantando himnos y la Capilla de la Parroquial cantando el Stabat Mater y Miserere ... no cesaron los vibas y aclamaciones à la Virgen y a Jesus... “.[3]  

No hay noticias de nuevas salidas extraordinarias hasta la década de los 70 que fue llevada la imagen al cementerio. Más recientemente lo ha hecho en los actos de conmemoración del Año Jubilar en el 2000. 

Aun siendo otros los patronos del pueblo, el Nazareno goza de la más populosa devoción entre los espejeños. Numerosos son los devotos que hacen promesas ante la imagen. 

No hablamos de una Hermandad que realiza muchas actividades a lo largo del año[4] para recaudar fondos, ya que es autosuficiente con las cuotas de sus numerosos hermanos y donativos anónimos. 

Cabe destacar, como podemos ver en los Estatutos reelaborados a mitad del XIX, que entonces cumplían órdenes asistenciales:  

“… atendiendo a que entre los mismos hermanos puede haber alguno de ellos absolutamente pobre y necesitado que en la comida que se da el Jueves Santo à doce pobres se tenga presente o preferido el que dicha hermandad lo necesitase en igualdad de circunstancias con otro”.  

Igualmente, la Hermandad mantiene un importante papel en los entierros de los hermanos en esta época. 

En la actualidad, cada año realiza actos cuaresmales, entre los que destaca el triduo. La última misa de este suele ser multitudinaria. Para esta celebración se suelen hacer grandiosos altares con las imágenes titulares. Aquí interviene la Capilla de Jesús por primera vez. 

La organización de la Hermandad, aún siendo la más popular, ya desde el s. XIX ha sido llevada por la clase más alta del pueblo[5]. Esto también puede explicar el “sedentarismo”, que en otras épocas no fue tal, con respecto a otras cofradías. 

3.     La Procesión  

Cada Viernes Santo, aún de madrugada, hasta hace poco, recorría las calles de Espejo un ciudadano haciendo sonar una campana manual, llamando al pueblo a la procesión del Nazareno.[6] A las ocho en punto de la mañana, dando el sol de frente sobre la portada principal de la Parroquia de San Bartolomé sale la imagen del titular de la Hermandad, portando el paso a hombros 80 hermanos costaleros. A continuación lo harán los pasos de San Juan, la Verónica y la Virgen de los Dolores. 

A la salida del Nazareno, dejando el paso en el suelo, en el “descansillo” de la entrada del templo, un cantante de la Capilla de Jesús interpretaba La Sentencia de Pilatos y otro El Pregón del Ángel.[7] Una vez acabado este, súbito, la Capilla de Jesús interpretaba el Miserere. En la actualidad, directamente se pasa a cantar este último sin los dos anteriores cantos. Más tarde, a la salida de la Virgen interpretarán también el Stabat Mater. El Pregón del Ángel (también Confortación del Ángel), retrocediendo más en el tiempo (hacia mediados del s. XX), se interpretaba en el Paseo de las Calleras desde el balcón de una de sus casas durante el antiguo Sermón del Paso, que consistía en la lectura de la Pasión de Jesús, llevada a cabo por el párroco u otro predicador, cuando llegaba el paso a esta altura. 

Alrededor de quinientos nazarenos, ataviados con los hábitos de la Hermandad (túnica y cubrerrostros morado, capa blanca, cordón amarillo ceñido al cuerpo) acompañan a los pasos por la Carrera de Jesús, nombre que recibe el recorrido de la hermandad por las calles de Espejo.  

Las calles que forman este recorrido, por orden, son[8]

·        C/ San Bartolomé.

·        C/ Córdoba.

·        C/ San Sebastián (“calle el Santo”).

·        Cruce de la c/ Empedrada.

·        C/ Federico García Lorca.

·        C/ Frasquito Castro.

·        Paseo de Andalucía.

·        C/ Trinidad Comas.

·        Plaza de la Constitución.

·        C/ San Bartolomé. 

El primer punto de interés, después de la salida, lo encontramos en la calle Córdoba, conocida popularmente como la calle “el Santo”, en la “Esquina de Jesús”, punto que recibe el nombre por un azulejo de un Nazareno (el Gran Poder, de Juan de Mesa), donde es interpretado de nuevo el Miserere

Otros momentos culminantes, junto con la salida del Nazareno se dan cuando se realizan Las Caídas de Jesús. La primera se lleva a cabo al final de la calle San Sebastián, en “Casasola”. El paso para aquí, a la altura de un nuevo azulejo que representa esta primera caída.[9] La imagen es de nuevo descendida al suelo y todo el pueblo se arrodilla ante ella. El integrante de la Capilla anteriormente mencionado canta la Primera Caída. Tras los últimos versos, que incitan a la incorporación del Nazareno[10], el paso es levantado y pasados estos inquietantes momentos es interpretado de nuevo el Miserere. Esta obra será interpretada otra vez al principio de la calle Frasquito Castro y en el paseo de Andalucía, y ya no se retomará hasta finalizar la procesión que se interpreta en la Tercera Caída y ya dentro de la iglesia. 

En la calle Frasquito Castro nos encontramos la Segunda Caída, en la que vuelve a repetirse un tanto de lo mismo. Las estrechas, sinuosas y empinadas calles de Espejo suman emotividad a todos estos momentos. 

En el Paseo de Andalucía, el desfile procesional llega a su ecuador. Ya aquí, la Capilla de Jesús deja de interpretar el Miserere para incorporarse con el paso de Virgen e interpretar el Stabat Mater. Volverá a hacerlo en la calle Trinidad Comas y en la Plaza de la Constitución.  

La Tercera Caída se realiza en la calle San Bartolomé a unos 50 metros de la iglesia, a medio camino entre esta y el Castillo Ducal. 

Sobre las 1 del mediodía, la procesión llega a su fin. Ya dentro del templo se vuelve a interpretar desde el coro el Miserere y Stabat Mater a los respectivos pasos. 

4.     La música en Espejo 

Antes de analizar la música en la Hermandad del Nazareno veamos antes la importancia de esta manifestación artística y cultural en Espejo. 

Diego Palacios Luque, antiguo Presidente de la Audiencia Provincial  de Córdoba, paisano espejeño y cofrade, dice: “los espejeños tienen un sentido especial para el arte del baile y la música”. 

Según explica este en un articulo publicado en un periódico en 1998, “la enseñanza musical se impartía incluso en centros artesanales de la localidad más o menos apropiados, entre los que destacan las antiguas zapaterías”. 

La música en el Espejo de antes de mediados del s. XX giraba en torno a los gremios de artesanos. La explicación de esto está en que el resto de la población se dedicaba a la agricultura y, como vivía la mayor parte del año en el campo, no podía aprender este arte. Así, al hablar de músicos espejeños tenemos que hablar de familias de albañiles, carpinteros, zapateros... 

Desde principios de siglo muchos espejeños, posteriormente populares, con su esfuerzo han despertado interés entre la población por la música. 

En el inicio de siglo existió un Centro Filarmónico dirigido por el organista de la iglesia, Eduardo Ariza, que se mantuvo estable hasta la contienda civil y del que más tarde surgieron instrumentistas y voces reconocidas, como la de José Mª Aguilar, el “Barítono de la Voz de Oro”, insigne cantante lírico espejeño que diera giras por toda la geografía nacional e hispanoamericana. Este primer núcleo musical conoció otros directores como Gómez Ramona, que consiguió primeros premios en concursos de bandas provinciales siendo una época dorada para este arte por el apoyo que proporcionaba el entonces alcalde, Rodolfo Vega, que actuaba como mecenas sobre el profesor, obteniendo como contrapartida la actuación gratuita de esta banda. En la década de los 20 existieron  varios grupos, como el de pulso y púa de Luis Luque “Pajarillo”[11], Mariano y Rafalete “El Ciego”, creador del bolero espejeño, según el fallecido Justino Trenas, músico y agudo letrista.  

La formación musical estaba tan extendida que surgían grupos de forma puntual ante cada fiesta, destacando los días de Carnaval cuando hacía presencia “La murga de José Joaquín” o la de Luis “El Herrero”.  

Surgieron orquestas de baile y música ligera para alegrar los bailes, bodas y verbenas como la de Carretero Padre o la de Carlos Luque Villatoro “Carluvi”. Más cercana en el tiempo está la que formó Rodolfo Trenas.  

La natalidad espejeña de Rafael Castro Pérez, “Rafalito”, de “Los de Sierra Morena” sirve de ejemplo para ilustrar la devoción por la música en Espejo, que cuenta con familias enteras dedicadas a este arte, como “los Callejones” o los hermanos Ramírez, músicos y zapateros y los hermanos Ruiz, “Cafilas”, músicos y albañiles. Además otros nombres como “Gregorito”, “Francisquito”, “Vito”, “Paquillo el de la Clara”, “Niño el Jorno” y su hijo “Palpandi”, “Pepito Borjas”, Rafael Baena, “Pajarillo”, Linares, “el Cuchillejo”.. 

En la actualidad, la música sigue gozando de muy buena salud, habiendo en la localidad varias orquestas de baile, una banda y escuela municipal de música, coral y rondalla, así como la Capilla de Jesús, de la que tratamos a continuación.


[1] Resulta curioso el cariño tan especial que se le tiene a esta figura, que no posee ni mucho valor artístico ni es muy bien agraciada, con lo que el pueblo, al referirse a él, suele utilizar nombres un tanto rimbombantes (p. e. “Mascabrevas”), así como bromear sobre el mismo.

[2] Posiblemente este cuadro lo posea aún hoy una familia espejeña.

[3] La cita textual ha sido extraída de las actas de los cabildos celebrados por esta hermandad en el s. XIX.

[4] Otras hermandades si están destacando por rescatar fiestas populares antiguas.

[5] En fuentes documentales del s. XIX, sobre la hermandad, podemos ver como en una nueva elección de Hermano Mayor desempeña el cargo el “Alcalde Constitucional de la Villa”. Asimismo, los restantes miembros de la Junta desempeñan profesiones de prestigio (médico, administrador de la casa ducal...), eran ricos propietarios o pertenecían a la Junta Parroquial.

[6] Este hombre ya murió. Después de esto, hermanos de la hermandad lo volvieron a hacer al año siguiente, pero lamentablemente esta costumbre se ha perdido en la actualidad.

[7] El primero de ellos murió. Permaneció cantando en la Capilla hasta el mismo año de su muerte. También cantaba las “Caídas”. El segundo de ellos ha tomado el relevo en el canto de estas Caídas, pero en la actualidad no está en disposición de cantar la “Sentencia” ni el “Pregón”, por la edad. Tampoco le ha tomado el relevo a él nadie, con lo que nos encontramos con otra costumbre ya perdida.

[8] Observar por el mapa adjunto.

[9] Las otras dos caídas, a las cuales nos referiremos mas adelante, situadas en otras calles, también poseen azulejos representativos. Los mismos son recientes; antiguamente en estos lugares había puestas sendas cruces señalando el lugar.

[10] El texto de las caídas es como si se estuviera dirigiendo al propio Jesús de Nazaret.

[11] Más adelante volveremos a mencionarlo como interprete del Miserere con la flauta.