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Número 86º - Diciembre 2.007


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DEBUT DE DANIEL HOPE EN DG
 

Por Rubén Flórez Bande


Daniel Hope, el violinista inglés, debuta en la Deutsche Grammophon después de salir de la esquilmada Warner. Para recorrer esta nueva etapa, comienza con un muy interesante disco, íntegramente dedicado a Mendelssohn, con el Concierto para violín en mi menor, en su versión original de 1844, el Octeto para cuerdas en mi bemol mayor, en la edición crítica de 2003, ambas primeras grabaciones mundiales, y tres lieder, arreglados para violín y piano por el propio violinista.

El Concierto para violín en mi menor, en la versión original de 1844, difiere de la de 1845, la comúnmente conocida, en muchos matices: la supresión de cuatro compases de apoyo del clarinete y fagot, en los primeros compases del concierto, cuando entra el violín; la utilización de una octava por arriba, en el violín, en muchos pasajes del concierto, sobremanera en el segundo movimiento; la supresión de 24 compases en la cadencia del violín del primer movimiento (Ese mismo primer movimiento sufre cambios en cuanto a intensidad expresiva, en la versión de 1845, la indicación sería: Allegro molto appassionato, mientras que en la versión de 1844, la indicación es: Allegro con fuoco); la aparición de una melodía nueva en la cuerda, en el tercer movimiento hacia el minuto 3:27; muchos pasajes del violín en la versión de 1844, suprimen el legato de la de 1845, sobre todo en los pasajes rápidos; aparición de florituras, en la versión de 1844, antes de las codas, suprimidas en la versión de 1845...

La versión de Hope, junto con la Chamber Orchestra of Europe, a las órdenes de Thomas Hengelbrock, es menos melódica de lo habitual, más preocupada en resaltar los “nuevos” detalles, pero no sin coherencia. Hope posee una técnica muy expresiva, pero quizás algo afectada en algunos pasajes, donde el sonido de su instrumento queda algo “llorón”. El primer movimiento, más vertiginoso de lo habitual, queda muy bien, aunque quizás la batuta de Hengelbrock peque de efectista, con primacía de las trompetas, y del timbal, defecto que parece ser la norma en este concierto en los últimos años (recuérdese la versión de Renaud Capuçon con Daniel Harding, para Virgin); aun así el movimiento fluye, descubriendo compás a compás los “nuevos” detalles.

En el Andante es donde más se percibe ese toque “llorón” del violín de Hope, algo afectado para mi gusto, pero que no deja de tener un tono “dramático” que no le viene mal al movimiento; aquí sí, el acompañamiento de Hengelbrock es correcto, dejando “llorar” al violín a gusto, con una introducción casi impresionista. El Allegro non troppo es una muestra de coordinación entre violín y dirección que muchos quisieran en este movimiento. Pese a llevar un tempo trepidante, se puede escuchar de todo, con un empaste impecable (aun con timbal y trompetas, que ahí siguen). Hope demuestra ser un portento interpretativo, y Hengelbrock un director con ideas. Versión esta muy recomendable para conocer esta “nueva” versión de 1844, y con gran valor interpretativo.

La edición crítica del Octeto no tiene tan grandes diferencias con la versión conocida como la del Concierto para violín: únicamente unas sonoridades más unitarias y más empastadas en el Allegro moderato inicial, y en el Scherzo, consiguiendo una estructura más sólida en esos dos movimientos. Aquí Hope se encarga del primer violín, secundándole en su instrumento miembros de la orquesta: Lucy Gould, Sophie Besançon y Christian Eisenberger, Pascal Siffert y Stewart Eaton se encargan de las violas, y William Conway y Kate Gould de los violoncellos.

El plato fuerte de este Octeto es el gran primer movimiento: Hope empasta perfectamente a este ensemble, demostrando que, aparte de ser un gran concertista, domina el campo de la música de cámara, uniéndose como un músico más. Muy interesante el segundo tema de este primer movimiento, resuelto con una soltura envidiable, y con una coda fluctuante estilísticamente, más en una linea mozartiana que romántica. Lo mismo ocurre en el Andante, estático, con una estructura clásica. El Scherzo, esa forma musical que Mendelsshon dominaba a las mil maravillas, está cargado de sutilezas, sin caer en el exhibicionismo expresionista, y el Presto final (con una entrada de los violonchelos que parece sacar fuego de sus instrumentos) fluye sin precipitaciones, pero sin dormirse, donde llama mucho la atención la presencia de los cellos, más claros que en otras versiones, pero sin enturbiar lo “cantabile” de la pieza.

Las adaptaciones del propio Hope de los tres lieder de Mendelsshon, “Hexenlied” (La canción de la bruja), “Suleika” y “Auf Flügeln des Gesanges” (Sobres las alas de la canción) buscan más agradar que el puro lucimiento del solista, versiones intimistas y sencillas, donde el violín canta, más que toca.



REFERENCIAS: 

MENDELSSOHN: Concierto para violín en mi menor, Op. 64 Ed. Original 1844, Octeto para cuerdas mi bemol mayor, Op. 20, Tres lieder: “Hexenlied”, “Suleika”, “Auf Flügeln des Gesanges” arr. violín y piano.
Daniel Hope, violín. Sebastian Knauer, piano, Solistas de la Chamber Orchestra of Europe.
Chamber Orchestra of Europe
Thomas Hengelbrock, director
DG 477 663-4