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Número 86º - Diciembre 2.007


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EXCELENTE SIBELIUS POR HALFFTER

 

Sevilla, Teatro de la Maestranza. 2 de noviembre de 2007. XVIII Temporada de conciertos de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Valen: El cementerio junto al mar. Brahms: Doble concierto para violín, violonchelo y orquesta. Sibelius: Segunda sinfonía. Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violonchelo. Pedro Halffter, director.

Por Fernando López Vargas-Machuca.  

Salí de la conferencia previa impartida por el propio Pedro Halffter (cada vez hay más gente asistiendo: estupenda señal) con un poco de miedo, porque a la hora de explicar su particular visión de la Segunda de Sibelius el director madrileño no sólo habló de ciertas conexiones con El Holandés Errante, lo que en principio no parece desacertado, sino también de un misticismo panteísta, una atmósfera de paz y felicidad y hasta un cierto carácter pastoral “a lo Beethoven” que me hacían temer -desde un punto de vista totalmente equivocado por mi parte- una versión plácida, complaciente y descafeinada.

Pero Halffter no caminó por ese sendero. Antes al contrario, fue la suya una lectura áspera, tensa y dramática, llena de fuerza y electricidad; también poética cuando hacía falta, aunque alejada de la blandura y de lo meramente contemplativo; y todo lo poderosa y épica que necesita en el final sin ser en absoluto retórica, grandilocuente ni triunfalista, pudiéndose únicamente reprochar una transición al último movimiento no del todo clara y algún exceso de la percusión. Fue en cualquier caso una interpretación extraordinaria, propia sin duda de un gran maestro, desde luego muy superior a la que le pude escuchar al cacareado Mariss Jansons en los pasados Proms londinenses: esa sí que fue una Segunda “bonita”, “amable” y “pastoril”, por muy bien sonada que estuviera.

Pedro Halffter dirigió también de manera intensa, dramática y sincera el Doble concierto de Brahms, aunque aquí se le pudiera pedir un sonido aún más brahmsiano (¡tan difícil de lograr!) y sobrara alguna contundencia en el tercer movimiento. Los hermanos Capuçon ofrecieron una interpretación de primerísimo rango: sonido bellísimo -nada almibarado- en ambos instrumentos, solvencia técnica garantizada, musicalidad a raudales y sonido muy apropiado para Brahms. Matizando un poco, diríamos que Renaud es el más virtuoso de los dos y que Gautier, al chelo, alcanza las mayores cotas de inspiración, aunque ambos forman un dúo de perfecto equilibrio cuya presencia en Sevilla es una verdadero lujo.

La primera parte la había abierto el breve poema sinfónico El cementerio junto al mar, del desconocido compositor noruego Fartein Valen (1887-1952), página escrita en 1933 de indiscutible sabor nórdico en el tratamiento de la cuerda pero que a mí me trajo a la mente los adagios fúnebres de las sinfonías de Shostakovich. Música menor pero sugestiva y bien escrita que fue recreada con mucho convencimiento por una batuta concentrada y sensible. La orquesta rindió de manera fenomenal durante toda la velada, aunque merece especial mención el trabajo de las maderas en la partitura de Sibelius. El empaste global, perjudicado por las obras en curso, mejoró con respecto a la semana anterior. Magnífico concierto.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web de Pedro Halffter: http://www.pedrohalffter.com/

Web de la ROSS: http://www.rossevilla.com

Web del Teatro de la Maestranza: http://www.teatromaestranza.com/