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Número 86º - Diciembre 2.007


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VUELVE LUCIA DI LAMMERMOOR

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.


Oviedo, Teatro Campoamor. 24 de noviembre de 2007. Donizetti: Lucia di Lammermoor. D. Rancatore, J. Bros, D. Jenis, F. Bou, J. Plazaola, M.J. Suárez, M. Atxalandabaso. Coro de la Ópera de Oviedo. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Dir. musical: Roberto Rizzi Brignoli. Dir. de escena: Emilio Sagi.


Tras dos "experimentos" (para las costumbres de Oviedo) como son poner en escena el Tristán de Wagner y la Thais de Massenet, parece que se imponía un retorno al repertorio más tradicional, a la ópera que tiene la fama de haber sido más veces representada en el Campoamor: Lucia di Lammermoor de Donizetti. Un título que ya presenciamos en su última reposición en diciembre de 2001, y cuya crítica salió en su momento en esta misma revista. En aquella ocasión, la escena era de Emilio Sagi, y la pareja protagonista la componían María José Moreno como Lucia, y José Bros como Edgardo.

Seis años después sólo ha cambiado la protagonista femenina, pues Bros sigue siendo Edgardo y la escena vuelve a ser de Sagi. En esta ocasión quien dio via a Lucia fue la soprano italiana Desirée Rancatore, que supo dar matices dramáticos a su personaje y tuvo un dominio más que aceptable de la coloratura. Quizás en los pasajes más intimistas, más "pianísimos", aún nos quede un mejor recuerdo de la Moreno hace seis años, pero con todo se trató de una Lucia de gran nivel. Aunque hay que decir que quedó en parte eclipsada por Bros, que volvió a estar sensacional, confirmando por qué es el ídolo del público ovetense para los papeles belcantistas: un timbre bellísimo, cálido, apasionado, un canto refinado, rico en matices, sin olvidar los agudos, imprescindibles para todo cantante belcantista. Y junto a él, en el cuadro de honor merece estar otro secundario habitual en estos pagos, el bajo Felipe Bou, en este caso como un impagable monje Raimondo.

Por contra, el Enrico del barítono Dalibor Jenis, debutante en el Campoamor, empezó muy mal, estentóreo, aunque luego borró esa mala impresión inicial con una versión aceptable del personaje. En el corto papel de Arturo estuvo asimismo aceptable otro habitual en los repartos del Campoamor, Jon Plazaola, y el resto de los cantantes al menos cumplieron. Buena actuación del coro de la Ópera de Oviedo.

En el aspecto menos favorable hay que hablar de la dirección de Roberto Brizzi Brignoli, muy fogosa y con la que era imposible aburrirse, lo que está muy bien, pero tan fogosa que toda la primera escena bordeó el desastre, con los cantantes siempre fuera del compás respecto a la orquesta. Parece mentira que un director que ya tiene a sus espaldas cierto prestigio y un curriculum nada desdeñable pudiera caer en eso, que hacía presagiar la función más floja en el Campoamor en muchos años. Afortunadamente, las cosas se corrigieron pronto (debió ser más o menos cuando salía a escena Edgardo) y la versión en lo musical estuvo al menos la altura de la tradición belcantista de Oviedo.

La escena de Sagi fue básicamente la misma que la de hace seis años, con las habituales camas que suben y bajan, alfombras de seda que cubren el suelo y desaparecen por un agujero, etc. En conjunto, una muy buena adaptación de Lucia acercándola más a un público actual al situarla en el siglo XIX, la época de Walter Scott y de Donizetti, aunque en esta reposición las indumentarias parecían haber avanzado algo más en el tiempo, hasta la época victoriana de finales de siglo. La iluminación de la escena fue ahora con algo más de colorido y menos "oscurantista" que lo que recordamos de entonces. Aparte de estos matices, como decimos, la puesta en escena fue básicamente la misma y volvió a gustar al público ovetense, en un título de tanta tradición en la capital asturiana como Lucia di Lammermoor.