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Número 81º - Febrero 2.007


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Gran recital soso

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Recital de Barbara Frittoli (soprano). Obras de Mozart, Beethoven y Martucci. Orquesta Titular del Teatro Real. Director: Mauricio Benini. Teatro Real, Madrid 19 de febrero de 2007.

 Barbata Frittoli tienen una voz bella, personal, cálida, uniforme, pastosa y un poco velada, pero de buen timbre. La igualdad es la mejor de las muchas virtudes que posee y eso la lleva a acercarse peligrosamente a la monotonía. Hasta el final de la primera parte no apareció el calor en la prolongada sesión y hubo que esperar a la primera y única propina para apreciar lo mejor de toda la noche. Durante el recital Frittoli correctamente, pero ausente y hierática, con frialdad, leyendo la música puesta en un atril y no de memoria. El maestro Benini dirigió con poco nervio una orquesta chirriante y destemplada en sus intervenciones. Entre las arias y canciones la orquesta ofreció como relleno la Serenata núm. 6 de Mozart, que es una especie de concerto grosso, y las oberturas de Idomeneo, del propio Mozart, y de Egmont, de Beethoven. Las dos arias de Mozart y la de Beethoven, cantadas por la soprano, no fueron nada espectaculares. El plato fuerte de la velada fue La canzone dei ricordi (Poemetto lirico) de Guiseppe Martucci (1856-1909), un compositor italiano de aires wagnerianos. Este ciclo de siete canciones sinfónicas, poco conocidas y cercanas a Mahler, tiene un carácter más “liederístico” que teatral. Son piezas bonitas y emotivas, pero no hubo chispa en la interpretación ofrecida por soprano y orquesta, aunque ambas estuvieron más entregadas aquí que en la primera parte. El programa escogido fue inapropiado, poco espectacular y muy largo: el recital duró más de dos horas. En la propina fue donde la Frittoli por fin pudo lucir su voz cantando un aria de Francesco Cilea (Adriana Lecouvreur). La esperada ovación del público estalló por fin, brevemente, en el último momento, reconociendo la categoría de esta cantante que cuando quiere puede ser una diva y, cuando no, solo una voz bonita y algo sosa.