Revista mensual de publicación en Internet
Número 81º - Febrero 2.007


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Armonías desde Berlín

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

“Veronika, der Lenz ist da”. Berlin Comedian Harmonists: Holger Off, Ralf Steinhagen, Olaf Drauschke, Philipp Sibert, Wolfgang Hoeltzel, Horst Maria Merz (piano). Teatro Real de Madrid, 17 de enero de 2007.

Bajo el título de “Contextos”, el Teatro Real amplia su oferta con actividades complementarias en torno los títulos que pone en escena. Coincidiendo con las funciones del Wozzeck de Berg y Bieito, se han celebrado conferencias y conciertos de gran interés. Entre otros, hemos podido ver a los Berlin Comedian Harmonists con una actuación dedicada a ciertas músicas alemanas del período de entreguerras. El contraste entre estas piezas, cercanas a lo popular, y la partitura de Alban Berg es inmenso. Los Comedian Harmonists triunfaron entre 1927 y 1934 con un repertorio alegre y jovial, inspirando en las tendencias modernas que llegaban de Norteamérica. Hace diez años que el grupo ha sido resucitado por jóvenes artistas que han recuperado, cantado y grabado aquellas canciones, pero no es lo mismo: los pioneros tuvieron un éxito y una difusión que hoy es imposible repetir. Su éxito se vio truncado por el ascenso de los nazis, con sus ideas totalitarias y excluyentes. Varios integrantes del simpático sexteto eran judíos y tuvieron que huir. Dicen hoy que fueron “precursores de Los Beatles”. Sin llegar tan lejos, hemos de reconocer que fueron uno de los primeros fenómenos comerciales de la música alemana del siglo XX. Aquella música que fue tan popular es hoy historia y, a lo mejor por eso, el recital del Teatro Real estuvo acompañado de unos oportunos comentarios aclaratorios, a cargo de un presentador, que también fueron un bonito homenaje a los Berlin Comedian Harmonists. El público del Teatro Real acogió la propuesta con cierta frialdad, aunque acabó animándose al son de estas melodías pegadizas, sencillas y tan bien hechas. La estética y la acústica del coliseo no son las más adecuadas para este género, si bien su presencia estaba justificada como actividad complementaria. Hubo una discreta amplificación, sin aparente retardo, que provocaba una molesta desubicación de las fuentes sonoras y que no estuvo a la altura de las excelentes condiciones acústicas de la sala. Los cantantes actuaron en medio de la sórdida escenografía industrial del Wozzeck, lo que causó una extraña impresión. El grupo moderno no es tan admirable como el antiguo grupo (las voces no están tan bien empastadas como las que podemos escuchar en las grabaciones históricas), pero ofrecen unas excelentes interpretaciones. El recital se apoyó en la memoria y respeto a los Berlin Comedian Harmonists originales. Fue una agradable e interesante velada musical que, sin duda, cumplió su principal cometido pedagógico, que fue situarnos en el fascinante y paradójico contexto del Berlín de los años veinte y treinta.