Revista mensual de publicación en Internet
Número 66º - Julio 2.005


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GEMINI, NUEVA SERIE DE EMI (1) 

Por Angel Riego Cue y Rubén Flórez Bande

          

El sello EMI ha lanzado ya hace tiempo una nueva serie de CD's dobles de precio muy económico llamada "Gemini", un nombre que además de dar la idea de "pareja", contiene en su nombre el del propio sello, destacado en caracteres especiales. En esta serie, EMI reeditará en parte las grabaciones que ya estuvieron antes en otra serie de dobles de formato similar (los "Double Forte") que parece que ya no tendrá continuidad, y en parte se tratará de grabaciones nunca editadas en CD hasta la fecha.

En lo que sigue, haremos un repaso a algunos de los títulos más interesantes de esta serie, comenzando por su primer lanzamiento, y en sucesivos artículos nos ocuparemos de las siguientes entregas.


El primer doble CD comentado bien puede ser lo mejor de todo el primer lanzamiento: el director italiano Carlo Maria Giulini interpreta tres Sinfonías de Beethoven, las Nº 6 "Pastoral", Nº 8 y Nº 9 "Coral". Ya iba siendo hora de que llegara una edición "oficial" en CD, de esta referencial "Pastoral", ya que antes sólo había aparecido en la "filial" de la EMI, "Royal Classics" con un reprocesado inferior al que tiene en esta edición.

Sólo por esta Sinfonía "Pastoral", a cargo de la New Philharmonia, habría que comprarse este volumen. Mucho se ha escrito, y se ha dicho, sobre esta versión en concreto, pero las palabras son las que sobran, de nada sirve hacer una lista de elogios y calificativos positivos de esta versión donde Giulini se alza con el título indiscutible de mejor traductor de esta página. Ya se sabe: profundo lirismo, romanticismo contenido, donde todo es calma y tranquilidad, ni rastro de "urbanismo", con un correcto seguimiento del programa, pura poesía... y no sigo. Esto hay que escucharlo, no somos amigos de recomendar algo sin comparar con otras versiones, pero Giulini queda por encima, y mucho, de un Furtwängler (EMI), Walter (CBS-SONY), Klemperer (EMI), Cluytens (EMI-Disky), Sanderling (EMI-Disky), etc. Esta es una interpretación que ocupa un puesto clave en toda discoteca.

La Novena Sinfonía, esta vez con la Orquesta y Coro de la Sinfónica de Londres, no llega a las alturas de la "Pastoral", pero no por ello es desdeñable, ni mucho menos. La competencia, claro está es dura: Furtwängler (1942-Tahra, 1951-EMI, 1954-Tahra), Böhm (digital Deutsche Grammophon), Klemperer (EMI), Fricsay (Deutsche Grammophon), Solti (analógica Decca), etc. Esta, la de Giulini, es una versión quizás demasiado idílica, con falta de garra, quizás para algunos pueda parecer algo "light" por no cargar las tintas, pero tiene una construcción muy conseguida, cuántos hoy en día podrían realizar algo así... Sin duda, muy pocos: no hay más que escuchar cómo va edificando el primer movimiento, sin caérsele, como si se tratara de un edificio griego, y también el exquisitamente cantado Adagio. Los solistas (Sheila Armstrong, Anna Reynolds, Robert Tear y John Shirley-Quirk) no pasan de lo discreto.

La Octava Sinfonía, también tocada por la Sinfónica de Londres, es lo menos bueno de este álbum. Versión esta demasiado seria, sin un ápice de chispa, eso sí, bien construida, como las dos anteriores, pero no en su estilo. Muy elegante y noble, en el sentido clásico, pero le falta eso, gracia y simpatía, que es lo que yo veo en esta obra, resultados que muy bien conseguía Hans Knappertsbusch, con ese sentido del humor particular. En resumen: un álbum que, tan sólo por la "Pastoral" y a este precio, es de obligado conocimiento.


El siguiente doble CD comentado contiene las Canciones populares alemanas de Brahms, una colección que el autor quiso publicar como si fueran de origen popular, aunque la autoría terminó descubriéndose; en todo caso son piezas sencillas, que imitan el estilo de la música tradicional, y cuya audición es una delicia; podemos citar como botón de muestra la que quizá sea la más conocida de la serie, la nº 14, "Feinsliebchen, du sollst nicht barfuss gehn" (Querida, no debes andar descalza).

Para grabar estas canciones en 1965, EMI contó con el lujo de los dos más famosos intérpretes de lied de la segunda mitad del siglo XX, Elisabeth Schwarzkopf y Dietrich Fischer-Dieskau, y con la inestimable participación del gran maestro de los pianistas acompañantes, Gerald Moore; un "trío de ases" que sólo se reuniría otras dos veces en disco (para los Cancioneros Italiano y Español de Hugo Wolf, dejando aparte el concierto de despedida del propio Moore). Por ello se comprenderá que la fama de esta grabación sea poco menos que legendaria, y escuchándola se comprende perfectamente, pues aquí encontramos todo ese arte de la dicción del texto, encontrándole miles de matices... que en gran parte se ha perdido.

Es posible que el resultado, hoy día, pueda sonar algo "histriónico" a oídos modernos, o que pudiera incluso preferirse la versión grabada para la "Edición Brahms" de la DG por Edith Mathis y Peter Schreier (versión que, en todo caso, no nos parece inferior a esta). Pero los mitos son los mitos, y aunque sólo por estar ante una página memorable de la historia del canto, estos discos son imprescindibles.

Hay que advertir, por último, que esta grabación no es completa: como es sabido, no se grabaron las 7 últimas canciones (que incluyen coro), sólo las 42 que emplean uno o dos cantantes; pero, aparte de eso, también en algunas canciones (como las nºs 24, 32 y 39) no se cantan todas las estrofas, lo que puede suponer un aliciente más en favor de la de Mathis y Schreier, que está completa. Los textos cantados que venían en el libreto de la primera edición en CD de esta grabación (cuando salió a precio alto), ahora se han suprimido, como es habitual en ls series baratas.


El contenido del siguiente título estaba prácticamente inédito en CD: se trata de las grabaciones de música sacra de Bruckner que dirigiera entre los años 1969 y 1974 un joven Daniel Barenboim, y que durante mucho tiempo fueron la única alternativa que había a las versiones del gran "apóstol" de esta música, Eugen Jochum. Las versiones de Jochum (reeditadas en la serie "The Originals" de DG) aportan una visión de mayor fervor religioso, sonando a veces casi a "fanatismo", y serían la referencia a no ser por su toma de sonido, algo pobre. Por ello pueden tener su interés estas de Barenboim que ahora se reeditan, con mucho mejor sonido, y dirigidas con un estilo más "neutro", una aséptica corrección "típicamente británica" que alcanza su punto más alto en la Misa nº 3, y sus peores momentos en algunos movimientos del Te Deum (como un "Eterna Fac" rapidísimo, casi trivial, que apenas mejora en su siguiente grabación en Chicago). Solistas y coros (el John Alldis y el Philharmonia, con Pitz nada menos) de auténtico lujo.

El álbum se complementa con 5 motetes para coro "a capella" dirigidos por Pitz, mucho más rápidos y de tempo más vivo, a veces hasta lo exaltado, que los que grabó Jochum (el cual suena a puro misticismo renacentista, nos parece estar escuchando a Palestrina; cada motete le dura entre 1 minuto y minuto y medio más que a Pitz). En conjunto, este álbum incluye menos obras que el de Jochum (se han dejado fuera, entre otras, la Misa nº 1 lo que es una lástima, porque en ningún caso se trata de una obra "menor") pero puede servir como una buena introducción al mundo de la música sacra de Bruckner, uno de los autores más importantes en este género de todo el siglo XIX.


Interesante, sin duda, por curioso el álbum dedicado a la obra pianística del compositor francés Jules Massenet , conocidísimo por sus óperas como Werther y Manon. Pues bien, aquí se nos muestra también como interesante compositor de piano (de hecho fue pianista en su juventud). No es el piano de Massenet muy original, pero sí pesa sobre él una gran carga melódica y técnica, quizás en ocasiones demasiado "ortodoxa". Es un estilo el suyo que mezcla Chopin, con Schumann, con los rusos, con la "melodie" francesa, etc.

La obra más extensa que aquí se incluye es el Concierto para piano en mi bemol mayor, a cargo del pianista de toda esta recopilación, el siempre investigador e interesante Aldo Ciccolini, quien nos sirve una interpretación coherente, con un primer movimiento puramente romántico, donde el piano, como gran señor, exprime al máximo sus recursos técnicos, melódicos y constructivos, aunque la construcción temática del movimiento no sea de lo mejor, ya que algunas frases quedan sueltas e inconexas. El segundo movimiento es un Largo mucho más melódico que expresivo, y el último, un Allegro ("Aires eslavos", se titula) es un homenaje a los ritmos del Este, donde recuerda quizás a Tchaikovsky; algo curioso, ya que no parece escrito por un compositor francés. Ciccolini exprime aquí todo el virtuosismo que contiene esta página. Le acompañan en esta interpretación la algo rudimentaria Orquesta Nacional de la Ópera de Monte-Carlo bajo la dirección del tampoco inspirado Sylvain Cambreling.

El resto de los dos discos, lo forman piezas únicamente para piano solo, como obras de estudio tipo toccata, improvisaciones y otras más de "deleite" como pequeñas marchas, nanas, valses, etc., donde Massenet se nos muestra como el gran dominador de la melodía, que después llevaría a sus óperas, más desarrolladas. Discos, en fin, recomendables para los amantes del piano, o para los amantes de las "rarezas".

El álbum dedicado a Elgar incluye las dos Sinfonías terminadas por el compositor inglés (las de toda la vida, vamos) junto con la Obertura Cockaigne Op. 40 y los poco frecuentes Sospiri Op. 70 para cuerdas y órgano. Las interpretaciones están a cargo de la orquesta que mejor conoce estas obras, la Sinfónica de Londres, dirigida por Jeffrey Tate.

Las dos Sinfonías están servidas con gran profusión melódica, escúchese por ejemplo el famoso arranque de la Primera Sinfonía Op. 55, que nos recuerda al manido (pero adecuado) ejemplo de la campiña inglesa. También hay una gran recreación dinámica en las secciones lentas de los movimientos, algo pausados, pero sin decaer. La tímbrica de la orquesta es de fábula, quizás sea lo mejor, parece que tocan esta música con los ojos cerrados. Todo esto está muy bien, pero ¿y qué más?

Pues poco más la verdad, uno cuando escucha estas interpretaciones le da la sensación de que está viendo un hermoso regalo, pero que cuando lo abre... no contiene nada dentro. Todo muy bien presentando, pero sin el pesimismo de la Segunda Sinfonía Op. 63, ese sentido nostálgico que en ocasiones se da en las dos Sinfonías, esa "sorna" inglesa en especial en el scherzo de la Primera Sinfonía, algún abuso de mal gusto de decibelios donde la pompa queda reducida a grandes explosiones, etc. En la distancia, estas interpretaciones, recuerdan a los efectismos "made in Karajan". Versiones, en resumidas cuentas, que nada tienen que ver con el gran traductor de estas páginas que fue Barbirolli, ni tampoco con las algo menos conseguidas recreaciones de Solti. Sinfonías estas que nada aportan, pero que quizás puedan venir bien para conocer las obras, teniendo en cuenta el precio bajo que tienen. Aunque, si es cuestión de precio bajo, todavía recurriríamos antes a la grabación de Andrew Davis para Warner, que está en su colección "Ultima".


Para terminar, un programa de marchas militares compuestas por el "rey" del género, el norteamericano John Philip Sousa, autor de piezas celebérrimas como Barras y Estrellas (The Stars and Stripes forever) o The Washington Post, interpretado por la banda de los Royal Marines de Su Majestad Británica. De su director, G. A. C. Hoskins, se nos dice que es teniente coronel, MVO (Miembro de la Orden Victoria), ARAM (Asociado de la Real Academia de la Música) y RM (Royal Marine). En estos casos, para tocar marchas militares siempre hemos preferido músicos profesionales "civiles" antes que uniformados, y este doble CD vuelve a corroborar lo dicho: versiones de una cuadriculada corrección, muy británica y muy "militar". Muy lejos de los matices que extraía de esta música (aparentemente tan poco sutil) el gran Morton Gould con su "Banda Sinfónica", en un memorable disco de RCA titulado "Brass and Percussion". Eso sí, en cuanto a recopilación, difícilmente se hallará una más completa que esta; frente a las 14 marchas de Sousa que se incluían (junto a otros autores) en el disco de Gould, aquí tenemos 43 piezas, lo que supone casi un tercio de la producción de Sousa en el género.



REFERENCIAS:

BEETHOVEN: Sinfonías Nº 6, Op. 68 "Pastoral" , Nº 8, Op. 93 y Nº 9, Op. 125 "Coral".
New Philharmonia Orchestra (6ª)
Orquesta Sinfónica de Londres (8ª, 9ª).
Director: Carlo Maria Giulini.
EMI Gemini 7243 5 85490 2 (2 CD's)

BRAHMS: Canciones populares alemanas (nºs 1-42)
Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Dietrich Fischer-Dieskau, barítono
Gerald Moore, piano
EMI Gemini 7243 5 85502 2 1 (2 CD's)

BRUCKNER: Misas 2 y 3 ; Te Deum ; 5 Motetes
Anne Pashley y Heather Harper, sopranos ; Birgit Finnilä y Anna Reynolds, contraltos ; Robert Tear, tenor; Don Garrard y Marius Rinztler, bajos
Coros John Alldis (dir. John Alldis) y Philharmonia (dir. Wilhelm Pitz)
Orquestas de Cámara Inglesa y New Philharmonia
Director: Daniel Barenboim
EMI Gemini 7243 5 85508 2 5 (2 CD's)

MASSENET: Concierto para piano y orquesta. Diversas obras para piano.
Aldo Ciccolini, piano
Orquesta Nacional de la Ópera de Monte-Carlo. Dir: Sylvain Cambreling.
EMI Gemini 7243 5 85517 2 (2 CD's)

ELGAR: Sinfonía Nº 1, Op. 55. Sinfonía Nº 2, Op. 63. Cockaigne, Op. 40. Sospiri Op. 70. Orquesta Sinfónica de Londres. Dir: Jeffrey Tate.
EMI Gemini 7243 5 85512 2 (2 CD's)

SOUSA: Marchas
Banda de los HM Royal Marines.
Director: Tte. Coronel G.A.C. Hoskins
EMI Gemini 7243 5 85535 2 9 (2 CD's)