Revista mensual de publicación en Internet
Número 66º - Julio 2.005


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

VIII SEMANA DE MÚSICA ANTIGUA DE GIJÓN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.  

La Semana de Música Antigua de Gijón ha llegado a su octava edición. No sé si será apropiado hablar de un cierto declive respecto a ediciones anteriores, o se trata simplemente de que este año no hubo disponible un presupuesto como en otras ocasiones (lo que puede venir a ser lo mismo), el caso es que el nivel medio nos ha parecido, salvo excepciones, por debajo de lo que recordábamos de otros años.

Comenzando por los conciertos del Teatro Jovellanos (es decir, los que son "de pago"), el miércoles 13 de julio asistimos como "prólogo" de la Semana un a concierto a cargo de la (Joven) Orquesta de Cámara de Siero, heredera de la desaparecida Orquesta de Cámara del Nalón. Ya de entrada resulta muy discutible que en un Festival que se llame de "Música Antigua" participe una orquesta con instrumentos modernos (sólo apareció un oboe antiguo para comparar su sonido con uno moderno); admitamos por tanto que se trataba de un concierto "fuera de programa". Luego está el formato que se le dio al evento, con mucha palabra por medio, mucha explicación de qué es la música antigua o qué es el bajo continuo a cargo del director, Manuel Paz, y del conocido presentador de la cadena SER Pachi Poncela, siempre en un tono humorístico que puede estar muy bien para un concierto "didáctico" ante escolares, pero no para un festival que quiera adquirir cierto prestigio. En fin, como decía antes, vamos a admitir que esta actuación no formaba parte de la Semana propiamente dicha. Puede destacarse que se dio el estreno mundial de una pieza anónima para fagot y orquesta del siglo XVIII.

Los espectáculos en el Jovellanos continuaron el 16 de julio con la actuación del Ensemble de Música y Danza "Esquivel", que se presenta como el primero de su tipo en España (que integra tanto músicos como bailarines). Hacían dos espectáculos inspirados en el personaje de Don Quijote, no en vano esta edición de la semana (como tantas cosas) giraba oficialmente en torno al IV Centenario de la publicación de la inmortal obra de Cervantes. De lo ofrecido me quedo antes con la segunda parte, un ballet trasladado al siglo XVIII, y basado sólo en la música y la mímica, con apenas palabra, antes que el de la primera, con más palabra, pero que no funcionaba y se quedaba en "buenas intenciones".

El 20 de julio pudimos escuchar a los integrantes de "Armoniosi Concerti" con un programa, asimismo, de la música en la época de Cervantes, denominado "Damas, Caballeros, Rufianes y Pastores". Las obras (muchas de autor anónimo, otras de Milán, Valderrábano, etc.) estaban elegidas por su relación con el "Quijote", desde algunas que hablen de caballeros andantes hasta otra que consiste en la puesta en música de un poema de Garcilaso ("Oh, más dura que mármol a mis quejas") citado en la novela de Cervantes. El conjunto, dirigido por Juan Carlos Rivera, demostró un nivel excelente, sin desmerecer de los mejores de su tipo, y también la soprano Raquel Andueza estuvo a muy buen nivel. La única lástima fue la brevedad del programa, apenas una hora de música sin intermedio.

Ahora que en todas partes se habla del mundo islámico, aunque sea por razones a menudo tristes, podría tener interés el "acercamiento" a la cultura árabe que nos propuso el Ensemble Albaycin, fundado y dirigido por el argelino-francés Rachid Guerbas, que actuó en el Jovellanos el día 22, y el día anterior intentaba explicar en el Centro de Cultura Antiguo Instituto las características de una "Nawba" (o "Nuba"), la forma musical tradicional del Magreb, heredada del pasado andalusí. Desde luego, la explicación fue más árida (a pesar de la traducción del francés por gentileza de la organización de la Semana) que el contemplar entera una Nuba propiamente dicha, una música de un extraño poder relajante, casi hipnótico. Puede discutirse si esta música pertenece propiamente a la música antigua o más bien es música étnica, pero lo cierto es que el concierto del día 22 fue todo un éxito.

La última actuación en el Jovellanos fue el día 24, a cargo de los alumnos que habían asistido a los cursos impartidos durante la semana. Siempre hay un concierto como ese para poner la clausura al festival, pero aquí lo increíble fue que un concierto de esas características no fuera de entrada gratuita, sino "de pago", cuando además consistió en apenas una hora de música sin intermedio. Otros años se celebraba en la Colegiata de San Juan Bautista, con entrada gratuita, y la duración con intermedios a veces llegaba a las dos horas y media.


Por lo dicho, parece que la parte de conciertos que eran gratuitos (los que se celebran, como todos los años, en la Colegiata de San Juan Bautista) fue nuevamente la que presentó más interés. Desde luego la respuesta del público fue extraordinaria, con colas formadas desde media hora antes o más, que hacían muy difícil encontrar asiento; la propia organización se llegó a "quejar" de lo vacíos que estaban, en comparación, los conciertos del Jovellanos.

Dentro de las actuaciones en la Colegiata, este año hizo doblete el Ensemble Orpheon, conjunto formado por profesores de diversos conservatorios europeos que dirige el músico de origen cubano José Vázquez y que toca con instrumentos "realmente" originales de la época, es decir, nunca emplea copias hechas en la actualidad. El primer programa ofrecido, el día 15, fue de música británica (Purcell, Byrd, Gibbons...), y el segundo, el 17, de música española (Diego Ortiz, Cristóbal de Morales, T.L. de Victoria). En ambos quedó de manifiesto su indudable maestría; realmente uno se pregunta cómo este grupo no es más conocido.

Como es habitual en esta Semana, los gijoneses tuvimos el lujo de poder escuchar en directo a Paul O'Dette, "el mejor laudista del mundo" dicho sea sin exagerar, que esta vez se presentó con un programa íntegramente dedicado a Dowland; una nueva demostración de que nos hallábamos ante un verdadero maestro, por más que en años anteriores le recordaba con nivel aún mayor, lo que tal vez fue debido a que en esta edición se decidió amplificar ligeramente el sonido del laúd.

Y asimismo habituales en la Semana son los chicos de Forma Antiqva, que habían actuado por última vez hacía dos ediciones. Desde aquella vez parecen haber alcanzado un nivel más homogéneo entre sus componentes y haber madurado en su estilo interpretativo, que sigue pareciéndome muy impulsivo, pero que al menos tiene el indudable mérito de que en un concierto suyo es imposible aburrirse, aunque sea con músicas tan poco "populares" como las de Frescobaldi, Andrea Falconiero o Tarquinio Merula que se incluían en el programa.

En resumen, tras haber asistido a todos los conciertos de la Semana (excepto el recital de órgano de Andrés Cea, que se celebraba el día 21 en la iglesia de Pravia), uno termina por añorar otras ediciones en que nos visitaba alguna formación orquestal "de postín" (el último año fue Il Fondamento; otros años tuvimos p. ej. a la Academy of Ancient Music). Esperemos que esto sea sólo un efecto pasajero y la Semana de Música Antigua vuelva a ser lo que un día fue.