Canciones checas

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Eva Urbanová

Canciones bíblicas op. 99 y Ave María de Antonín Dvořak; Canciones nacionales eslovacas (selección) de Bohuslav Martinů; Canciones sobre poemas populares moravos (selección) de Leoš Janáček. Recital de Eva Urbanová (soprano) y David Švek (piano). XI Ciclo de Lied. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 4 de octubre de 2004.

Eva Urbanová tiene una preciosa voz de soprano dramática, dulce y robusta, perfectamente cultivada y controlada. Canta con naturalidad; manifiesta todo su arte en los reguladores y en el juego de matices; interpreta los textos poéticos con autenticidad y convicción. Escucharla es un placer, pero el repertorio de este recital no fue demasiado lucido, ni dio ocasión para disfrutar plenamente de sus cualidades canoras. Dedicado a celebrar el centenario de la muerte de Antonín Dvořak (1841 – 1904), el programa incluyó sus canciones bíblicas seguidas de canciones eslovacas de Bohuslav Martinů y moravas de Leoš Janáček. Todas las canciones eran bellas y sencillas, pero carentes de una fuerza que tal vez solo pueden apreciar quienes se hallen próximos a esa cultura de origen. Las canciones bíblicas del compositor celebrado son una original muestra de su música religiosa. La soprano aportó una circunspecta emoción inspirada por la piedad de los textos. Las canciones de Martinů y Janáček, eran ejercicios de estilo y reivindicación nacional, con un interés musical restringido y poco seductor. Lo más bonito del programa fue el Ave María de Dvořak, perteneciente a la cantata Svatební Košile, que cerraba la primera parte del recital, y el aria de Rusalka, que pudimos escuchar de propina y que fue premiada con una cerrada ovación. A veces, algunos recitales de Lieder, como esté, nos hacen intuir y desear uno de arias, alimentando un supuesto conflicto entre ambos géneros. La artista Eva Urbanová se esmeró en sus interpretaciones, pero no aportó nada relevante a las partituras, salvo su buen hacer, asistida correctamente desde el piano por el joven David Švek.