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Número 57º - Octubre 2.004


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SONES GADITANOS EN EL RECUERDO:
JOSÉ MUÑOZ MOLLEDA
 EN EL PRIMER CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Por Paula Coronas Valle. Lee su curriculum.

          Tradicionalmente la investigación musical encargada de desvelar los secretos y los aspectos más profundos de compositores y escuelas, dedica una parte importante de su existencia al desarrollo y evolución de los Nacionalismos. El nacionalismo español, a comienzos del siglo pasado, receptor de la indiscutible impronta fallesca, emprende un nuevo camino hacia la modernidad evolucionando hacia un neoclasicismo revitalizante de contenido y de forma.

            La ideología de un renacer para el arte musical español sintetizada en la figura de Felipe Pedrell , o la antorcha que más tarde recogería Manuel de Falla de la mano de Igor Stravinsky en el esfuerzo hacia un claro progresismo y aperturismo para nuestra música, han sido las marcas indelebles del pensamiento estético del siglo XX en España.

         Paralelamente y complementando la configuración de una época trascendental para la comprensión de futuras vanguardias, los albores del siglo XX acogieron posturas respetuosas con la tradición culta, especialmente derivadas del romanticismo wagneriano como podemos apreciar en la figura del maestro Conrado del Campo, así como en postulados teórico-musicales recibidos a través del magisterio que se impartió por aquellos años en la Schola Cantorum de París ,cuya defensa ostentan creadores de la talla de Jesús Guridi o Joaquín Turina, ambos especialistas en el tratamiento del folklore vasco y andaluz respectivamente.

         Tras esta rápida visión panorámica hacia un pretérito musical hispano no demasiado lejano para nuestro enfoque particular, nos parece realmente estimulante el estudio realizado hasta la fecha , como también nos causa sorpresa a veces descubrir el escaso interés hacia determinados compositores o tendencias estilísticas. Tal vez no sea éste el momento de analizar los motivos o razones que han propiciado lagunas en los archivos, pero sí es hora ya de conocer y esparcir nuestro patrimonio musical en pro de un Arte más cohesionado y más libre. 

         Así, sones gaditanos de prosperidad musical presagian el perfil de nuestro músico protagonista. Con el recuerdo perenne del compositor de “La  Vida Breve”(1905), Cádiz nuevamente se erige en capital de riqueza intelectual y en fuente de inspiración para el talento de un músico de raíces y de principios: José Muñoz Molleda(1905-1988).

         Adentrándonos pues en los aspectos biográfico-artístico que se entrelazan en la existencia de este maestro andaluz , de cuyo nacimiento celebraremos próximamente el primer centenario(16 de Febrero de 2005), alcanzaremos un doble objetivo: El conocimiento documental e histórico de un artista en el contexto socio-cultural de una época, y la valoración musical de gran parte de su catálogo general.

         La amabilidad por parte de su sobrina Dª Enriqueta Muñoz y de su esposo, D. Francisco Díaz Cerrudo han constituido para quien escribe una fuente poderosa de información directa y fiable, cuya disponibilidad les agradezco sinceramente.

         Hoy, casi un siglo después, rememoramos el nacimiento de este insigne maestro gaditano José Muñoz Molleda, que vino al mundo el 16 de Febrero de 1905 en La Línea de la Concepción.  Perteneciente a una familia de clase media, cuya profesión había sido el comercio de muebles, el joven andaluz, segundo de tres hijos, recibe sus primeras enseñanzas musicales de la mano de D. Luis Criado, director de la rondalla en la cual nace la vocación artística del compositor. Este  niño de carácter abierto y alegre pronto comienza su andadura artística en su doble faceta pictórico-musical. Desde el año 1921 se instala en Madrid ingresando en el Conservatorio y en la Escuela de Bellas Artes, simultaneando ambas carreras. Parece ser que no obtuvo calificaciones demasiado brillantes en lo que respecta a su formación musical, y que su trayectoria académica como alumno presenta cierta irregularidad y precipitación por la obtención del título. Sin embargo su talento natural y la espontaneidad de su discurso musical sientan las bases de un arte conciso y peculiar que auguran grandes éxitos profesionales.

         Conrado del Campo en Música y Julio Romero de Torres en Pintura son los dos grandes maestros que impactan especialmente al joven Molleda, cuya inspiración por aquel momento se debate entre ambas disciplinas. Finalmente, el Arte de los sonidos acapara la atención del gaditano, cuyo ejercicio profesional se ceñirá al ámbito puramente compositivo. Es la década de los años 30  y aparecen las primeras obras importantes como “Postales Madrileñas”(1931), “Scherzo Macabro”(1932) y “De la Tierra Alta”(1932) por la cual le es concedido el Premio Nacional de Composición.

         Posteriormente, la Suite para Orquesta “Rincones” le abre las puertas de Roma. Gana las oposiciones al Gran Premio Roma en el año 1934 y es pensionado durante cuatro años en la Academia Española de Bellas Artes en la capital italiana. Resulta ésta una fase determinante en la vida profesional del maestro, quien recibe consejos del compositor O. Respighi, viajando por diferentes países y ampliando sus conocimientos hacia nuevas tendencias y estéticas contemporáneas. En este sentido, divisamos una época prolífica para su repertorio, así como novedosa por sus primeras incursiones en el cine: “Carmen la de Triana”(1938),  “ Los Hijos de la Noche”(1939), son algunos títulos. Pero no olvidemos asomarnos a la ventana de su capítulo biográfico  por  aquellos años: Su matrimonio con la italiana Ione Gigliozzi celebrado en Madrid el día 4 de Octubre de 1941. Esta compañera fiel(médico de profesión) pronto se convierte en   confidente de vida y obra, siendo además autora de textos de algunos lieder compuestos por el maestro.

         Atrás han quedado grandes aportaciones  para el Piano, como la famosa “Farruca”(1940), y su “Concierto en Fa sostenido menor para piano y orquesta” del mismo año; otras páginas como el Cuarteto nº 1 en Fa menor o el Oratorio “La Resurrección de Lázaro”; los contactos personales y trascendentes en su proyección artística como por ejemplo el establecido con el pianista Leopoldo Querol, al que conoce en París y con el que traba verdadera amistad; así como su inmersión en el mundo de la Canción Española, género cultivado intensamente por el artista, con especial dedicación a la figura de Imperio Argentina. Así recordamos títulos de partituras genuinas como : “Pianta de acá”(1933), “Dime que sí”(1933), “Viejos Recuerdos”(1933), “Doncellita, no sueñes”(1933), “Gauchito zalamero”(1931)... También encontramos páginas de este tipo compuestas tras la Guerra Civil española, cuyo españolismo contrasta  con el estilo de sus primeras canciones. Boleros, pasodobles, o chotis se suceden en este catálogo de música ligera que el propio Muñoz Molleda reconoce haber creado más por motivos económicos que puramente inspiradores.

         A partir de 1940, el maestro andaluz  de regreso a España, despliega todo su caudal artístico y creativo reflejado a través del estreno de numerosas obras clasificadas en los apartados de música de cámara, orquestal e instrumental.

         La producción de José Muñoz Molleda es amplia y variada. Nos ofrece una visión muy polifacética de su autoría pero por desgracia gran parte de ella es hoy desconocida. No obstante, el talento musical de este linense sí fue reconocido de manera explícita en el periodo álgido de cu carrera(1940-1970), gozando de gran prestigio como compositor en los círculos culturales del país.  Además de la oleada productiva que más tarde pasaremos a citar, hallamos a un creador en plenitud valorado exclusivamente por sus alumbramientos musicales, ya que nunca quiso estar vinculado a la mediocridad que se respiraba por aquellos años en los Conservatorios españoles. Tal vez este alejamiento voluntario del ámbito académico le permitiera recrearse en la actividad creadora en toda su extensión.

         Es notorio su requerimiento como miembro de Jurados, Agrupaciones y Círculos musicales durante la década de los 50, la cual se ve condecorada con la concesión del Premio Nacional de Música por el Trío en Fa Mayor(1951).

         “De la Sinceridad del compositor ante los procedimientos musicales modernos” es el título del Discurso pronunciado por José Muñoz Molleda el  día de su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid(4 de Marzo de 1962), quedando así cubierta la plaza vacante tras la muerte de Jesús Guridi. Con estas emotivas palabras recuerda nuestro protagonista al maestro vasco:

         “Jesús Guridi, magnífico tipo humano y magnífico músico, nunca abdicó de ambas condiciones para seguir esos atajos marginales al camino real del arte, que si a veces proporcionan éxitos ficticios, nunca dan plena satisfacción al espíritu...” “ Pido a Dios me haga digno del sillón académico que aquel gran músico y gran español ocupó, y su recuerdo me sirva a todas horas de acicate y estímulo para mi conducta de hombre, de artista y de académico”.

         El contenido de su discurso recoge la esencia ideológica de este artista sincero que en ningún momento pretende la ruptura con lo tradicional.

         Por esta época su figura adquiere especial preponderancia en la vida musical española, alcanzando gran relieve su personalidad estética. Nombramientos y cargos administrativos le confieren una elevada categoría destacándose su participación en numerosos Tribunales de Oposiciones y en Certámenes de prestigio:

          -Consejero Delegado para la Sección de Cinematografía y Televisión en la Sociedad General de Autores(SGAE)(1963).

          -Elegido miembro del Jurado en las Oposiciones de profesores para la Orquesta de Radiotelevisión Española(1964).

         -Jefe del Archivo de Sinfónicos y Copistería de SGAE(1966).

         -Miembro del Patronato de la Academia de Bellas Artes de Roma.(1973).

         -Académico de la Real Academia de Bellas Artes de S. Carlos en Valencia(1973).

         -Académico de la Real Academia de Bellas Artes de S. Jorge en Barcelona(1974).

         -Vocal de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles(1978).

         La década de los 70 señala el final de su etapa productiva que nos ha dejado el bello sonido de sus inspiradas melodías y aquellos compases tan característicos de su legado musical.      

         José Muñoz Molleda fallece en Madrid el día 26 de Mayo de 1988 rodeado de su mujer y familiares más directos. Sus restos mortales fueron trasladados a La Línea de la Concepción cuyo Ayuntamiento le otorgó a título póstumo la Medalla de Oro de la ciudad.

         Sugerimos desde aquí una ojeada hacia su extenso muestrario de composiciones que abrazan todo un abanico de posibilidades. Por citar las más relevantes nombraremos: La Fantasía en La menor, EL concierto para violoncello y orquesta, los dos conciertos para piano y orquesta, el concierto para trompa y orquesta, el quinteto con Piano, el trío en Fa Mayor, los tres Movimientos para orquesta de cuerda, la Suite de Danzas para piano del ballet La Niña de Plata y Oro, Miniaturas Medievales y Suite Circo para piano ambas, Diferencias sobre un Tema para guitarra, además de un apartado específico centrado en la música religiosa.      Se completa su ideario con la creación de numerosos lieder y la ya mencionada atención a la música incidental (cine, documentales, televisión, música de escena, música ligera...).

         Según afirma Fernández Cid “Muñoz Molleda es una de las personalidades más activas de los años de postguerra en España, de aquellas que pueden mostrar un catálogo más fecundo y una significación más acusada en ese período”.

         Sin lugar a dudas y en conclusión, la figura de este músico valiente e íntegro cristaliza en la imagen más pura de un creador. No podemos acercar su música a ningún  tipo de tendencia estética en particular, y las etiquetas sobran en su descripción. No es incluido en generación artística alguna, lo que le convierte en un artesano individualista y original. ¿Nacionalismo, romanticismo, impresionismo, neocasticismo?. Todos y ninguno de estos ismos podrían convivir en su universo sonoro.

         Personal , inclasificable y sencillo es su estilo provisto de gracia y elegancia, hábilmente envuelto en armonías teñidas de exquisito folkore andaluz. El ejemplo de su personalidad musical refuerza la cantera de artistas andaluces durante el período musical de finales del siglo pasado, cuya mirada libre de ojos negros nos dejó siempre su Verdad. Así vivió y creó José Muñoz Molleda, con el valor en sus palabras y en su Música.