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Número 46º - Noviembre 2.003


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LA RESURRECCIÓN
 

Por Rubén Flórez Bande

          

El 9 de mayo de 1965 se celebró uno de los conciertos más esperados de la década de los 60 del pasado siglo. Pocas semanas antes se había anunciado el retorno de Vladimir Horowitz a los escenarios, a los cuales llevaba 12 largos años sin subirse (1), aunque sí grababa discos en estudio. El concierto tendría lugar en el Carnegie Hall de Nueva York, que fue curiosamente el último sitio en el que apareció el pianista ruso antes de retirarse el 25 de febrero de 1953, en aquella ocasión acompañado por la Orquesta Filarmónica de Nueva York, con Georg Szell a la batuta, y donde ambos firmarían un electrizante Primer Concierto para piano de Tchaikovsky.

Cuando las entradas se pusieron a la venta, para volver a ver al gran divo del piano, se formó una cola gigantesca por toda la Calle 57 y la propia mujer de Horowitz, Wanda (a su vez hija de Toscanini) fue a repartir café caliente a los allí congregados.

El domingo 9 de mayo, a las 15:38 de la tarde, salía al escenario otra vez después de tanto tiempo Vladimir Horowitz (esta sería otra manía más de su larga lista de ellas, a partir de esta fecha sólo tocaría los domingos a las cuatro de la tarde). Hizo la reverencia de rigor mientras el público aplaudía y se sentó al piano.

La primera obra que interpretó fue la Toccata, Adagio y Fuga en Do Mayor, BWV 564 de Bach, en arreglo de Busoni. El que sería uno de los grandes técnicos del piano abordaba la obra con gran concentración y solemnidad, sin adornar nada, todo se iba construyendo poco a poco. Aparecen ciertos errores de digitación y alguna que otra nota falsa (esta es la característica de esta nueva edición, en las anteriores de este mismo concierto CBS y Sony habían "retocado" los errores del maestro para no desmerecer su imagen como pianista, aquí se incluye el concierto auténtico, con pifias y todo), pero esto no emborronó la versión, que terminó con una precisión constructiva apabullante.

La segunda obra del programa sería la Fantasía en Do mayor, Op. 17 de Robert Schumann. Horowitz aquí patina, y lo vemos, el primer movimiento empieza bien, pero por las mismas exigencias que se pone el pianista se ve algo emborronado al final, lo mismo ocurre en el segundo movimiento, en la coda, donde literalmente a Horowitz se le va de las manos, y tiene que verse obligado a forzar un final lleno de "ritardandi", y notas falsas. El último movimiento más intimista, remonta puntos, pero no deja de notarse cierto nerviosismo en la digitación... la presión del acontecimiento me imagino. Así terminaba la primera parte.

Si en la primera parte terminábamos con "lo peor" del recital, en la segunda parte empezamos con lo más logrado de todo él. En 1965 se cumplían 50 años de la muerte del compositor ruso Alexander Scriabin, y por eso Horowitz programó la "Misa Negra" (Sonata Nº 9 en Fa Mayor, Op. 68), que es quizá una de las piezas más enigmáticas de todo el repertorio pianístico. A partir de esta época, incluiría a Scriabin como uno de sus compositores favoritos. Pues bien, esta obra tan oscura, así se nos muestra: desde la incertidumbre en el arranque (no hay misticismo pero sí hay tensión) hasta los desgarradores acordes antes del final, donde el pianista ruso parece que emprende una lucha personal con el propio piano con una contundencia casi bruckneriana, con un final ominoso y con cierta idea de duda, nos deja una de esas versiones para tener en cuenta. El Poema en Fa sostenido Mayor, Op.32, Nº1 también de Scriabin, nos deja un sabor más optimista y lírico, tan poco frecuente en este compositor.

El resto del programa está dedicado a obras de Frederic Chopin, uno de los caballos de batalla de Horowitz, con la Mazurca en Do sostenido menor, Op.30, Nº 4 el Estudio Nº 8 en Fa Mayor, Op.18 y la Balada Nº 1 en Sol menor, Op.23. En ellas el pianista firma unas versiones muy decadentes, todo lo contrario por ejemplo a un Rubinstein, alejadas del "ambiente de salón" y donde se reivindica al Chopin "de raza", y se dejan de lado los amaneramientos a los que someten en muchas ocasiones otros pianistas. Con estas interpretaciones "oscuras" pero sin falta de cierto brillo y virtuosismo, acababa el concierto. Pero claro, el público quería más y pedía más, las propinas no tardaron en aparecer: "La serenata para la muñeca" del Rincón de los niños de Debussy, tocada con mucho mimo, el "Estudio Nº1 en Do sostenido menor, Op.2" de Scriabin muy romántico, el Estudio Nº 11 en La bemol Mayor, Op.72 tocado con un virtuosismo y técnica de sentar cátedra, y finalmente el "Ensueño" de las Escenas de Niños de Schumann, toda una delicadeza, rozando las notas, como si no estuviera tocando para cientos de personas.

Y así terminaba "la resurrección", como llamó Horowitz en sus memorias a este recital que le devolvió a los escenarios. Un recital donde Horowitz seguía siendo el pianista al que todos miraban; ya no poseía el dominio técnico de antaño, pero sí su capacidad para comunicar, para hipnotizar y crear tensión. Sería uno de esos conciertos a los que a todos nos hubiera gustado asisitir. Un gran acontecimiento.

El disco termina con las Escenas de Niños de Schumann, íntegras, que grabara en estudio en 1962, aún retirado. No poseen la dulzura y melancolía de las de Arrau, pero sí le falta algo de lo que carece el pianista chileno, que es cierta ironía y gracia, no son niños buenos y educados, sino algo rebeldes... como el pianista.

Y a todo esto, para terminar de conmemorar el centenario del nacimiento de Horowitz, que es por lo que se editan estos discos, se añaden en DVD 10 minutos nunca vistos del film Vladimir Horowitz: El último romántico, donde se puede ver al pianista conversando con su mujer y al propio Horowitz tocando algunas piezas que interpretaba en sus últimos años en su apartamento de Nueva York... todo un documento viéndolo tocar con 82 años.

(1) Horowitz ya se había retirado antes entre los años 1935 - 1939, según cuenta él por enfermedad, pero cierto sector de la crítica americana acusa esta retirada a la influencia de Toscanini.


REFERENCIAS:

"Horowitz live and unedited. The historic 1965 Carnegie Hall returm concert"
Vladimir Horowitz, piano.
SONY SK 93023 (2 CD´s + 1 DVD)