Revista mensual de publicación en Internet
Número 43º - Agosto 2.003


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MIL AÑOS DE MÚSICA SACRA 

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

El álbum que nos presenta Virgin Classics con el título de "1000 años de música sacra" parece apuntar a unos objetivos más ambiciosos que los habituales en las recopilaciones de tipo "popurrí". En lugar de los dos CD's de siempre, aquí tenemos nada menos que 5, con piezas de música sacra presentadas por orden cronológico; cada disco forma una unidad temática propia, referida a una época determinada; el conjunto se acompaña de una concisa historia de la música sacra a través de sus autores y de un Glosario, textos que en el ejemplar entregado para crítica venían íntegramente en inglés: como también el título de la portada venía en inglés ("1000 years of sacred music") y sin embargo, en las tiendas lo hemos visto con su título en español, por lo cual es de suponer que los textos de dentro también se hayan traducido. Los ejemplos musicales (seleccionados del catálogo de Virgin Classics con algún préstamo de EMI) son en parte fragmentos de obras grandes, pero también hay obras que aparecen íntegras.

Nos encontramos, por tanto, ante un producto que pretende ser una antología de la música sacra de los últimos 10 siglos y mostrar la evolución del género; hasta qué punto lo ha conseguido es el tema del que hablamos en el resto del presente artículo.


El primer CD está dedicado a la música en la Edad Media hasta la consolidación de la polifonía, terminando precisamente con la primera misa polifónica de gran fama, la Misa de Notre Dame de Machaut. Comienza, lógicamente, con el canto gregoriano, aunque no con los sempiternos monjes de Silos, sino con dos fragmentos del Oficio para la Epifanía cantados por la Schola Cantorum Coloniensis y la Schola Cantorum de Solingen. A continuación aparece documentada extensamente la transición de la monodía a la polifonía con varios ejemplos cantados por el Ensemble Gilles Binchois: una Misa de Pascua del siglo XI y un Oficio para el Año Nuevo de la catedral de Puy-en-Velay, ya en el siglo XII. A continución figura Perotin, uno de los pioneros de la polifonía de la llamada "Escuela de Notre Dame", con un Allelluia posuis adjutorium y el disco termina, como se dijo, con 4 fragmentos de la Misa de Notre Dame de Machaut, interpretada por Andrew Parrott y su Taverner Consort & Choir, una versión muy animada, casi "rítmica" aunque hay que preguntarse si eso será muy medieval.

Además de lo dicho, el CD 1 comprende algunas piezas que se salen de la música propiamente litúrgica: un motete del famoso Pedro Abelardo (famoso por su amor por Eloísa, pero no como compositor), O quanta qualita, que escuchado aquí suena a música trovadoresca, y dos fragmentos del Llibre Vermell de Montserrat, cantos de peregrinos de argumento religioso pero que no son propiamente música sacra (si se considera tal, ¿por qué no incluir las Cantigas de Santa María?). Es una pena que con dos obras se rompa un tanto la unidad del disco 1, y además no haya espacio para que la Misa de Notre Dame pudiera aparecer completa, esto es, completas sus partes polifónicas (sólo han quedado fuera el Credo y el final, Ite, Missa est). Además, otra unidad que en cierto modo se rompe es la de las versiones utilizadas, al incluir en la obra de Abelardo (como en la de Perotin) una grabación, ya con años a sus espaldas, protagonizada por Thomas Binkley y su Studio der Frühen Musik, pioneros de la grabación de música medieval cuyos trabajos fueron muy celebrados en su día, pero que hoy ya hay muchos que consideran superados. En cuanto al Llibre Vermell, la versión utilizada es, cómo no, la famosa grabación de Jordi Savall, de un refinamiento y una exquisitez absolutos (que pueden llevar a preguntarse si esta música era de peregrinos o de príncipes).


El segundo CD podría titularse "La edad de oro de la polifonía" porque ese es el repertorio que comprende, abarcando la Baja Edad Media, el Renacimiento y el primer Barroco. Así, podemos encontrar a conjuntos vocales como el prestigioso The Hilliard Ensemble, dirigido por Paul Hillier, en motetes como el Veni Creator de Dunstable (muy buena versión, aunque donde esté la de Pro Cantione Antiqua en Archiv...), Nuper Rosarum Flores de Dufay (escrito para la inauguración de la iglesia de Santa María de las Flores, en Florencia, la misma para la que Brunelleschi construyó su famosa cúpula), Alma redemptoris mater de Ockeghem o un Padrenuestro de Josquin Desprez. Todos los mencionados (salvo Dunstable) pertenecen a la llamada "Escuela franco-flamenca" de los siglos XV-XVI; el nombre importante que falta es Orlando de Lasso, o Roland de Lassus como se le escribe aquí, que también está representado por un motete, Resonet in laudibus cantado por The King's Singers.

Contemporáneo de Lasso es Palestrina, que aquí no está representado por ninguna de sus obras más famosas (la Misa del Papa Marcelo o el Stabat Mater) sino por un fragmento de El Cantar de los Cantares, a cargo del Hilliard Ensemble, y un Ave María dirigido por Timothy Brown al coro del Clare College de Cambridge. Hay que reseñar el olvido total de la polifonía española del Siglo de Oro, parece increíble que en una antología como esta se olviden de un Tomás Luis de Victoria, por ejemplo. Hay que considerar que para esta selección hay que ceñirse a lo que tengan grabado EMI o Virgin en sus archivos, pero aun así parece muy difícil que no se pudiera haber encontrado nada de Victoria. Por su parte, de la polifonía inglesa del Renacimiento sólo se ha incluido el que podríamos decir que es su mayor "hit", el famoso motete a 40 voces Spem in alium de Thomas Tallis, nuevamente en buena versión de Parrott y los Taverner.

Ya dentro del primer barroco nos encontramos con una muestra de Monteverdi (el "Beatus Vir" de la Selva Morale e Spirituale, de nuevo por Parrott), otra de Schütz (el motete Jauchzet dem Herren alle Welt en versión dirigida por Heinz Hennig) y por último, otra de las obras más famosas de la historia de la polifonía, el Miserere de Allegri, célebre entre otras cosas por haber sido copiado por Mozart de memoria tras una sola audición. Lo interpreta uno de los mejores coros de Inglaterra, el del King's College de Cambridge (¡qué voces blancas!), aunque la dirección de Stephen Cleobury no es tan buena como la de Willcocks en su grabación para Decca (por desgracia, esta última está cantada en inglés en vez del latín original).


El tercer CD abarca el resto del Barroco, y aquí hay que decir que 13 de los 23 "tracks" del disco contienen música de compositores franceses, lo que puede darnos una idea de dónde se llevó a cabo esta compilación. El primer francés representado es Charpentier, con el famoso Te Deum (el que comienza con el "Himno de Eurovisión", que puede oírse aquí) dirigido por Marriner y la Misa del gallo, dirigida por Willcocks, versiones tomadas de EMI e interpretadas con instrumentos modernos y no de época, aunque algunas de las voces empleadas (Upshaw o Murray en la primera, Bowman en la segunda) les dan un indudable atractivo. Otros barrocos franceses presentes son: Henry du Mont con un fragmento de su Nisi Dominus dirigido por Olivier Schneebeli, André Campra con otro fragmento de su Miserere dirigido por Malgoire, Clérambault con extractos también de un Miserere para coro y órgano (en versión dirigida por Emmanuel Mandrin), Couperin con su Motete Tabascere me fecit por Christophe Rousset, y Rameau con otro motete, In convertendo, en versión dirigida por Hervé Niquet. En las piezas de Clérambault se puede observar que la escritura para coro no había cambiado mucho desde los tiempos de la polifonía, y lo mismo, aunque en menor medida, se puede notar en la de Couperin (del cual, curiosamente, no se ha seleccionado nada de las mucho más famosas Lecciones de tinieblas).

Como en la música barroca también hubo compositores que no eran franceses, he aquí el resto del contenido del tercer CD: Italia se reduce a dos nombres, Vivaldi con su Gloria en re nuevamente en versión de Andrew Parrott y Pergolesi con su Stabat Mater cantado y dirigido por Gerard Lesne. En cuanto a los alemanes, residentes en su país o emigrados, encontramos a "un tal" Haendel que se merece sólo dos tracks (contra los 5 de Charpentier), uno con el comienzo del Dixit Dominus (otra vez por Parrott) y el otro con el hiperfamoso coro "Hallelujah" de El Mesías, que aparece en versión cantada por el coro del King's College de Cambridge y dirigida por David Willcocks. Siendo un mínimo de mínimos (o ni eso) al menos representa las dos facetas de Haendel dentro de la música sacra, esto es, las obras litúrgicas y los oratorios. Y, por último, de "otro tal" Johann Sebastian Bach encontramos tres fragmentos: uno de la Cantata 147 (el famoso coro "Jesús, alegría de los hombres" dirigido, cómo no, por Andrew Parrott), de la Misa en si menor (en la primera grabación de Herreweghe, cantando Charles Brett) y de la Pasión según san Juan (el coro final, nuevamente por el insustituible Parrott). Aunque se han dejado fuera obras mucho más conocidas, como la Pasión según san Mateo, al menos los tres fragmentos elegidos representan a Bach en tres de los géneros sacros que cultivó: la cantata, la Pasión y la Misa.


El cuarto CD recorre el espacio que va desde el Clasicismo del siglo XVIII (representado aquí únicamente por Mozart) hasta comienzos del siglo XX (Requiem de Fauré), atravesando todo el Romanticismo del XIX. En ese período es donde se han compuesto los cuatro Requiem más famosos del repertorio: Mozart, Brahms, Verdi y Fauré, y de los cuatro se incluyen fragmentos en este disco (un quinto sería el de Berlioz, no incluido aquí). EMI posee versiones de referencia de todos ellos, pero aquí se han preferido grabaciones modernas y a poder ser con instrumentos originales. De ahí que los fragmentos del Requiem de Mozart ("Introito y Kyrie" y "Lacrimosa") se hayan escogido en la versión dirigida por Norrington, muy mediocre pero "provocadora" por lo que tiene de novedad, o que el mismo Norrington sea quien dirija el fragmento elegido del Requiem de Brahms, con intervención de la soprano Lynne Dawson. En el de Verdi (del que aparecen el "Dies Irae" y el "Lux Aeterna") se ha elegido la grabación drigida por Michel Plasson, que al menos da la oportunidad de escuchar al magnífico Orfeón Donostiarra, y para el de Fauré se ha acudido a una grabación originalmente hecha para Virgin, la dirigida por David Hill; se incluyen el "Pie Jesu", el "Libera me" y el "In paradisum".

Aparte de los Requiem, hay otras obras y autores que tenían que estar en una recopilación de este tipo, y en general "son todos los que están". Así, del propio Mozart, aparte del Requiem había que incluir esa pequeña joya llamada Ave Verum, también por Norrington (algo más fino aquí); de Beethoven no podía faltar su Missa Solemnis (de la que se incluye un fragmento del "Agnus Dei" dirigido por Jeffrey Tate; lástima que no hayan elegido la versión de Klemperer); de Cherubini, un autor de capital importancia dentro de la historia de la música sacra, aparece el "Introito y Kyrie" de su Requiem en memoria de Luis XVI, en versión procedente del ciclo dedicado a las misas de este autor que ha grabado para EMI Riccardo Muti; otro imprescindible es Rossini, el que aparece aquí el "Inflammatus et accensus" de su Stabat Mater, también dirigido por Muti.

Y siguen los autores que han tenido su peso específico en la música sacra del XIX: Schubert, con su penúltima obra, el Himno al Espíritu Santo procedente del ciclo de sus partituras corales grabado por Wolfgang Sawallisch, y que al menos es una obra completa y no un fragmento, aunque hubiera sido más representativo incluir algo de la Misa D 950 (no el sempiterno Ave María, ya que no es propiamente música sacra). Otro nombre fundamental, Mendelssohn, tampoco aparece con lo más conocido (Elías) sino con su Salmo 42 dirigido por Richard Hickox; de Gounod tampoco escuchamos su Ave María sino el "Domine salvum" de su importante Misa de Santa Cecilia, que incluye la llamada "Oración por el ejército", un momento de música militar dentro de la liturgia; por último, de Franck tampoco aparece el sempiterno Panis Angelicus sino un coro de su oratorio Redención, dirigido por Michel Plasson.

En conjunto, este cuarto CD da una buena panorámica de los autores de música sacra importantes en este período, por más que haya habido que dejar fuera otros nombres también fundamentales (Haydn, Berlioz, Liszt, Bruckner).


El quinto y último disco abarca los últimos 100 años, un período que ha destacado menos que los anteriores por el cultivo de la música sacra, quizás un reflejo de que nuestra sociedad se va haciendo cada vez menos religiosa, aunque en los últimos años se ha hablado de un resurgimiento del interés por lo espiritual de la mano de las modas "New Age". Con todo, aún es posible encontrar autores significativos dentro del género. Los más antiguos aquí mostrados son dos rusos, Rachmaninov y Stravinsky: del primero se incluyen dos fragmentos de las Vísperas dirigidos por Tönu Kaljuste al Coro de la Radio Sueca, y del segundo un Credo dirigido por Cleobury al King's College. Pero el grueso del disco se lo llevan tres autores franceses, pues en ese país continuó habiendo durante buena parte del siglo XX una tradición de música religiosa católica. Uno de ellos es Maurice Duruflé, cuyo Requiem (de 1947) tal vez sea la última obra de este género que ha ingresado en los repertorios habituales, y del que aquí escuchamos cuatro fragmentos dirigidos por Cleobury. Los otros dos son Francis Poulenc, representado por sus Cuatro motetes para el tiempo de Navidad (en versión de The Sixteen, dirigidos por Harry Christophers), y Olivier Messiaen, de cuya importantísima obra sacra solamente se incluye el motete O Sacrum Convivium, cantado por el coro de la London Sinfonietta dirigido por Terry Edwards.

En el resto de nombres de este disco hay dos anglosajones: Barber con su Agnus Dei (que es la versión cantada del famoso Adagio para cuerdas, por eso nunca falta en una recopilación de este tipo), en versión del Coro de la Catedral de Westminster dirigido por David Hill, y Britten con A Shepherd's Carol dirigido, al igual que el Motete de Messiaen por Terry Edwards. Pero los tres compositores vivos con que se cierra esta selección pertenecen todos ellos a la Europa del Este: dos polacos (Penderecki y Gorecki) y un estoniano, Arvo Pärt. De Penderecki se incluye un Agnus Dei (no un Ave María como se dice en el libreto), que utiliza algún "cluster" sonoro; de Gorecki el motete Totus Tuus, escrito para el viaje del Papa Juan Pablo II a Polonia en 1987, de escritura más tradicional; ambos los canta el coro del King's College, con Cleobury. En cuanto a Pärt, como cierre de esta recopilación podemos escuchar su tétrico De Profundis dirigido por Tönu Kaljuste.


En resumen, estamos ante una antología que se propone unos objetivos sin duda ambiciosos, que en parte ha conseguido y en parte (según nuestra opinión) aún es mejorable, y que por la información señalada en los párrafos precedentes cada posible comprador de esta recopilación podrá discernir si le interesa o no.




REFERENCIAS:

"MIL AÑOS DE MÚSICA SACRA"
Virgin 7243 5 62126 2 6 (5 CD's)