Revista mensual de publicación en Internet
Número 42º - Julio 2.003


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DIE WALKURE   ---  Teatro del Liceo (Barcelona) 28 de junio 2003.---

Por Cesidio Niño. 

Este drama musical en tres actos y primera jornada de la famosa tetralogía, compuesta y escrita por el genial Richard Wagner, ha sido repuesta por el teatro de las Ramblas, con bastante éxito. Esa tarde, 28 de junio, no se podía respirar en la capital condal. El calor, húmedo y al mismo tiempo sofocante, aplastaba cualquier prenda sobre la piel de los paseantes, como yo, que hacia el teatro se dirigían a pasar una gran velada de ópera. Las Ramblas, rebosaban vida. Puestos de flores, desgranaban olores a doquier, los puestos del mercado de la Boquería, estaban cerrando, pero a su paso se adivinaban mercaderías de frutas y verduras, carnes y pescados. Los diversos kioskos, mostraban la prensa diaria y del corazón, revistas de sexo y guías turísticas. Tebeos y postales. Los saltimbanquis y mimos, levantaban sonrisas.

Los que leen las manos, las cartas.....también levantaban.....pero los cuartos y total para decirte lo que uno ya  sabe. De todo había a las puertas del Liceo. Hombres encorbatados,  mujeres con sus mejores galas. Jóvenes y niños. Todos esperando y espectantes a lo que dentro de un rato sucedería sobre el mágico escenarío barcelonés.

Harry Kupfer, habitual de la Unter den Linden, (Berlín) de donde procede esta producción,  es uno de esos hombres de teatro puro y sin reservas. Un hombre que muestra sin tapujos lo que su imaginación le pide (Antologícas sus producciones de Tannhauser y Lohengrin para la Unter den Linden Berlinesa), así ha ideado una Walquiria, cuyo decorado único, ofrece, singulares y variados toques de la escena.que en perfecta comunión con el escenógrafo: Hans Schavernoch, remarcan todo el conjunto con unos espejos situados a ambos hombros, para que den suntuosidad al escenario y todo ello con unas linternas incrustadas en  especies de tubos, rellenos de lámparas, que según los hechos y los actos cambian de color, con lo que la iluminación cobra un especial relieve en esta producción y que fue mágnificamente ejecutada por  Manfred Voss.  Si bien es moderna la producción, se acopla muy bien a ciertos cánones de no desvirtuar la acción pues se habla de amor,  venganza,odio, pasión, incesto,infidelidad,ambición, castigo, dolor de un padre por castigar a un hijo......en fin.....cosas del día a día.

 El vestuarío corrió a cargo de Reinhard Heinrich, que dio rienda suelta a su aguja y vistió a los personajes con gabardinas y abrigos. Los figurantes que hacían de heroes trasladados por las 8 Walquirias, fuerón, “enmomiados” con todo lujo de detalles, aunque ciertas partes de sus cuerpos quedasen literalmente “desnudas”. 

La orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceu, a mi juicio, no supo dar, sin duda por la inexperta mano directorial de Bertrand de Billy, todo el dramatisco y lirismo que el drama sugiere. Una sección de viento totalmente a su aire, fue la nota discordante a lo largo de la función.

Vocalmente, se contaba con un cartel de verdadero lujo. Empezaré citando a la maravillosa  Linda Watson, que encarnaba a una Sieglinde, enamorada, con un timbre realmente bello. La cantante supo expresar en todos sus pasajes toda la ardua tesitura con que la dotó Wagner y logró un éxito de toma y rasga, pues a pesar de su complexión fisica la Watson, subía y bajaba del árbol, se levantaba y caía con una facilidad pasmosa y eso le valió,una sentida y larga ovación a la hora de los aplausos.  Lioba Braun, constituyó una Fricka vengativa. La mezzo, no posse un volumen extraordinario, pero consciente de ello, maneja su caudal canoro con una buena técnica y su centro, grave, y agudo, los lidera con arte.

Jeffrey Dowd, fue un Siegmund, realmente corto. El tenor, cumplió con creces este terrórifico rol, pero le queda ancho, y debe preocuparse por abarcar otros tipos de papel que le corran mejor. No creo que sea Wagner, lo que deba cantar.

Falk Struckmann dibujó un Wotan, “raro”. Hasta mitad de la función, no supe captarle la “deidad” que se le supone, terminando la función, con brillo y suntuosidad. Erik Halfvarson, imprimió al malevólo Hunding, todo el odio y rencor que el personaje tiene que trasmitir. Su cavernosa voz hizo las delicias de los espectadores.

Las 8 walquirias, estuvierón muy bien compenetradas a medida que sus entradas a escena correspondían. Voces de lujo.

Deborah Polaski, es una soprano, que a primera vista, siempre que la voy a escuchar, me pongo el semáforo en ambar. Tengo que reconocer, que la americana es un monstruo escénico (La Zampieri, la Berhens, la Mazzola.....son de este tipo...aunque en otro o semejante  repertorio), quiero decir, que no posee una bella ni atrayente voz, pero su arte es tal, que conmueve en lo que canta y lo que expresa. Desde sus portentosos y endemoniados ¡!HOTOHOOOS!!! con los que entra en escena, se podía adivinar lo que daría de sí. Efectivamente la Polaski ( cotizada Elektra, Isolda, del momento) arrancó con su arte, el sentimiento de esta hija preferida de Wotan. La escena del adíos entre Wotan y su hija, fue un puro dúo de lirismo, la soprano, cansada, pudo terminar con arrojo su parte y Wotan, ejecutó con perfiles históricos su castigo.