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        EL
      PIANISTA Por
      Pablo Nieto 
   Tras adquirir los derechos para llevar al cine "La Lista de Schindler", Steven Spielberg consideró, que había alguien mucho más capacitado que él para abordar este proyecto, hablamos de Roman Polanski. Sus méritos como director le avalaban, pero más aún su
      condición de superviviente del Holocausto. Polanski sufrió en sus
      propias carnes los campos de concentración cuando era niño hasta que fue
      "adoptado" por una familia de polacos no judíos. Nadie mejor
      que él, para trasladar a la pantalla su visión privilegiada del asunto.
      Sin embargo, declinó el ofrecimiento alegando no estar preparado. El resto es historia. Spielberg dirigió con pulso firme
      una de las Obras Maestras del Cine, logrando ganarse el cariño del público,
      la crítica... y 7 Oscars, mejor película y dirección inclusive. Años después, la historia del genial pianista polaco
      Wladyslaw Szpilman le permite a Polanski reencontrarse con su pasado
      trasladándolo a nuestros días. Y es que, "El Pianista" es una
      de las mejores películas del polémico director polaco. Sobria, contenida
      y tremendamente dramática. Algo a lo que contribuye, la historia de este judío
      atrapado en el ‘getto’ de Varsovia, tras lograr evitar su traslado a
      los campos de concentración Nazis, lugar al que si fue enviada toda su
      familia. El precio que tuvo que pagar por su vida es probable que
      muchos no hubiesen podido asumirlo; ya que, 
      Szpilman estuvo recluido varios años, en un deprimente piso de la
      Varsovia Ocupada, sin poder salir del mismo, por temor a ser reconocido...
      Años de soledad y aislamiento del mundo exterior que supo sobrellevar
      gracias a la música. Las notas fluían en su mente, como eficiente
      "morfina" con la que calmar el dolor. Su talento innato para la música, volvería a salvarle la
      vida, cuando accidentalmente se encontró con el capitán Hosenfeld, en el
      acto final de la ocupación nazi de Varsovia.  Wojcieh Kilar, es sin lugar a dudas uno de los
      compositores europeos más respetados de la actualidad, pese a que en los
      últimos años no suele prodigarse mucho en esto de la composición de
      bandas sonoras. A las espaldas de este genial compositor, encontramos
      partituras de la talla de DRÁCULA, RETRATO DE UNA DAMA o LA MUERTE Y LA
      DONCELLA, película esta última con la que colaboró por primera vez con
      su compatriota Polanski. Como era de esperar, Polanski volvió a contar con Kilar
      para EL PIANISTA. Sin embargo, la partitura de Kilar en nada tiene que ver
      con la partitura que John Williams escribió para La Lista de Schindler.
      El trabajo de Kilar es mucho más incidental, y sobretodo, limitado a la
      adaptación de temas y danzas tradicionales judías. Prueba de ello, es
      que esta edición tan sólo contiene un tema del mismo ("Moving to
      the Ghetto").  La explicación a esto es muy sencilla: Chopin. Si por
      algo destacó Wladyslaw Szpilman fue por su inigualable talento a la hora
      de interpretar los solos de piano del padre de la música polaco:
      Frederick Chopin. Por ello, la música sólo aparece cuando Szpilman
      "habla" de Chopin, o piensa en él (por ejemplo: la escena en la
      que se pone a tocar una Polonesa de forma imaginaria ante el piano que
      comparte con él la soledad del piso del ‘Getto’ del que no puede
      salir). Este disco, contiene una selección de las obras más
      representativas utilizadas en la película. Tres Nocturnos (en C-Minor,
      Op.72 y el Op.48),  las
      Baladas No.1 y No.2, el Waltz No.3. Dos grandes Polonesas y el Prelude en
      E Menor acompañando un Andante "Spianato" EN G Major. Todos
      estos solos de piano, son interpretados con gran sentimiento y pasión por  Janusz Olejniczak. 
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