Revista mensual de publicación en Internet
Número 32º - Septiembre 2.002


Secciones: 
Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Midi del mes 
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

EL PROFETA ISMAEL

Por Pedro Coco.

Jerez de la Frontera, 13 de septiembre de 2002. Teatro Villamarta. Recital benéfico de Ismael Jordi (tenor) y Ángel Hortas (piano). Obras de Bononcini, Scarlatti, Bellini, Tosti, Massenet, Fauré, Turina, Obradors, Ginastera, Rossini, Sotullo y Vert.

Siempre reconforta ser profeta en tierra propia, e Ismael Jordi, el joven tenor jerezano que aunque tarde, afortunadamente descubrió su privilegiada capacidad canora, puede sentirse orgulloso de serlo. Con la tarea de abrir la temporada lírica el pasado 13 de septiembre, que coincidiendo con los Mundiales Hípicos contó con la presencia de la Infanta Pilar de Borbón, el tenor ofreció un recital de canciones, arias y romanzas de zarzuela acompañado al piano por Ángel Hortas, habitual colaborador del  Teatro Villamarta.

La primera parte se abrió con tres ‘arie antiche’ que sirvieron únicamente para calentar la voz de Jordi, ya que fue escasa la intención dramática que imprimió a las piezas, restándole todo su intimismo y pureza. Con las siguientes canciones descubrimos que el terreno belcantista es donde mejor se desenvuelve el tenor, con unas bellas canciones bellinianas en las que regaló valiosos ejemplos de media voz, y un canto legato de categoría. Con Tosti hubo momentos de gran belleza, que podrían haber rozado la perfección si la preocupación por una dicción perfecta de un idioma que parece resistírsele aún, no le hubiera encorsetado. Tan sólo hace falta tiempo, ya que la materia prima está, y también la afinidad con estas bellas canciones de salón ‘ottocentesche’.

Tras dos preciosistas mélodies francesas de Massenet y Fauré, llegaron las canciones españolas, de las que Jordi disfrutó sobremanera y donde se sintió muy cómodo, encontrando en su voz un vehículo ideal de expresión. Lo mejor de la noche, la canción argentina del árbol del olvido, que su profesora Berganza ha inmortalizado tantas veces. Sin duda ha sabido transmitirle bien las enseñanzas liederisticas.

El tenor jerezano no se mostró cómodo en la única página operística del programa, el archiconocido ‘Ecco ridente’ del Barbero de Rossini, y la poca entrega nos hace temer por su inminente debut transoceánico del papel. La misma escasez dramática, menos alamante sin embargo, llegó con las romanzas de zarzuela, en las que aunque más seguro, y disfrutando de la música, tuvo problemas con la zona alta del registro. Con la ‘doble’ propina del famoso ‘Adiós Granada’, que inmortalizara su primer maestro, Alfredo Kraus, llegó hasta la última fibra del corazón de los jerezanos, que aplaudieron calurosamente, y le obligaron a repetir la pieza.

El acompañamiento de Hortas fue en todo momento de gran nivel, mostrando gran sensibilidad hacia las piezas y gran atención en su tarea de secundar al cantante.