Revista en Internet
Número 10º - Noviembre 2000


Secciones: 
Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
El lector opina
Crítica discos
Web del mes
Midi del mes 
Tablón anuncios
Buscar

El despertar del niño en la Música.

Por Cristina Isabel Gallego García.

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Este poema de Machado lo he recordado muchas veces al reflexionar sobre el camino que sigo en mi vida. Seguro que tú tampoco puedes vivir sin dar respuesta a las preguntas que la vida te plantea... La toma de decisiones propias, resoluciones... influirá decisivamente en tu rumbo, tu camino... Pero, ¿qué le ocurre al niño pequeño?... Es aquí donde ejercemos una importante labor los padres y educadores, ayudándole al niño a "despertar en el mundo que le rodea".

La finalidad de la Educación Musical en la escuela no es la de promover músicos, sino la de potenciar el desarrollo de las capacidades (perceptivas, expresivas y comunicativas) que se hayan en el arte. Ésta debe alcanzar a todo el mundo sin excepción, ya que es parte de la vida misma.

En la Educación Infantil existen tres ámbitos de conocimiento, la expresión musical se incluye en el tercero, Comunicación y Representación, el cual pretende facilitar las relaciones entre los niños y su medio. El dominio de estas formas de comunicación y recursos expresivos propios de la sociedad en la que viven, será básico para el desarrollo integral de los niños.

Es necesario que nosotros conozcamos como van evolucionando en el niño las capacidades que favorecen el desarrollo musical, para contribuir a su "despertar en la Música".

Ya desde el vientre materno, el niño se encuentra inmerso en un ambiente sonoro: percibe la voz de la madre, su respiración, el flujo sanguíneo... Cuando sale al exterior, el mundo que lo rodea está también compuesto de sonidos, que irá asimilando para entrar en contacto con él.

Dependiendo de sus capacidades (herencia) y de los estímulos recibidos (Medio Ambiente), empezará a balbucear los sonidos, ordenarlos, clasificarlos... Él irá localizando fuentes, objetos sonoros, ruidos que le resultan familiares...

No debemos contentarnos únicamente con hablarle, hay que jugar con sus producciones vocales. Es muy importante que le demos ánimo en todas sus invenciones sonoras, ya que todas las experiencias sensorio-motrices desarrollarán el bagaje musical del niño.

El niño muestra una enorme curiosidad sobre lo que van percibiendo sus sentidos. A través de una Educación Sensorial, estimularemos al niño para que la información que le llega del exterior sea la base de posteriores aprendizajes significativos.

Los primeros años de vida, constituyen un período de rápido aprendizaje que genera grandes cambios. Evolucionan las actividades básicas del desarrollo motor, controlará los movimientos globales del cuerpo y su relación con el espacio... Con la adquisición de la motricidad gruesa, se incluyen las conductas relativas al control de los músculos de la cabeza, tronco y extremidades, que suponen generalmente la adquisición de todo el organismo.

Con el intercambio de sonido y actividad motriz, irá enriqueciendo su sentido rítmico. La memoria rítmica (motriz) y la del sonido (sensorial-afectiva), preceden normalmente a la memoria semántica de las palabras (de naturaleza cognitiva).

Cuando se supere la etapa de las nanas, es positivo que le enseñemos canciones infantiles; éstas favorecerán la adquisición del ritmo, les ayudarán a encadenar sonidos... Los niños disfrutarán oyéndolas y cantándolas siempre que se seleccionen de acuerdo a sus intereses y aptitudes interpretativas.

También es necesario enseñarles a respirar correctamente, el efecto que tenga sobre las voces, será sumamente beneficioso.

Con la adquisición de la motricidad fina, el niño podrá realizar actividades finas y precisas con sus manos, que le permitan tomar objetos (por ejemplo: instrumentos musicales), sostenerlos, manipularlos con destreza...

Complementando la información anterior con el currículo de la Educación Infantil en el nuevo sistema educativo, podría decir que la expresión musical a estas edades (0 a 6 años), trabaja la sensibilización audio-perceptiva y la coordinación progresiva de los movimientos de las partes del cuerpo para proporcionar a los niños las primeras vivencias acerca de los elementos musicales; favorece el contacto con las experiencias sonoras que puede ofrecerles el mundo que les rodea; les ayuda a participar en producciones sonoras y musicales; las canciones, juegos rítmicos, danzas que se le enseñan contribuyen a su desarrollo...

El niño, conforme vaya creciendo, irá aumentando su capacidad para la entonación, desarrollará su creatividad improvisando canciones, danzas... Cada vez irá mostrando un mayor interés por este lenguaje si ha recibido una buena enseñanza musical desde la infancia.

Ya para la iniciación en el aprendizaje de un instrumento, influyen más factores: adquisición del esquema corporal, grado de madurez, posibilidades de apreciación musical del niño, motivación e interés, apoyo de la familia...

El esquema corporal según Coste es la organización psicomotriz global en la que entran en juego todos los mecanismos y procesos de los niveles motores, tónicos, perceptivos, sensoriales y expresivos, a los que hay que añadir el aspecto afectivo.

En el concepto de madurez podemos hablar de diferentes enfoques: maduracional (debe esperarse el periodo cronológico más apropiado para que el organismo esté dispuesto a la realización de una determinada actividad), ambientalista (el camino hacia la maduración es fundamental a través de la acción de factores externos al individuo)... Yo me decanto por un tercer enfoque, interaccionista, es síntesis de los dos anteriores y entiende el desarrollo como resultado de la interacción entre herencia genética y aprendizaje ambiental.

La motivación e interés del niño es fundamental para la iniciación en un instrumento. Quisiera ejemplificarlo con la anécdota que me contó una amiga. A su hijo pequeño le gustaban todos los instrumentos musicales, y no sabía por cual decantarse, así que decidió llevarlo a una tienda especializada para que pudiera tocarlos. El niño fue el protagonista activo de su aprendizaje, eligió el instrumento una vez que hubo experimentado con todos los que tenía a su alcance. Ella no lo forzó, sino que esperó a que éste manifestara interés en ello y lo apoyo en su decisión.

Nosotros debemos conseguir que todos los niños sean capaces de sentir placer haciendo música, que desde su más tierna infancia aprendan a escucharla, para desarrollarse armoniosamente; educar a un niño musicalmente significa transmitirle el lenguaje musical de forma viva para que aprenda a amar la Música.

Y quisiera terminar con las palabras de Kodály, para que reflexionemos sobre la labor tan importante que se nos ha encomendado a todas las personas preocupadas por la educación de los niños (padres, familiares, maestros...): "Los años comprendidos entre los 3 y los 7 son decisivos en la vida de un hombre. En esa época se desarrolla su carácter y su destino para toda la vida. Si la enseñanza descuida y no aprovecha estas edades, es muy difícil que más tarde el daño se pueda reparar".