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Número 88º - Junio-Septiembre 2.008


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¿CÓMO TRABAJAR LA MÚSICA EN EDUCACIÓN INFANTIL?

Por Natalia López Díaz. Titulada en magisterio.

La educación musical es un aspecto muy importante en el desarrollo infantil, y se puede trabajar desde diferentes enfoques y a través de infinidad de actividades debido al principio de globalización de la educación. Esta perspectiva nos indica que no debemos separar ni jerarquizar las enseñanzas, sino trabajarlas de forma integral.

Por esta razón, al ejercitar la psicomotricidad, por ejemplo, lo podemos hacer con una actividad al ritmo de algunos instrumentos musicales, favoreciendo así el contacto con distintos timbres, sonidos de percusión o de viento, diferenciar distintas intensidades…Se podría realizar sobre este juego variables del siguiente tipo:

_ Danzar libremente por el aula o lugar donde se realice la actividad acompañados por el sonido de unas maracas.

_ Correr o ir muy despacio hasta incluso pararnos a modo de estatua, siguiendo la velocidad de los golpes de una pandereta.

_ Realizar un cuento motor en el que introduciremos lluvia (agitar de maracas), truenos (golpes de pandereta), campanas (triángulos)…y todas las demás posibilidades que nos ofrece la imaginación.

De esta forma el desarrollo musical y el psicomotor se pueden trabajar en armonía y de una forma muy práctica y directa, potenciando la adquisición del esquema corporal en el niño, que es un concepto muy completo referente a la conciencia de nuestro propio cuerpo y de todas las posibilidades y limitaciones que éste nos ofrece.

En esta misma línea, encontramos un juego que divierte mucho a los niños, llamado “Hago música con mi cuerpo”. En él, la idea principal sería marcar distintos ritmos con las palmas, los pies y la boca e interpretarlos posteriormente.

Una variante sería realizar todos los sonidos que podamos con nuestro propio cuerpo: con los dedos, la lengua, los dientes…y dejar que sean ellos quienes aporten nuevas ideas. Es muy importante comprender la curiosidad innata de exploración que se posee desde el nacimiento y lo fascinante que resulta a esa edad descubrir las distintas características del entorno por sí mismo. A partir del contacto con los objetos, el ensayo y el juego se abre un abanico de posibilidades físicas (color, textura, forma…), entre las que incluimos, por supuesto, el sonido.  

Otra opción sería realizar un musicograma en la pizarra para que los alumnos lo sigan. Podríamos definir el musicograma como una interpretación de la música mediante dibujos. Así, pintando dos manos y un pie, por ejemplo, representaríamos dos palmadas y un golpe de zapato, creando de esta forma diferentes melodías además de permitir adquirir la noción de lectura musical.

Existen dos formas distintas de utilizar el musicograma en clase:

    Una es a través de dibujos que representen una narración o apoyen diferentes momentos o sucesos de la misma.

    Y otra es dibujar símbolos que hacen referencia a distintos elementos de la música. 

Unos ejemplos gráficos podrían ser los siguientes:

 

  En estos ejemplos se alternan imágenes que representan a palmadas, golpes con los pies, maracas, platillos y silencios, de esta forma van aprendiendo a reconocer la grafía del silencio, la clave de sol, distintos instrumentos…para comenzar interpretando poco a poco sencillas partituras musicales. 

         Los maestros debemos ser conscientes de que el desarrollo musical es un aspecto muy importante en la expresión del pequeño y que existen tantas actividades que favorecen el conocimiento musical en la infancia como todas las que nos ofrecen la imaginación y la creatividad. Desde las canciones, hasta fabricar nuestros propios instrumentos de reciclaje, poner música clásica para determinados momentos del aula, creando así una rutina diaria que acompañe a diferentes hábitos del día, como son el momento para el trabajo individual, la hora del desayuno, juego por rincones…, bailar al son de distintas músicas…etc. Todas estas posibilidades de actividad no necesitan gran cantidad de instrumentos ni de infraestructuras, lo realmente importante es saber sacar partido a las posibilidades con las que contamos e imaginar distintas soluciones.

         En esta línea podemos destacar el reciclaje como una actividad muy positiva en educación infantil, ya que construir instrumentos musicales despierta por completo el interés del niño (al ser algo nuevo para ellos el crear con objetos que habitualmente desechan en casa), capta su atención y participación, ya que son protagonistas de todo el proceso (pedir colaboración a la familia y aportar ellos mismos los materiales) y favorece la motivación. Este último aspecto es muy destacable pues, además de fabricar algo nuevo, les encanta la idea de fabricarlo para ellos mismos, su propio juguete para explorar, sumado al hecho de que divertirse haciendo sonar distintos elementos no suponga ningún problema (a diferencia de lo que pueda ocurrir habitualmente en el hogar si el niño realiza una exploración independiente del ritmo golpeando una cazuela, por ejemplo) y además esta producción sonora sea parte del ejercicio. De esta manera, descubrirán de forma instintiva, lúdica y natural el sonido y sus distintos parámetros, que son:  

§  Intensidad.

§  Timbre.

§  Altura.

§  Duración.

Algunos instrumentos musicales que podríamos fabricar para un taller de reciclaje serían: 

v  Maracas: se realiza metiendo semillas, lentejas, arroz, pequeños objetos…dentro de un envase, como una botella de plástico vacía.

v  Castañuelas: podemos imitar unas castañuelas haciendo sonar dos cucharas de plástico.

v  Triángulo: golpeando un objeto metálico con otro más fino, como por ejemplo una varita de metal contra una herradura.

v  Carrillones: colocando varias botellas llenas de líquido a media altura. 

No debemos olvidar que al crear nuestro taller de instrumentos caseros potenciamos uno de los temas transversales de la educación infantil como es “Educación para el medio ambiente”, favoreciendo además la conciencia de reutilizar objetos con nuevas finalidades y el respeto y cuidado del entorno y la naturaleza.

Una educación global persigue un desarrollo completo en los alumnos, por ello se debe favorecer el conocimiento musical en todos los ámbitos educativos y una utilización provechosa de los distintos y numerosos recursos didácticos:

o   Canciones.

o   Textos orales (nanas, retahílas, adivinanzas, poesías, cuentos, refranes…).

o   Exploración de la voz, sonidos realizados con nuestro cuerpo (chasquidos…).

o   Audiciones.

o   Danzas.

o   Juegos musicales de distinto tipo (psicomotor…).

o   Etc.

Lo que nunca se debe hacer como educador es limitarse a las posibilidades materiales con las que contamos, sino que es nuestro deber explorar y enfocar la música como lo que es, un campo de trabajo demasiado amplio como para restringirlo a contados momentos semanales, sino que debemos concebirlo justamente como un lenguaje y una forma de expresión de sentimientos y emociones, además de una fuente de actividades y juegos.

 En definitiva, la educación musical es un aspecto básico para el objetivo principal de la educación, es decir, el desarrollo integral del niño.

 

BIBLIOGRAFÍA:

§  PROPUESTA DIDÁCTICA MÚSICA. Oxford Educación. (Imágenes).