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Número 88º - Marzo-mayo 2.008


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LEVI VUELVE A SEVILLA 

Sevilla, Teatro de la Maestranza. 4 de abril de 2008. XVIII Temporada de conciertos de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Tchaikovsky: Concierto para piano nº 2. Rimsky-Korsakov: Sheherezade. Stephen Hough, piano. Yoel Levi, director.

Por Fernando López Vargas-Machuca.   

El Segundo de Tchaikovsky no es ni de lejos una obra maestra, pero se trata de una partitura vistosa, elocuente y atractiva que es capaz de seducir si cuenta con un pianista de sonido poderoso, gran agilidad digital y vehemencia en el fraseo a su servicio. El británico Stephen Hough estuvo a la altura de las circunstancias en una actuación fulgurante y arrebatadora en la que, no obstante, se podía haber pedido una mayor atención al matiz expresivo y un mejor autocontrol para no desbordarse en determinados pasajes en los que se dejó llevar por la pura mecánica. La batuta de Yoel Levi se mostró brillante y encendida, aunque por momentos resultó en exceso metronómico y algo contundente y, como el pianista, no le sacó todo el partido posible a la gama dinámica. Los aplausos del respetable fueron respondidos por Hough con una de las bellísimas piezas líricas de Grieg, interpretada con exquisita pero nada meliflua sensibilidad.

Hay dos vías opuestas y complementarias para interpretar Sheherezade. La una consiste en subrayar la vertiente épica, dramática y narrativa de la historia, subrayando la extraordinaria riqueza tímbrica de su sapientísima orquestación y la variedad de situaciones propuestas. La segunda es decantarse por la vertiente lírica y sensual de la obra, optando por un colorido más pastel, una mayor atención a las atmósferas y un fraseo más ensoñado, aun a riesgo de perder brillantez y sentido de los contrastes. Fritz Reiner y Kiril Kondrashin son respectivamente, con sus referenciales realizaciones discográficas, los mejores representantes de cada una de estas líneas. En su retorno al teatro de la Maestranza tras su visita al frente de la Philharmonia Orchestra, Yoel Levi se decantó claramente por la segunda opción, y tuvo además el valor de evitar las dinámicas saturadas y los efectos de cara a la galería hasta el punto de parecer en exceso tímido en ocasiones.

Fue en este sentido una recreación sensata y de muy buen gusto, admirable en su claridad y en el empaste de la orquesta, bien diferenciada en sus planos sonoros y muy atenta a las gradaciones dinámicas, y si hubo algo serio que reprochar fue un discurso un tanto deslavazado en el que ciertas caídas de tensión -en el primer movimiento, sobre todo- y alguna tendencia a la dulzura -el final- no permitieron que la música discurriera con la naturalidad deseable; momentos como el choque del barco de Simbad contra las rocas, por el contrario, estuvieron revestidos de una grandeza tan apabullante como carente de retórica.

Mención aparte merece la formidable ejecución por parte de la Sinfónica de Sevilla, pues a pesar de unos trombones broncos y de unas trompetas algo fallonas mantuvo en líneas generales un nivel muy alto en el que sobresalieron la tersura de los violines, el virtuosismo de la percusión, la sensualidad de la flauta, la redondez del fagot y, sobre todo, la musicalidad excepcional del oboe. Absolutamente fabuloso en lo técnico y en lo expresivo el concertino invitado para la ocasión, Xuan Du, no sólo en la partitura de Rimsky sino también, y junto a un espléndido chelo, en el importantísimo dúo del Andante non troppo de Tchaikovsky. Parece que anda ahora mismo en el Teatro San Carlos de Lisboa. ¿A que esperan en Sevilla para contratarle? Dejarle escapar sería un grave error.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web oficial de Stephen Hough: http://www.stephenhough.com/

Web de la ROSS: http://www.rossevilla.com

Web del Teatro de la Maestranza: http://www.teatromaestranza.com/